Cohetes, gaita y baile en la inauguración de la escuela de Salarzón (Mayo 1927)

Atentamente invitados, hemos asistido a la inauguración de la nueva escuela de Salarzón, pintoresco pueblecito recostado perezosamente en la falda de Peña Sagra y orlado con una Iglesia y un Palacio de construcción majestuosa, como debidos a la munificencia del Conde de la Cortina.

La nueva escuela es otra construcción que le embellece, pues por su posición, aparece como el centinela avanzado que velará constantemente los sueños de la pacífica aldea. Está formado el nuevo edificio por un rectángulo, casi un cuadrado, de sólida construcción, bien orientado, ocupando toda la parte baja, el salón de clase y un pequeño vestíbulo de espera.

La sala de clase bien ventilada, con luz abundante y repleta de material moderno y nuevo. El piso principal es el destinado para casa-habitación del maestro y por su distribución, la proporción simétrica de sus huecos y su alegre orientación, bien merece los honores de chalet.

Después de una suculenta comida hecha abajo, en el valle de Honor, la ascensión es penosa hecha a pie y bajo un sol de Mayo que nos atizona sin piedad en la ladera por donde serpentea el tortuoso camino; pero de todas las incomodidades nos desquitamos con creces ante las finas atenciones de aquellas gentes, sencillas y buenas, que se desviven obsequiosas con los forasteros, siendo además motivo de gran satisfacción para nosotros el objeto de nuestra visita al pueblo, tan elevado en altitud como en amor a la cultura, puesto que somos de los que estamos convencidos de que la prosperidad de una nación depende del número de sus escuelas.

A las cuatro, y después de anunciado el solemne acto con un derroche de cohetes, el señor ecónomo del pueblo, en presencia de las autoridades y numeroso público, procedió a la bendición del nuevo local, artísticamente adornado previamente para la celebración de este acto, con tanto deseo esperado por el pueblo.

Terminada la ceremonia religiosa, las autoridades, invitados y numeroso público, invadieron el amplio salón de clase, que se llenó totalmente.

Ocupa la presidencia el culto y celoso inspector de esta zona, Don Daniel Luis Ortiz, y acto seguido se levanta a hablar el Diputado provincial don Gerardo Cantero.

Dice que lo hace a nombre y por encargo del señor Presidente del pueblo, don Santiago Dobarganes. Hace historia de los insuperables esfuerzos que supone, para un pueblo de tan reducido vecindario, la importante obra que por el momento nos cobija. Enumera, agradeciéndolo en nombre del pueblo, la lista de los centros y particulares que tan generosamente han contribuido a levantar la espléndida obra que inauguramos. Canta, en párrafos elocuentes, la importancia de la escuela pública y se extiende en otras consideraciones que, en honor a la brevedad, no detallamos; pero que el público aplaudió frenéticamente.

Seguidamente ocupa la tribuna el maestro de Tama, señor Monasterio, quien pide también un aplauso para todos los que han contribuido a levantar este nuevo templo a la cultura popular.

Dice que, según las últimas estadísticas, el analfabetismo ha desaparecido de la provincia de Santander, que marcha, en el desarrollo de la instrucción pública, a la cabeza de las provincias españolas; debiéndose, a su juicio, este progreso a la labor del cuerpo de inspección, que con sus sabias orientaciones mantiene vivo el entusiasmo del magisterio, y muy principalmente a la patriótica labor de los indianos, citando como ejemplos elocuentes los cuantiosos donativos remitidos a este objeto por el "Centro Montañés" de la Argentina, por el "Club Liébana y Peñarrubia" de la Habana y por tantos y tantos otros particulares que han formado largas listas de donantes en pro de la obra de cultura y saneamiento de los pueblos. Dice que los pueblos, al celebrar la Fiesta del Indiano, lo han hecho hasta ahora con marcada tacañería, y pide se celebre, como gratitud a estos, de manera más espléndida y ostentosa.

Luego don Gerardo Monasterio habla por el "Centro Montañés" de la Argentina, dando lectura a unas hilvanadas cuartillas; y don Higinio Campo, de Bejes, pronuncia también breves pero elocuentes palabras por el "Club Liébana y Peñarrubia" de la Habana, señalando la obra de cultura que ha desarrollado aquel centro y los buenos propósitos que sigue abrigando en esta materia.

Los niños Ignacio Gómez Salceda e Irene Blanco Fernández pronunciaron también largos discursos con desusada desenvoltura, dados sus pocos años, siendo, como los anteriores oradores, muy aplaudidos.

Luego el señor Inspector, don Luis Ortiz, hace muy elocuentemente el resumen y en párrafos llenos de unción profesional, excita, estimula a los niños y a los padres de familia para que no se pierdan los esfuerzos que todos pusieron en levantar aquella obra, para que saquen todo el fruto que la instrucción promete. Aconseja con una exhortación paternal para que la asistencia de los niños a la escuela sea una realidad y por ningún pretexto sea interrumpida. Dice que si el hogar forma al hombre, la escuela le pulimenta, le instruye, le perfecciona y le pone en condiciones de cumplir el papel que la Providencia le haya reservado en esta vida.

Había grandes deseos de escuchar el verbo cálido y sincero del señor Ortiz, y a fe que no defraudó las ilusiones del auditorio, que premió su elocuente discurso con una prolongadísima ovación.

Diose por terminada la fiesta objeto de nuestra visita; pero como epílogo, la juventud, que se había provisto del indispensable gaitero, organizó un animado baile y el señor Cantero, entendiendo que "de la panza sale la danza", y que el cierzo que bajaba de Peña Sagra no era muy acariciador para los que bailaban en camisa, mandó imponer una cubita de rico Liébana al pie del baile, que con otros ingredientes había de seguir de lastre en el próximo aterrizaje.

Otros nos trasladamos al palacio de los señores Gómez Salceda, donde fuimos amablemente obsequiados, según es proverbial en dicha casa.

Con esto de dio por terminada una fiesta que por su importancia, por su buena organización y por su fin, era digna de una reseña con más salsa que la que tiene este torpe cronista de LA VOZ.

Copiado de la revista LA VOZ DE LIÉBANA, nº 828 de fecha 15 de mayo de 1927 y firmado por "Un Asistente".

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