Trillayo, ejemplo a imitar
Era el abrileño pasado 16: un gentío enorme de la Liébana religiosa abría en tal fecha a los penitentes la Puerta del Perdón del viejo cenobio, que es el centro espiritual de la comarca. Pero, al margen de tanto acontecer, en ese mismo día se concentraron las gentes de Trillayo, ese pueblo con figura Belén, para celebrar algo festivo: la inauguración del restaurado y remoza lavadero vecinal.
Gran número de gentes de Bedoya estaban presentes, y las autoridades municipales también. Misa solemne, bendición de la obra y comida de hermandad fueron los actos destacados. A los postres del exquisito banquete, los parlamentos que resultaron breves y familiares. Lugar de referencia: la escuela (engalanada y acogedora). Las viandas, de muchas estrellas. El néctar de los dioses, copioso y en forma de abundante campaña.
Cuanto se celebraba, en el fondo no era precisamente esta inauguración, sino las muchas que en pocos años se han venido sucediendo con el natural contento de sus vecinos: carretera y puente que les une a la general, teléfono antes que la mayoría de los pueblos le disfrutasen, electrificación, construcción de nueva escuela, traída de aguas, asfaltado de todos los caminos, ornamentación y establecimiento de bancos en las vías públicas, reparación del templo…...
El pueblo es unido, acogedor, activo, pero a nadie se le oculta que tras tanta realidad habrá un hombre en el mismo que impulse tanta aspiración que cristaliza en obras de valor comunitario. Trillayo hoy puede ser el espejo en el que debieran mirarse muchos pueblos lebaniegos. Ganza estuvo allí en los actos reseñados y obtuvo esta foto en la que el lector reconocerá a muchos de los asistentes.
Liébana Mensual, nº 0 de fecha Junio de 1978 |
Se cerró la temporada de caza
Se cierra la temporada de caza y se cierra con muchos menos jabalíes abatidos que en la temporada anterior, lo que demuestra que la especie merma a pasos agigantados, aunque los agricultores y ganaderos sigan obstinados en pensar en esas manadas que ellos creen ocupar sus bosques y les originan tantos daños.
Las últimas cacerías parece que han dado el fruto que era de esperar, y como resumen diré que la cuadrilla de Bedoya, capitaneada por D. Cástor Gutiérrez, se ha puesto a la cabeza de las locales en cuanto a capturas con ocho jabalíes abatidos, en su mayoría a manos del muy famoso por sus artes con la escopeta: Clemente Cuevas.
Liébana Mensual nº 0, de fecha Junio de 1978 |
Comienzo de la temporada de caza
Ya han hecho su aparición, adornando vehículos, los primeros jabalíes abatidos a tan solo dos jornadas del comienzo de la caza de ésta especie, que a juzgar por los resultados no se presenta tan propicia como en años anteriores.
Cabe destacar dentro de las cuadrillas locales, la labor de la cuadrilla que tan bien capitanea don Cástor Gutiérrez, de Bedoya, la cual y en las primeras horas del alba abatieron dos piezas de buen tamaño a manos del conocido cazador Clemente Cuevas y del no menos aficionado Eladio J. Celis, en la cacería denominada Bicobres Norte.
Liébana Mensual nº 5, de fecha Octubre de 1978 |
UN MUERTO EN EL COLLADO DE HOZ
Maximiliano Gutiérrez, de 45 años de edad y pastor de profesión, trabajaba desde hace una temporada en su oficio en las zonas lindantes entre Peñarrubia y Lamasón, residiendo en un invernal propiedad de don Enrique Alles. Como quiera que su ausencia se hacía más larga de lo normal, su patrón investigó las causas, hallándose el infortunado Maximiliano muerto en el invernal citado, por haberse ocasionado lesiones, según parece como consecuencia de una caída; quizás de una escalera existente en el lugar que habitaba en el Collado de Hoz. El fallecido era nacido en el pueblo lebaniego de Salarzón.
Liébana Mensual nº 6, de fecha Noviembre de 1978 |
Pone fin a su vida
Después de varios días de intensa búsqueda llevada a cabo por los vecinos del pueblo de Trillayo, fue hallado en una pequeña casa de campo, no lejana del citado pueblo, el cadáver de Salvador Requena Segura, de 62 años. Natural de la provincia de Almería y vecino de Liébana desde hace 25 años en que se encontraba aquí trabajando en compañía de su hermano José. Al parecer la víctima padecía una fuerte depresión nerviosa, lo que motivó el que diera fin a su vida.
Liébana Mensual nº 6, de fecha Noviembre de 1978 |
Caza
Sigue con empuje y fuerza la cuadrilla capitaneada por Cástor Gutiérrez, de Bedoya, que en la montería denominada Bicobres Norte lograron abatir tres nuevas piezas que los ponen en muy buen lugar en cuanto a capturas por cacerías se refiere y se da la circunstancia de que este mismo monte les ha dado ya un total de 5 jabalíes abatidos, pese a lo abrupto y duro del mismo, lo que deja constancia de los buenos conocedores que son del terreno y las buenas escopetas que forman en esta cuadrilla.
Ésta vez ha sido David Agüeros el que acabó con una jabalina de 38 kilos; le siguieron Clemente Cuevas con otro de 58 y cerró la cuenta otro de 62 que pasaportó Francisco Verdeja.
Liébana Mensual nº 6, de fecha Noviembre de 1978 |
Nombres propios: “Pacón”
Apacible, sereno y piadoso, se hallaba "Pacón", el de Trillayo, en su silla de ruedas. Numerosos padecimientos le habían llevado al viejo y entrañable caminante, de sus andanzas a esa silla en la que de su habitación le trasladaban diariamente al lugar más templado en el frío clima invernal. En la cocina le hicimos no hace muchos días una entrevista. Reímos con sus aventuras. Meditamos con otras. En todos sus temas había un denominador común: la franqueza, la nobleza, la entereza. Perdonen la homofonía.
Anotado tanto recuerdo, como serían sus andanzas en el peregrinar desde su pueblo en el que siempre vivió hasta postrarse ante la Virgen del Pilar, recorrido que hizo andando junto con su hermana y el molinero de Tama, Angel Verdeja. Revividas las imágenes del larguísimo peregrinar y las correspondientes aventuras y desventuras de nuestro entrevistado, de su hermana Josefa y el amigo de ambos, Angel, nos continuó refiriendo inimaginables aconteceres cuando fue quinto y que hoy preferimos silenciar por cuanto vamos a decirles más adelante.
Traíamos a "Pacón" a nuestras páginas por varios motivos: la bondad, la franqueza y enlazábamos a estas virtudes la anécdota viva que también nos refería. Recordamos, por si algún lector le parece mal la forma de llamar al viejo amigo, que en una ocasión un repartidor de telégrafos llevó un envío al pueblo, y al preguntar por don Francisco Gutiérrez Monasterio, dudaron en su propia localidad de quién se trataba....., ¿Francisco, Francisco?..., aquí no hay ninguno, que sepamos. Y era eso, que desde niño lo llamaron Paco, o Pacón, que no es lo mismo.
Recordaríamos mil cosas más: por ejemplo su enorme afición a los bolos, manejando bolas de tamaño descomunal y su deportividad nativa y las simpatías y relaciones que este deporte montañés le dio.
Pero hoy, y de forma no habitual, nos vemos obligados a interrumpir el relato que habíamos comenzado para "Nombres Propios". Multitud de lectores ya lo sabrán; hace muy pocos días Francisco Gutiérrez abandonó por siempre su franca sonrisa. Acumulada a sus dolencias una inesperada trombosis, dejó este valle de lágrimas y tras su gesto sereno de la expresión inexpresiva de los que mueren, a nosotros y a cuantos le conocimos nos quedará por siempre su recuerdo en la memoria. Ahora, aquella acogedora casa de Trillayo, tan llena antes "de sonrisa y alborozo, solo tiene muda aflicción y hondo sollozo". Y así ocurre cuando se nos marcha un hombre de bien. Carlos Ganza
Liébana Mensual nº 7, de fecha Diciembre de 1978 |