Bedoya, valle de honor
La entrada actual de Liébana a través del desfiladero de La Hermida nos deja escondido hacia las alturas de Cordancas y Taruey, un estupendo Valle formado por el Concejo de Bedoya, a quien el cumplimiento de su palabra por la prestación de sus behetrías, le valió el honroso título de Valle del Honor.
Si hoy podemos ascender por la asfaltada carretera, desde Tama hasta San Pedro, no olvidemos que hace años, para conseguirla hubo hombres que pusieron todo su entusiasmo y que aún se recuerdan los nombres de Felipe Cuevas, Gerardo Cantero y Luis Cuevas, que trabajaron para conseguirlo juntamente con otros muchos.
Pero junto a ello nos alejamos más en el recuerdo, para ver que este Valle fue camino principal de la Liébana indómita, y que sintió las duras pisadas de las legiones romanas de César que iban dominando a las tribus de tuisos que por este camino salían por el Collado Taruey, para unirse a sus hermanos del Nansa. La calzada romana, que siguió trazada por el viejo camino, fue desde entonces el paso natural hacia el mar, hasta que hace poco más de un siglo la Marina abriría la carretera de la Hermida por el Desfiladero, para aprovechar las maderas lebaniegas.
Está formado el Concejo de Bedoya por varios núcleos de población, aunque algunos de ellos, tan cerca de otro que casi se confunden, para el que no los conozca bien; y son en su parte más baja: Trillayo, con su amigable Cobeña; a media altura, Esanos, Pumareña, San Pedro y San Miguel, y, tras la loma en altura, casi apoyado en la Pena Ventosa, el señorial Salarzón, con una bella Iglesia y el Palacio del Marqués de la Cortina, realizados en piedra sillería, traída de la cantera de Cordancas y Taruey; en tanto que el Marqués embalsamado, reposa bajo el metálico panteón situado en la capilla absidal del lado del Evangelio de la Iglesia que él realizara.
Así a vuela pluma, pasamos el pretérito de Bedoya, pero la unión de sus gentes que viven de cara al presente proyectándose al mañana, con una zona frutera y de huerta, no olvida que la riqueza maderera le proporciona los medios de mejorar las necesidades vecinales. Quizá la época es propicia, con el apoyo que prestan los diferentes Organismos, como es la Excma. Diputación en sus Planes de Cooperación; los Servicios Técnicos de la misma, la Junta de construcciones Escolares, etc. etc. y por ello saben que la unidad de sus esfuerzos repercute en su mejor vivir y no dudan en ofrecer sus bienes, sus aportaciones y prestaciones vecinales. No es obra de esta o aquella Junta, u obra de un Concejo, que sabe relevar sus hombres al frente de la gestión y que pueden presentar en esta gran tarea de la Paz este maravilloso balance, que he recogido de los mismos vecinos:
OBRAS REALIZADAS:
Puentes en San Pedro, Esanos y Trillayo. Carretera a Trillayo. Engravamiento y asfaltado de la carretera de Tama a San Pedro. Escuela y vivienda en Trillayo. Servicio de agua corriente a todas las casas del centenar de vecinos del Concejo, con varios kilómetros de tuberías. Electrificación de todo el Valle, a la par que lo hacían el resto del Municipio y dotándose por primera vez de este servicio a Cobeña. Potro de herrar en cuatro puntos adecuados. Abrevadero de ganado en esos mismos cuatro lugares. Cinco abrevaderos, en diferentes puntos de las praderías de Poda y Taruey, para el servicio del ganado durante la época veraniega. Cuatro pistas forestales con varios kilómetros de trazado, para la mejor explotación y aprovechamiento de sus montes. La creación de un Centro Cultural y recreativo, y consecución de un teleclub del Ministerio de Información y Turismo, tarea en la que puso todo su entusiasmo el que fue Maestro de Esanos, D. Ramón.
OBRAS EN CONSTRUCCIÓN o APROBADAS:
El Puente de San Miguel; el engravado de la carretera a Trillayo. El estudio por los Servicios Técnicos de la Diputación de la carretera a Salarzón, para la que el Concejo aporta 450.000 ptas. y así dotar de comunicación adecuada a uno de sus mayores núcleos de población y en donde se encuentran las obras arquitectónicas antes citadas, hoy casi desconocidas incluso de los mismos lebaniegos.
Bedoya, ha colaborado siempre con todo su esfuerzo humano y económico con la Excma. Diputación y restantes organismos en las obras realizadas y cuyos presupuestos, sabemos han sido superiores a los siete millones de pesetas. Así labora un pueblo unido, dejando citar solamente los hombres en la distancia de la obra; con fe y entusiasmo en cuanto hace y lo hace bien. En tanto, que como presidiendo tanto esfuerzo en la divisoria Sierra Tama, una pequeña ermita bajo la advocación de la Virgen Guadalupana, recuerda que también gente del Valle, vive y trabaja en lejanas tierras, soñando con poder volver un día a pisar la tierra de sus mayores.
J. M. QUEIMADELOS - Luz de Liébana, nº 75 de fecha Marzo de 1967 |
Poesía de Gerardo Cantero
Valle de Honor de Bedoya
en Cillorigo situado,
valle que por tus cebollas,
eres incluso olvidado.
Valle que yo, hombre acabado,
que no valgo ni un real,
estoy de ti enamorado,
como si fuera un chaval.
Valle que eres mi idea,
mi entusiasmo, mi ilusión,
y alientas en general
mi caduco corazón.
Valle por cuya razón
y por cuya gentileza,
siempre que tenga ocasión
tengo que cantar tu belleza.
Valle que con tu franqueza,
dices tanto en tu favor,
valle que por tu nobleza,
te llaman Valle de Honor.
Valle en que nunca el temor,
tuvo asiento, desde luego,
valle que con tu valor,
desterraste de ti el miedo.
Valle sencillo y sincero,
valle humilde, complaciente,
valle además placentero,
y si esto es poco, atrayente. |
Valle devoto, ferviente
del Corazón de Jesús,
valle fiel, valle creyente
de la Santísima Cruz.
Valle cuya juventud,
salvo raras excepciones,
es modelo de virtud
en todas sus actuaciones.
Valle, en fin, cuyas acciones,
no tienen tacha ni pero,
pues siguen tus actuaciones,
el camino verdadero.
Con esto decir no quiero,
que seas mi única ilusión,
pero sí que te prefiero
al resto de la región.
Y no es que hable por pasión,
ni me ciegue el interés,
ni es que sea de éste rincón,
porque yo soy iguñés.
Si lo hago tan solo es,
para cantar tu victoria,
y decirte de una vez
¡Desde tu valle a la Gloria!.
Y que eches de tu memoria,
lo que dije primero:
pues no seré de Bedoya,
pero seré cebollero. |
Luz de Liébana, nº 77 de fecha Mayo de 1967 |
UN DOCUMENTO INÉDITO para la historia de Liébana
Gran satisfaccion nos produce, el poder añadir al conocimiento de los lectores de "Luz de Liebana", datos que pudieran quedar olvidados en los archivos particulares. Con motivo de mi cronica sobre Bedoya Valle del Honor, hacía constancia de varios nombres y sin embargo, por desconocimiento, dejé en el tintero, el nombre de D. Gerardo Monasterio, por muchos años Alcalde de Cillorigo y juntamente, con los citados entonces, artífice de esa carretera que enlaza Tama con San Pedro de Bedoya, y que esperamos ver pronto llegar hasta Salarzón. Pero gracias a este olvido, llega a mis manos fotocopia de un documento que paso a transcribir:
"Féretro del Sr. Conde de la Cortina”
"Al cadaver se le debe poner una camisa, un pantalon azul, o negro, medias o calcetas y botas o zapatos; corbatin o pañuelo negro, y despues el uniforme de Coronel, abrochándolo de forma que toda la ropa quede ajustada al cuerpo.
El manto de la Orden de Santiago debe ponérsele como si estuviera en pie, atándole las cintas al cuello, y las presillas del pecho, cuidando que la cruz rota que tiene, esté visible, para cuyo efecto los brazos del cadaver deben quedar debajo del manto, y extendidos lateralmente sobre los muslos. El gran cordón del manto se coloca al cuello con una lazada, para que las dos grandes borlas caigan sobre el pecho o estómago.
Así debe colocarse en la caja de plomo y todo lo que sobre del manto, porque es muy grande, se colocará por encima y lados del cadaver desde el estómago para abajo, cuidando que esté estirado y con pliegues derechos a lo largo.
Si se le pone sombrero, debe colocarse en el hueco de las piernas por encima del hábito, y no atravesado, sino a lo largo.
La primera caja debe ser de plomo del grueso de dos duros y de sólo el tamaño; ancho, alto y largo que describe el cadaver vestido, para evitar que con el movimiento del camino se destruya todo. La cabeza debe descansar en una almohada del tamaño de la caja; si es posible henchida de cerda, y la funda de seda de cualquier color, con tal de que sea fuerte, porque es lo que más resiste al tiempo y la polilla: los huecos que queden deben rellenarse con papeles, o lo que se pueda; y para cubrir todo el cadaver podrá ponerse, si hay, una colchilla o pedazo de genero de Damasco, u otra seda. Asi arreglado se colocará la tapa de plomo bien soldada por todas partes.
La caja exterior de nogal o de encina debe ser de dos pulgadas de grueso lo menos, con abrazaderas de hierro por las esquinas y junteras de las tablas, y una o dos cerraduras de las que se usan en los arcones, todo muy fuerte, para que resista al camino y después al tiempo.
En cada tapa ha de colocarse una cruz de plomo pegada en la suya, y de tachuelas en la madera, cuidando al colocar una caja dentro de otra, que se le pongan barrotes clavados en el fondo y en los lados para que no tenga movimiento en el camino.
El carro que le conduzca podra llevar una red, o unas cuerdas atravesadas sobre estacas para que la caja vaya en el aire sin recibir golpe. Antes de cerrar el cadaver convendría hacer ver al mayor número posible de personas, que no se encerraban alhajas, oro, ni plata, y que los galones del uniforme y la placa son de hilo de oro falso, que quemado no valdria nada; y esta noticia que cunda hasta el mismo Salarzón y pueblos del tránsito.
Madrid, 14 de Abril de 1842".
Desde "Luz de Liebana" mi gratitud a Doña Maria Luz Gonzalez Monasterio, Vda. de Santos, que nos ha proporcionado este manuscrito fotocopiado. Así podíamos ir conociendo datos inéditos de ésta Liébana que a todos nos interesa, no solamente en su proyección al futuro, sino en su valor histórico.
J. M. QUEIMADELOS - Luz de Liébana, nº 79 de fecha Julio de 1967 |