Los bolos en Liébana

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En Liébana la afición a los bolos está en baja

Siempre hubo buenos jugadores pero ahora cada día se juega menos, además desde tirucos de críos

Juan Manuel de las Cuevas, "Nel"

Bolera de Trillayo en el año 1.912En ese natural rico museo, Liébana tienes mucho qué mostrar a quien pisa tu tierra de rareo en días de calor canicular. (Tomado del canto a Liébana, escrito en Oporto (Portugal) en el año 1.895 por el doctor de la Iglesia Don José Rodríguez, de Cosgaya).

Más de DIEZ AÑOS escribiendo de bolos, opino que dan derecho, y si no lo cojo yo, a sacar al sol y airear un poco las cosas bolísticas lebaniegas. Es Liébana, la querida región donde nací, al amparo de la Santísima Virgen de la Luz (La Santuca ). Allí di los primeros pasos y empecé a jugar a los bolos.. en el camino que va de casa a la plaza principal del pueblo, muy cerca de la fuente pública y con unos bolos que el amor de mi padre (que en gloria esté) me había fabricado a golpe de azuela. Aún parece que los estoy viendo. Con ellos jugábamos los amigos de la infancia: Mariano, Luis, Esteban. etc. Ni entonces ni después, en plena juventud y mucho menos ahora, pude pasar de una más que mala medianía. Pero, por herencia, traigo en las venas la afición.

¡Cuántas jarras de vino habré jugado en la bolera "del Río" que luego perdía... mi tía Elisa!. ¡Cuántas regañinas por marcharnos a la bolera y olvidar ., que había que comer ¡a mediodía!.

Saco todo esto a colación porque en Liébana la afición bolística está en baja. Ya casi no juegan a los bolos (¿qué hará los Domingos la gente joven?) y cuando se deciden lo hacen desde tirucos propios "para críos". Se perdió aquel prurito de jugar desde los tiros "de hombres", como en la bolera de San Miguel en Bedoya, que tenía veintitantos metros de tiro, o en la misma de Potes, donde hoy se juega el Campeonato Nacional, antes de ser arreglada. Se "olvidó" la hazaña de Pedro Soberón, cuando en Cahecho (el pueblo donde él "pretendía" a la que luego fue su esposa), quiso lucir sus habilidades y ¡abrió la portilla de una finca para tirar de más atrás!

Quisiera "picar" en su amor propio a los jóvenes lebaniegos para que, con la ayuda de éste certamen Nacional que por primera vez se celebra en Potes, las boleras de Liébana vuelvan a la gran actividad que antaño tuvieron. Dios lo quiera.

Un sinfín de boleras hay en Liébana

De sus muchos pueblos y aldeas (dicen que hay 365, tantos como días tiene el año) no habrá ni una sola que no tenga su bolera. En Tama pueden ver aún CUATRO JUNTAS, costeadas por el mecenas bolístico e indiano Don Luis Cuevas. En Colio hay una estupenda y en ella se hicieron siempre grandes jugadores. En mi pueblo, Trillayo, de doce vecinos, teníamos la del "Río", buena para el verano y después de nuestra guerra de Liberación construimos a golpe de pico y con el esfuerzo de todos, casados, solteros, viejos y jóvenes la bolera "de invierno".

Por lo accidentado del terreno, casi todas se han conseguido después de mucho trabajar y lo bueno del caso es que muy pocas (posiblemente sobren dedos de una mano para contarlas) pertenecen a particulares, por lo general son "de pueblo". Cercana a la bolera de "los hombres" estaba siempre la de "los críos" y ¡cuánta ilusión nos hacía poder jugar cuando empezábamos a "mocear", en la bolera grande!. Allí, a su lado, también se hacía el baile, de forma que viejos y jóvenes estábamos juntos, unos a la vista de otros. Y todos nos divertíamos santamente.

Aquellas cuadrillas lebaniegas

Al igual que en el resto de la Montaña , antiguamente se formaban cuadrillas (el nombre lo indica) con cuatro jugadores. Luego, cuando vino la moda de jugar en parejas, se las llamó "partidas", ya que las cuadrillas se partían en dos.

En aquellos años, 1.910 a 1.930, hubo en Liébana grandes jugadores. Algunos aún viven, a otros los recuerdo vagamente y de todos oí hablar muchísimo.

Formaban legión: Los hermanos Almirante, don Esteban y Mariano. Los también hermanos Riaño, Emilio, que aún vive, y Paco. Éste falleció joven, pero aún tuvo larga historia por sus triunfos individuales y en cuadrilla frente a los ases de Santander y Torrelavega.

El reverendo don Julián Revilla, que en unión de sus hermanos, Sergio y Guillermo metieron el coco por las boleras de Santander y Asturias. Guillermo, anciano ya, vive por Madrid y no hace tantos años que demostraba en las boleras lo que debió de ser de joven.

Julián Monasterio, "el Maestro de Tama", y su primo de igual nombre y apellido de Trillayo, que en 1.917 ganaba con los hermanos Riaño y el reverendo don José González Parra el concurso de Panes. También éste último, conocido como "el cura Parra", iba por las boleras acompañado de su hermano Froilán, buen jugador, aunque sin llegar a la clase y estilo del sacerdote.

Los cuatro hermanos Agüero, de Cabañes, ganadores en mil sitios. Juan Cuevas, de Potes y que ahora vive en México y tantos otros que siento no recordar.

Las partidas en los años treinta

Con la llegada de las "partidas" vino también la gente joven, que pegaba fuerte, allá por los años treinta, y la figura destaca de la figura de don Juan Alonso, aunque, por modestia, me prohiba hablar de él; pero fue temible por su eficacia y por su gran juego.

Los hermanos Pedro y Nicolás Soberón, de Pumareña. Lino, "el chofer". Molina, de Potes. Abilio, de Cabezón de Liébana. Paco y Moisés, de Trillayo; (la clase de éste último tuve "mil ocasiones" de sufrirla, pues a pesar de mis trucos, nunca le pude ganar). Esteban y Juan José, de Colio. Para Juan José, el amigo de la juventud, quiero tener un recuerdo emocionado. Falleció en México, víctima de accidente de aviación, y era un gran jugador de bolos. En una ocasión subí con él al histórico pueblo de Mogrovejo; era el día de la romería y había un Concurso. Quiso que participásemos. Él empezó a derribar bolos y sacar emboques, mientras que yo, con una "canica" imposible de describir, no veía ni la bolera. Ganó el premio individual por muchos bolos, pero de parejas.. ni agua.

Se olvidaban, en el cuarto de la memoria, Domingo, "el guardamontes" de Lebeña; Angel Verdeja, "el molinero"; Pepe Guerra, de Tama y tantos otros cuya lista se haría interminable y que espero algún día me detalle el que fue buen jugador y hoy árbitro auxiliar del Colegio de la Federación Cántabra, Juan García Alonso, de Cambarco.

Los jugadores de la postguerra

Después del año 40 seguían imponiendo su clase muchos de los anteriores citados, pero también empezaron a surgir nuevos jugadores, siendo la figura más destacada Angel Soberón, que ganó en Santander, para él y para Liébana, un Campeonato Provincial de Segunda.

Marchó pronto a México y ello le privó de que su nombre "sonara" entre los mejores jugadores de la Montaña. No obstante, antes de marchar, "le dio tiempo" a ganar, en compañía de Rilo (dos chavales entonces) a los grandes ases de la época, como eran Angel Maza y el Zurdo de Bielva. Fue una victoria sonadísima. En México consiguió muchas veces el Campeonato, por lo que es posible sea el único jugador que tenga títulos en dos naciones. La clase de éste perdura, pues, aunque ya pasó la barrera de los cuarenta, todavía derriba bolos y gusta verle jugar. Este año se codeó con los de primera categoría y nunca hizo mal papel.

También fue un as dentro de la región, Nani, de Turieno que tantos famosos desafíos libró con el "Panadero" de la Hermida. Este hombre, hermano mayor de Emilio, ese que viene al Campeonato representando a Barcelona. Ico fue un jugador de grandes posibilidades y un pulso excepcional. ¡Lástima de la poca afición que tiene!.

Vienen luego Nando Vega, de Frama, que ahora juega en Beranga, en la Liga. Vicente Gómez que juega con los de Solares y allá en sus años mozos fue temible. Le conocíamos por "Vicentín, el de la Caseta ". Miguel Torre, de Valmeo, que también ha "sonado" como jugador de bolos en Santander.

Los jugadores de la actualidad

En la actualidad tenemos pocos jugadores y si no lo remedian pronto, se quedarán sin ninguno, pues habituados a jugar de esos tiros "de críos" no pueden competir con los jugadores de otras regiones.

Que en Liébana los hay de clase, lo vemos al destacar los pocos que salen. Miguín, (hijo del guardabosques de Lebeña) está triunfando en México igual que primero, pues le conocían los jugadores de Torrelavega bien. Daniel Peña, de Toranzo, cuando cumplía el servicio militar en Santander, jugó y gustó mucho. De Onésimo González no hace falta hablar, pues los de "la Carmencita" le tienen como cosa propia.

Por Santander y Bilbao andan los hijos de Esteban Róiz, de Colio y todos ellos demostraron la clase y pulso heredados de su padre. Por Barcelona siguen triunfando los hermanos Prellezo, hijos del maestro de Perrozo.

En la bolera de Potes juega éste Campeonato Florencio Collado, Chencho, de Colio, después de clasificarse un año sí y otro también en los primeros lugares del Campeonato Vasco.

En Potes están Seín y Jandro. Otra pareja de Toranzo, compuesta por Daniel y Santos Gómez. Gorio, de Salarzón. Un verdadero regimiento de ellos que bajan siempre de Colio. El hijo de Felipe Bulnes, de Tama. El de Pepe Sandi, de Potes., etc. etc.

Hay que poner todos un poco

La solución no es fácil, ni está ahí, a la vuelta de la esquina. Hace un año, o así, el reverendo don Ambrosio Cuesta, con la colaboración de los también sacerdotes don José González Parra, don Juan Alonso y don Pedro Llanes, organizaron una Liga de bolos. Pero no tuvo éxito.

Para que lo consiga hay que constituir primero las Peñas o Sociedades Bolísticas y que sus directivos se encarguen de la buena marcha del torneo; pero si se deja esperando que los jugadores vayan por su iniciativa a un sitio y otro, terminará mal.

No olviden los concursos juveniles. Unas cuantas copas dadas en veces para los chavales y en distintas boleras pueden ser una solución de largo plazo. ¡Hay que intentarlo!.

- Artículo escrito por Juan Manuel de las Cuevas, "Nel", publicado en el Diario Montañés con fecha 18 de Agosto de 1.963 y facilitada a ésta página por Gabino Santos, historiador y artífice de una web dedicada al Concejo de Espinama: www.espinama.es.

 
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