Entronización del Sagrado Corazón
Invitado por el pueblo de Bedoya, he asistido a las solemnes y extraordinarias fiestas religiosas, organizadas por el culto y virtuoso párroco-arcipreste don José Barrallo y celebradas el pasado miércoles con gran éxito. Con razón se titula a este Valle de Bedoya, situado en la estribación de "La Peña Ventosa-Sagra", "Valle de honor de Liébana", y yo le titularía "Valle del Reinado de Cristo", porque si frondoso y fértil es su campo, fertilísimos son los corazones de sus habitantes en lo que se refiere a la fe y amor a Cristo-Rey, como dieron prueba en la fiesta que brevemente voy a reseñar.
ROSARIO DE LA AURORA
A las cuatro y media de la mañana, el toque de campanas y las bombas reales disparadas con profusión, congregó a los fieles del Valle y muchos forasteros de la región lebaniega, frente a la Casa-Rectoral, en donde tuvo lugar la bendición de dos hermosísimas imágenes de un metro de altura "El Santo Ángel de la Guarda", y "La Dolorosa", donadas por el pueblo.
En aquel momento da principio el Santísimo Rosario de la Aurora. Es un acto conmovedor y fantástico; las nuevas imágenes son llevadas en hombros de las piadosas Hijas de María: María Cuevas, Agustina Martínez, Priscila Diez Cabezudo y Petra María de las Cuevas; y el "Santo Ángel" por los gallardos mozos: Pedro Soberón, Fidel Bustamante, Antonio Gómez y Domingo Miguel.
Presiden seis sacerdotes y autoridades y se dirigen procesionalmente a la parroquia de San Pedro; se oyen los dulces cánticos del "Ave María", que se confunden con los que entonan las aves del cielo que desde los robledos y hayas de estos espesos y frondosos montes anuncian el alba de este gran día de recuerdos.
Sigue la procesión por las fértiles orillas del siempre ruidoso afluente del Deva que nos trae el saludo de "La Santuca", que se asienta en "La Peña Sagra"; y entre las blancas y risueñas casitas rodeadas de fértiles huertas, llegamos al histórico templo parroquial.
Allí el ilustrado cura encargado de Castro-Cillorigo, don Timoteo del Blanco, celebró la misa de comunión, en la que recibieron el Pan Eucarístico casi todos los fieles de Bedoya, nota ésta para mí la más simpática de la fiesta.
A continuación, se bendijeron 120 placas del Sagrado Corazón de Jesús, y recibió una cada vecino de manos de su señor Párroco para que las colocasen en sus hogares, a fin de llevar a cabo la Entronización en la fiesta de la tarde.
BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES
A las 10 se congregó de nuevo el pueblo y muchísimos forasteros en la pintoresca quinta del exdiputado provincial y ferviente católico don Gerardo Cantero. En unas artísticas andas, engalanadas primorosamente, se destacaban las nuevas y preciosas imágenes de San José y de la Virgen del Carmen, que dicho caritativo señor ha donado a su querida parroquia, y que miden 1'20 metros.
Si grande fue el entusiasmo en la bendición y procesión de las anteriores imágenes, no fue menor, en esta, llevada a cabo por el citado arcipreste señor Barrallo. Los niños de la Escuela, presididos por su ilustrado maestro, don Demetrio Nañez, enarbolaban banderas nacionales; las asociaciones con sus estandartes, clero, autoridades; himnos cantados, voladores y bombas reales, todo ofrece un hermoso conjunto, que no puedo decir en una breve reseña periodística.
MISA SOLEMNE
Entra la procesión en el templo de San Pedro, y colocadas las cuatro nuevas imágenes en sus tronos, da principio la misa solemne, que celebra el señor cura de Bárago don Jesús P. Palacios, asistido de los señores curas de Tama y Lebeña, don Manuel Briz y don Timoteo Blanco, quienes lucen por primera vez unas riquísima dalmáticas hechas por las RR. MM. Agustinas Recoletas de la ciudad de Palencia, a quienes desde estas columnas felicitamos, por estar ajustadas a las normas litúrgicas y esmerada confección.
Actuó de maestro de ceremonias el virtuoso cura de Salarzón, don Martin Diez Cabezudo. Predica elocuentemente sobre "El amor y el Reinado del Corazón de Cristo", el citado señor Arcipreste y canta la misa un coro de 20 voces dirigidas magistralmente por el señor don Vicente de la Vega.
LA ENTRONIZACION
A las tres de la tarde acudieron todos los fieles al templo con el mismo entusiasmo. Hubo Rosario y Sermón que predicó el reputado orador sagrado doctor don Ángel Balloqui, virtuoso cura de San Vicente de la Barquera. Su tema sobre la Fe y la Caridad, fundamento del Amor patrio, así como el canto a la generosidad de los piadosos donantes, causó honda emoción en los lebaniegos.
Cuatro simpáticas niñas, Matilde de Cuevas, Mercedes Soberón, Natividad Gómez y Áurea Soberón recitaron inspiradas poesías para cada una de las imágenes inauguradas, y el señor párroco consagra al pueblo al Sagrado Corazón de Jesús con sentida plática. Se organiza la tercera procesión presidida por el señor párroco de Tama, y se lleva a cabo la "Entronización" en el Concejo, Escuela, Casa Rectoral, y demás hogares, entonándose por las Hijas de María y sacerdotes himnos para éste fin, resultando un acto conmovedor.
La procesión terminó en la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, entre vítores de triunfo y entusiastas enhorabuenas, regresando por los distintos caminos y vericuetos que conducen a Trillayo, Tama, Salarzón, Aniezo y los cientos de fieles que llevaban en su corazón el fuego del amor divino y los hijos de Bedoya a descansar tranquilos a sus hogares, presididos desde hoy por "El Príncipe de la Paz", que desde el sitio más preferente les cobija bajo su manto real y divino.
Liébana, 30 abril 1930. EL CORRESPONSAL del
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