Ojeando los informes que tengo sobre el valle de Bedoya, me tentó la curiosidad por conocer desde cuando se empezó a impartir la enseñanza en el valle. Me extrañaba mucho que en las Ordenanzas del Concejo, que datan del año 1672, ni un solo artículo de los 142 que se componen, trate el tema de la enseñanza. ¿No había escuela en aquella época?. Es difícil de responder a esta pregunta. Yo pienso que sí, que había escuela, porque, entre otras cosas, muchas personas sabían leer y escribir, aunque también, hay que reconocerlo, había gente analfabeta, sobre todo en el género femenino.
Entre esos documentos, la primera vez que se reseñan temas sobre la enseñanza, es en el año 1761, cuando el Concejo de Bedoya ya pagaba al maestro de primeras letras 58 reales vellón al año. Es el primer dato que pude recopilar. Es presumible que dicha escuela se ubicara ya en Esanos y al ser retribuido el maestro por el Concejo, acudirían a ella todos los niños del valle.
En el año 1850, el Diccionario Madoz nos relata que el valle de Bedoya cuenta con “escuela de primeras letras cuyo maestro está dotado con 200 Ducados, sirviéndole de habitación la casa llamada de Concejo”.
A finales del siglo XIX se habilitaron dos nuevas escuelas en el valle. Una estaba en Trillayo donde acudían también los niños de Cobeña. La otra se hallaba en Salarzón, quedando la de Esanos para escolarizar a los niños de Pumareña, Esanos y San Pedro.
Escuela de Esanos
Debido al deterioro e incomodidad del edificio escolar, en el año 1828, el Exmo. Sr. Conde de la Cortina mandó construir a sus expensas una escuela de primeras letras en Esanos y anexo a ella una vivienda y un Centro para las reuniones del Concejo de Bedoya. Aparte de esto, el Conde instituyó una Fundación por un importe de 41.600 pesetas, nombrando como único patrono a la Junta Vecinal de Bedoya. Los intereses de dicha aportación deberían repercutir en la concesión de ayudas a los alumnos.
Escuela de Salarzón
La vieja escuela de Salarzón fue reemplazada en el año 1927 por un edificio de dos plantas, abajo la escuela y en la planta superior la vivienda. El coste de esta obra recayó de las aportaciones de personas benefactoras. Un hijo ilustre del citado pueblo, Indalecio Soberón de la Fuente, donó la finca donde se construyó y fueron cuantiosos los donativos remitidos a este fin por el "Centro Montañés" de la Argentina, por el "Club Liébana y Peñarrubia" de la Habana y por tantos y tantos otros particulares que han formado largas listas de donantes en pro de la obra de cultura para el pueblo.
Escuela de Trillayo
La nueva escuela de Trillayo se construyó a mediados del siglo XX, desconociendo yo quien la subvencionó. Lo que siempre oí es que la piedra se trajo del Palacio ya derruido que hubo en Cobeña. Se compone también de dos alturas, destinando la planta superior como vivienda del maestro.
Cierre de las escuelas
Al éxodo rural hacia las grandes ciudades de los años 60 y 70, siguió la disminución de la natalidad en los 80 y 90. Todo contribuyó a que se cerraran muchas escuelas, fomentando la concentración escolar. De esta manera, en Bedoya se cerraron las tres escuelas, trasladándose los niños a los colegios de Potes.
En la actualidad, los edificios de los tres centros educativos se encuentran en un estado que deja bastante que desear, sobre todo las escuelas de Esanos y Salarzón. En la escuela de Trillayo se está llevando a cabo, en la actualidad, una rehabilitación.
Sirva esta sencilla reseña para hacer un pequeño homenaje a todos los maestros y maestras que pasaron por el valle en los cientos de años que tienen nuestras escuelas. Seguro que sin ellos no sabríamos, ni seríamos lo que ahora sabemos y somos. Decía el poeta: "..... los ingenieros construyen grandes obras, los arquitectos elaboran bellos diseños, los militares defienden al pueblo, pero los maestros embellecen el alma”.