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Las campanas de la parroquia de San Pedro de Bedoya hacía ya bastante tiempo que no sonaban. Nadie quería subir al campanario. El motivo no era otro que el peligro de derrumbe del mismo. Pero por fin, el día del Corpus, se pudo escuchar en todo el valle el sonido alegre de las campanas que invitaba a los fieles a asistir a la procesión del Corpus por las calles de San Pedro. Se había instalado un flamante y seguro campanario. Y para festejar tal evento, tuvo el honor de inaugurarle un antiguo campanero: José Angel Cabiedes (Pepín), que a sus 83 años subió los empinados escalones de la escalera de caracol y tocó las campanas todo lo bien que él sabe, rememorando viejos tiempos. Seguro que mientras las repicaba, algún recuerdo, ya lejano, merodeó por su cabeza.