A mediados de los años 60 y principios de los 70 se implantó en España una institución que revolucionó las costumbres del mundo rural. Me estoy refiriendo a la creación de Centros culturales y recreativos que recibieron el nombre de Teleclub y que se instalaron en locales, normalmente de propiedad municipal o vecinal, en los que los vecinos se entretenían con actividades ilustrativas, como un aparato de televisión, o a una pequeña biblioteca, además de ser un lugar de diversión para la juventud, todo pagado por el Ministerio de Información y Turismo de la época.
El pueblo de Esanos fue, junto al de Bores, el primer teleclub que se fundó en Liébana. Corría el año 1965 y le correspondía el número 291 de la red nacional. El “alma mater” que dio los primeros pasos y le echó a andar fue el señor maestro que por entonces estaba en la escuela del pueblo. Me estoy refiriendo a D. Ramón Blanco, natural de Pontedeume (La Coruña).
Lo nunca visto, porque eran tiempos en que el adquirir un televisor era un lujo al alcance de unos pocos, y menos en los pueblos lebaniegos. En el valle de Bedoya se instaló la televisión en la parte superior de las escuelas de Esanos y en el local adjunto, donde se reunían los vecinos en Concejo, era donde se hacía el baile. En éste último local se montó una pequeña barra de bar, una pequeña mesa para colocar el pick-up y los vinilos y además de una biblioteca con libros de lectura, de labores y alguna revista.
Los sábados por la noche era el día preferido para ver la televisión. Allí se compartían las veladas nocturnas con los demás vecinos. Programas como “Galas del sábado”, “Reina por un día”, “Un millón para el mejor”, “Cesta y Puntos”, “Escala en Hi-Fi”, “El Teniente Colombo”, “Un, dos, tres…”, Eurovisión, partidos de futbol, los combates de boxeo de Urtain, corridas de toros con el Cordobés. Era la primera televisión que llegaba al valle y la curiosidad y el interés de los vecinos se manifestaba con llenos en la sala.
Otro día importante eran los Domingos que se celebraba el baile. Allí sonaban desde pasodobles, cumbias, boleros, hasta la Yenka que por entonces estaba de moda. Hubo una época en que el Teleclub de Esanos era el único baile que había en Liébana y la afluencia de la juventud era muy notable. La barra la atendían dos chicas que se turnaban cada Domingo para que todas tuvieran opción de participar del baile. Un baile al que acudían jóvenes de la comarca lebaniega y sobre manera del valle “Estrechu” que recorrían andando el difícil sendero del monte Lobá. De hecho, fueron varios los matrimonios que allí se forjaron entre jóvenes de Cahecho y Luriezo con chicas de Bedoya.
Además del baile y televisión, se realizaron otras actividades, como excursiones, conferencias, cursos de baile regional, de cocina, de temas agrarios, gastronomía y también actos culturales, como el teatro y deportivos. En el año 1.970 se jugó una competición bolística, patrocinada por Información y Turismo, reservada a teleclubs de la provincia. Por Liébana tengo conocimiento que, por lo menos, participaban el Teleclub de Esanos y el de Piasca. También se recibieron visitas de otros teleclub como el de Pámanes, de Labarces o de Puente Asnil.
Entre las actividades literarias se representó por la juventud del valle la obra “La ciudad no es para mí”, que por entonces triunfaba en el cine con la interpretación de Paco Martínez Soria. Fue el cura que por entonces estaba en Lebeña y la Hermida, don Isaac Rayón, el que, viendo las dotes interpretativas de la juventud de Bedoya, les dirigió y animó a representar la comedia durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo del año 1.972 en Esanos. El día de Reyes de 1.973 se desplazaron a Lebeña con una nueva función alcanzando en todas las actuaciones un gran éxito, con espectadores no sólo de Bedoya, sino también de los valles limítrofes.
El argumento de la obra versaba sobre Agustín Valverde, viudo y hacendado sesentón aragonés, que marcha a Madrid, donde se instala en casa de su hijo, un prestigioso médico casado con una modesta costurera. Pero al llegar a Madrid Agustín descubre que en la capital hay muchos más problemas que en su pueblo. Luchy, su nuera, se siente atraída por el ayudante del doctor. Sara, la nieta de Agustín, vive una vida frívola y desordenada con una pandilla de amigos estúpidos. Y hasta Filo, la empleada del hogar, tiene su correspondiente complicación. Todo contribuye al que el padre llega a ser una molestia para su hijo y su familia, ya que se codean con la alta sociedad y, aunque sincero y excesivamente dispuesto a ayudar, su comportamiento no acaba de resultar adecuado para esos ambientes.
Fueron intérpretes de la obra:
Tomás Cuevas hizo de Agustín Valverde, el protagonista
Andrés Álvarez era su hijo, también de nombre Agustín y doctor-cirujano
María Isabel García era “Luchy” la mujer del doctor Agustín
Sabina Cuevas era “Sara” la hija de ambos
Fina Cuevas era “Filo”, la empleada del hogar
Pablo Gaipo desempeñó la función del cura
Pili Álvarez y Lines Gaipo eran las amigas de “Luchy”
Mariano Cuevas era el Alcalde
La despoblación y otras nuevas formas de vida, acabó con la duración del Teleclub. Un periodo que duró aproximadamente diez años y que contribuyó a divertir, a formar y a enriquecer culturalmente tanto a jóvenes como a personas mayores.
Os muestro éstas fotos de las "joyas" que aún se conservan en las dependencias de la escuela de Esanos
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Escuelas de Esanos donde se instaló el Teleclub |
Grupo de jovenes de Bedoya en una actuación musical |
Lo que queda en la actualidad de la biblioteca |
Aún se conserva el tocadiscos "Fabiola II" |
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"Los Tamara" con Esperanza, Esperanza, sólo sabes bailar... |
"Los Matecoco" con el cha, cha, chá |
Tom Jones, un bestsellers de la época |
Otro tocadiscos con altavoces incorporados |
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