Recortes de la Prensa Regional sobre Bedoya. Década 1911 - 1920

Pocas veces podemos leer una noticia narrada por diversas personas y que nos la cuenten con tantos diferentes versiones. Así funciona la historia. Me estoy refiriendo a la cacería celebrada el 1 de Enero de 1920 en los montes de Bedoya donde fallecieron cuatro cazadores y que "cada uno cuenta la feria según le vaya en ella". Aquí os dejo lo que nos cuentan los periódicos como el Cantábrico, Noticiero Gaditano, la Atalaya, el Pueblo Cántabro, la Montaña, el Siglo Futuro, son algunos de los rotativos de donde se sacaron éstas notas.

Boda en Pumareña

El día 26 del corriente se celebró en la iglesia parroquial de San Pedro de Bedoya el enlace del apreciable joven de Pumareña, Don Pedro Gómez con la virtuosa señorita de San Pedro Clara Piñal Díez, siendo apadrinados por el apreciable vecino de Trillayo, don Timoteo Piñal, y la agraciada joven de Luriezo, Liberia Sánchez, primos respectivamente de los novios.

Desde allí se dirigieron a casa del novio donde se les sirvió una suculenta comida, amenizada con la ya antigua e insustituible costumbre en este pueblo de cantares alusivos al acto, habiéndose distinguido por su elocuencia las simpáticas jóvenes del pueblo de la novia, Petra y Sinforosa García, acompañadas de Sabina Soberón, Juana Lamadrid y Fidela N., de Pumareña, siendo contestadas con gran acierto por la no menos simpática señorita de Luriezo, Isidora Sánchez, ayudada de la madrina.

A unas y otras les deseamos muchas felicidades y a los novios una interminable luna de miel.

El Cantábrico, nº 5700 – 29-01-1911

Osos para el Rey

Se trabaja activamente en el chalet que la Real Compañía Asturiana está construyendo en los Picos de Europa. Los trabajos no se interrumpen por la noche, pues tiene que estar todo ultimado para que se aloje el Rey cuando realice su anunciada excursión cinegética en setiembre.

Bajo la dirección del jefe de la línea de Santander, don Ildefonso Manzano, se ha dado principio a la instalación de un teléfono que ponga en comunicación los Picos de Europa con Potes mientras dure la cacería.

Se dice que se ofrecerá al Rey organizar una batida a los osos del monte de Bedoya, donde en la semana pasada fueron vistos tres.

La Atalaya nº 7552 - 22-08-1912

Lesionada en Cobeña

En el pueblo de Cobeña (Cillorigo) a las cinco de la tarde del día primero del presente mes, el vecino Victoriano Haza sostuvo una contienda por resentimientos anteriores con su convecina Simona Alles García, causándola varias contusiones en el cuerpo y una herida leve en la cabeza. La Guardia Civil detuvo al autor de las lesiones y le puso a disposición del juez municipal de aquel término.

El Cantábrico 06-07-1915

Bloqueados por la nieve

Estamos completamente bloqueados por la nieve que tiene una altura de cincuenta centímetros en el llano de la carretera. Los lobos han bajado hasta las proximidades de los pueblos.

Por el peso de la nieve se han hundido tres casas en los pueblos de Colio, Pumareña y Bejes. Los hogares están sin leña y los vecinos suplican al ingeniero de montes que les autorice la limpia de los montes próximos, de lo contrario ocurrirán algunas desgracias por falta de combustible. El Corresponsal

El Cantábrico, nº 8899 -  30-12-1917

EN EL MONTE DE AJOTO
Cuatro hombres sepultados en la nieve.

En los montes del pueblo de Bedoya, Ayuntamiento de Cillorigo, valle de Potes, venían presentándose desde hace días bastantes lobos y jabalíes hambrientos, muchos de los cuales descendían a los campos y mieses comarcanas, aterrorizando a los campesinos de por aquellos lugares con su presencia y los destrozos que ocasionaban.

En vista de las circunstancias fueron organizadas varias batidas, saliendo el día primero del mes en curso, de Potes y Tama, un número crecido de cazadores en compañía de los cuales iba el juez de primera instancia de la citada villa, dirigiéndose al monte Ajoto, del pueblo de Bedoya. Ya en éste y después de dar muerte a varios lobos, cuando con más afanes perseguían el rastro de un oso grandísimo, disparando tiros, bombas y cohetes, para con el ruido de los mismos, llevar la pieza hacia las cumbres, comenzó a descargar una horrible tormenta con viento huracanado y granizadas espantosas.

La mayoría de los cazadores fueron procurándose cobertizos de cuevas, o grandes matorrales, pretendiendo, los menos, llegar a las cabañas próximas.

Entre estos se contaban cuatro ojeadores, jóvenes campesinos de Tama y de Bedoya, a los que sorprendió una nevada cerradísima, a la que acompañaba un frío irresistible.

Seguramente a causa de esto perdieron los cuatro infelices la noción del camino y quedaron sin fuerzas pare continuar andando, quedando sepultados en la nieve.

Sus compañeros de montería no volvieron a hallarles, a pesar de los esfuerzos ímprobos que, para conseguirlo, realizaron.

Hablando ayer nosotros con nuestro apreciable amigo don Angel González, administrador del Mercado de la Esperanza, sobre tan doloroso sucedido, nos mostró una carta recibida poco antes de un amigo suyo de Potes en que le daba cuenta de lo que anteriormente dejamos consignado, añadiendo que habían sido hallados entre la nieve tres cadáveres de los jóvenes desaparecidos.

El que falta es buscado por cuadrillas de campesinos de los lugares limítrofes, todos los cuales se encuentran consternadísimos  ente la magnitud de la desgracia.

En cuanto a los nombres de los muertos, nada nos ha sido posible averiguar hasta la fecha, pues en ningún centro público de esta capital hay el menor informe sobre lo acaecido.

El Pueblo Cántabro, nº 2006 – 05-01-1920

La tragedia de la nieve. Cuatro cazadores muertos

Los hogares lebaniegos sufren y comentan el trágico fin de los cazadores muertos. Aquellas gentes, habituadas a luchar con los elementos, se resisten a creer cómo han podido sucumbir víctimas del frío quienes siempre han vivido en contacto con la nieve.

De aquí las informaciones periodísticas apasionadas y las acusaciones infundadas. Ávidos de la verdad, hemos procurado informarnos de uno de los testigos presenciales, persona ecuánime y digna de crédito.

Es un error lamentable, nos dice, que padecen aquellos que acusan a los organizadores de la cacería del trágico fin de los cazadores muertos. Nadie podía preveer lo ocurrido.

Salimos de Bedoya el día de Año Nuevo, a las cuatro de la mañana. El cielo, aunque obscuro, no ofrecía grandes sospechas de una próxima tempestad.

Al rayar el alba llegamos al fin del monte a que nos dirigíamos y súbitamente apareció un viento Sur fuerte que nos hizo vacilar. Pedimos parecer a los que creíamos prácticos y ellos desecharon todo temor: “aquello no tenía importancia, ya pasaría pronto”. Confiados, dimos principio a la batida. 

Colocados los tiradores en sus puestos, próximos a la cordillera de Peña Sagra, por la parte de Peñarrubia y Lamasón, el viento arreció en forma aterradora; la nieve era levantada en todas direcciones, los árboles desgajados y los hombres zarandeados cual tenues hojas de papel….

Cada cual por donde pudo se dio a la fuga para ponerse a salvo. Lo que allí ocurrió nadie lo sabe. Dada la orientación del monte, nada más fácil parece que ponerse a salvo con solo descender por la vertiente a los invernales de la ladera. Pero el viento era tal y la cellisca arreciaba de tal forma que la desorientación fue absoluta.

Así se dio el caso de que hombres allí nacidos, conocedores del terreno como el de su propia casa, marcharan por caminos opuestos al que seguir debieron y algunos de los muertos aparecieron en sitios que nadie se explica cómo pudieron llegar allí.

El cazador Jesús Alonso había sido pastor muchos años y muchas veces recorrió aquel monte. Al notar su falta, todos a la vez juraban que aquel hombre estaría ya en algún invernal, Es ya perro viejo, decían, y no hay miedo a que se pierda. Y sin embargo, infeliz, pereció y para mayor desgracia, nadie sabe dónde ¿ ?.

No fue posible hacer nada. Lo único que todo el mundo marchó por donde pudo para salvar su vida y lo otro que ya reunidos unos cuantos para auxiliar a los que faltaban en número considerable, salimos dando gritos que pudieran oírnos, pero tal era el frío y la cellisca que las voces no se oían y el frío cortaba la sangre; hombre hubo a quien tuvo que abrirle la boca para poder darle un trago de vino que le reanimara.

Es digno de notarse la forma en que pudo ocurrir la muerte de Luis Prellezo y de Nicolás Bustamante. Estos venían juntos; el primero parece que se rindió pronto en la lucha y el segundo trató de animarle, pero llegó un momento que tuvo que dejarle y caminar solo. Junto al cadáver de Luis aparecieron las albarcas de Nicolás, lo que indica que este no podía ya ni soportar aquel frío de los pies. Anduvo unos cuarenta pasos, se le enredó un pie entre los brezos y el infeliz cayó de espalda para no levantarse más; así apareció cuando se fue en su búsqueda.

Es inútil buscar culpables y exigir responsabilidades a quienes vieron su vida en peligro y lamentar con pesar las desgracias ocurridas. Usted que conoce las montañas podrá, sin duda, comprender el peligro que nadie pudo sospechar en lo que ocurrió y se explicará también la confianza de aquellas honradas gentes.

Aquí termina nuestra información que nosotros, con honda impresión, transcribimos como verdadera. TEOFILO

El Pueblo Cántabro, nº 2013 – 12-01-1920

 Varios sepultados en la nieve

En el monte del pueblo de Bedoya, perteneciente al Ayuntamiento de Cillorigo del Valle de Bedoya, venían apareciendo estos días grandes manadas de lobos que atemorizaban a los vecinos y causaban considerables destrozos en los ganados. Para combatir a las temidas alimañas se organizaron diversas batidas.

Una de éstas, compuesta de algunos particulares y del juez de primera instancia, don Francisco Toreno, fue al monte Ajoto, del pueblo de Bedoya, precedida de cuatro ojeadores. Estos fueron sorprendidos por un furioso temporal de viento y de nieve, siendo arrollados, hasta el punto de desaparecer sepultados entre la nieve.

Hasta ahora han sido encontrados tres cadáveres y algunas cuadrillas de vecinos buscan al montero que falta. En el pueblo reina gran consternación. Los cazadores mataron 4 lobos, dos osos y dos jabalíes.

El Siglo Futuro, 05-01-1920

Sepultados entre la nieve. Han aparecido tres cadáveres

Un estimado convecino nuestro recibió ayer una carta de Potes en la que se daba cuenta, pero sin ninguna clase de detalles, por estimar el autor de la misiva que la triste noticia había llegado ya a las redacciones de los periódicos, de una horrible desgracia acaecida en el pueblo de Bedoya, en la noche del primero del actual.

Según parece, al menos nosotros eso hemos deducido del texto de la carta, que nos fue enseñada, varios vecinos de Liébana, entre los que debe hallarse el Juez de Instrucción del Partido, vienen organizando batidas a los osos, lobos y demás animales dañinos, que han hecho su aparición por aquellas alturas. Una de esas batidas se dio en el pasado mes de Diciembre y los cazadores levantaron, pero sin conseguirlas dar alcance, muy cerca de una docena de fieras de distantes especies. Para ver si conseguían dar muerte a algunas, convinieron en volver a Bedoya el día 2, adelantándose a los cazadores cuatro expertos monteros.

En efecto, hacia las diez de la noche del día primero, los monteros situados en sus puestos respectivos para aguardar allí la hora del alba y ver si conseguían dar con las huellas de los animalitos. Cuando los cazadores llegaron a Bedoya en las primeras horas de la mañana del día 2, buscaron inútilmente a los monteros, que no aparecieron por parte alguna.

Suponiendo, y ya con bastante fundamento en vista de la inutilidad de sus pesquisas, que en aquellos lugares se hubiera desarrollado un espantoso drama, se comunicaron estas sospechasa las autoridades, disponiéndose los auxilios necesarios para la busca de los cuatro desaparecidos, a tres de los cuales se logró encontrar muertos después de no pocas horas de incesantes trabajos. El otro desaparecido no había sido hallado aún en el momento en que la carta que ha traido a Santander esta luctuosa narración era depositada en la Administración de Correos.

En los centros oficiales, donde acudimos en busca de informes, no se tenía el menor conocimiento de esta triple o cuádruple desgracia, que ha llenado de consternación a los sencillos habitantes del Partido Judicial de Potes.  

El Cantábrico -  05-01-1920

Los dramas de la nieve. TRES HOMBRES MUERTOS

El jueves, festividad de Año Nuevo, los vecinos del valle de Bedoya organizaron una batida al oso en los montes de dicho valle, a la que asistieron también varios cazadores de Potes. Por la tarde y hallándose los cazadores en la parte más alta de la divisoria entre Liébana y Lamasón, se desencadenó un violento temporal de viento y nieve, obligando a los cazadores a regresar al pueblo.

Se notó la falta de cuatro ojeadores, inspirando algún cuidado, aunque los más optimistas, apoyándose en el conocimiento que del monte tenían los desaparecidos, confiaban en que, en vista del mal cariz del tiempo, hubieran buscado refugio en alguno de los invernales próximos. A la mañana siguiente se organizaron los trabajos de exploración en el monte en busca de los desaparecidos, encontrándose al cabo de algunas horas los cadáveres de dos de los monteros sepultados entre la nieve y más tarde el de otro.

Hasta la tarde de hoy, sábado, no ha aparecido el otro montero que falta. Los tres eran jóvenes y fuertes, el que no ha aparecido era de más edad y casado. 

Se conoce por el sitio en que han sido encontrados, que en lugar de dirigirse en busca de los invernales próximos del lado de Lamasón, prefirieron intentar el regreso a sus casas, creyéndose con fuerzas para ello, pero ateridos por el frío intensísimo que hacía y cegados y ahogados por la fuerte cellisca, les faltaron las fuerzas para poder llegar al fondo del valle.

En el Valle de Bedoya, en el de Cillorigo y en Potes, los ánimos se hallan tristemente impresionados por la terrible desgracia que ha llevado el luto y el dolor a cuatro infelices hogares, y durante estos días a todas horas se pedían noticias de los desaparecidos con la esperanza de aun aún se hubieran encontrado con vida. El corresponsal.

La Atalaya, nº 10239  - 06-01-1920

Crónicas santanderinas. Las víctimas de la nevada

Hasta ayer no se han recibido en Santander los nombres de las víctimas de la nevada del día primero de Enero. Los cadáveres de los cazadores encontrados entre la nieve son:  el de Nicolás Gutiérrez, de 21 años, natural de San Pedro de Bedoya; el de Luis Prellezo Gutiérrez, de 18 años, natural de Llayo y el de Nicasio Soberón, del mismo pueblo. Éste desventurado solo contaba 15 años. No ha podido ser hallado el cadáver de Jesús Alonso, de 47 años, vecino del pueblo de Llayo (Cillorigo).

Dos de las cadáveres fueron encontrados a noventa metros el invernal, donde se encontraban refugiados algunas personas que habían tomado parte en la desgraciada cacería. Por la forma en que fueron encontrados los dos cadáveres, hace suponer que uno de ellos trató de salvar a su compañero, al que debió de conducir a cuestas hasta cerca del refugio, donde no pudieron llegar, pereciendo envueltos entre la cellisca. El lugar de la desgraciada cacería se llama Monte Poda.

Noticiero gaditano nº 59 de fecha 12 Enero 1920

Cacería

En una cacería celebrada estos días en los montes de Bedoya y en la que tomaron parte distinguidos “sportmen” asturianos y montañeses, fue cobrada una magnífica osa, muerta por un certero disparo del notable tirador, señor Castelao. Debido a que los monteros eran escasos, no se pudo cobrar otro magnífico ejemplar plantígrado que fue herido por los cazadores.
Nuestra enhorabuena por el feliz éxito de la montería.

El Cantábrico nº 9782 – 04-07-1920

Muerte de un oso

Nuestro activo corresponsal en Liébana informó ayer a los lectores de EL PUEBLO CANTABRO, aparte de otras cosas, de la caza de un oso que venía haciendo víctimas entre el ganado de las cabañas enclavadas en aquellos alrededores.

Descubierto el rastro del fiero animal, organizóse una batida y a darle caza salieron los afamados tiradores de Potes, señores juez de instrucción don Francisco de Paula Navarro, don Gregorio Muñiz, don Jesús Fernández Huidobro y don Florencio Castelao. Acompañaban a estos señores doce monteros. 

Tras no pocos esfuerzos y trabajos lograron descubrir al oso en el sitio llamado “Escontrín”, del monte de Bedoya, dándole muerte don Florencio Castelao.

Nuestro corresponsal nos remite la siguiente fotografía obtenida por don Álvaro Fernández, después de haber matado al oso. En el grabado aparecen, rodeando a la pieza muerte, los cazadores y monteros que dieron la batida y señalado con una cruz el gran tirador señor Castelao que mató al animal.

El Pueblo Cántabro, nº 2167 – 08-07-1920

Buena caza

Los labriegos de la región lebaniega venían soportando desde hace algún tiempo las correrías de un oso de gran tamaño que causaba frecuentes bajas en sus ganaderías, y para darle muerte, se organizó una batida a la que concurrieron los señores don Francisco de Paula Navarro, don Jesús Fernández, don Gregorio Muñíz y don Florencio Castelao, correspondiendo a éste último la fortuna de disparar sobre la fiera en el sitio conocido como El Escontrín, en las montañas de Bedoya.

La pieza fue recogida y conducida a Potes por los monteros que acompañaban a los cazadores, los que han sido muy felicitados por su arrojo.

La Montaña, nº 36 – 04-09-1920

Desde Potes

El día 30 del mes último y en el monte de Llandelestal se dio una cacería de las acostumbradas en esta época. A dicha cacería asistieron el marqués de Moratalla, que tuvo la suerte de matar un hermoso oso; don Pablo Morol, don Herman Rosennow, don Pablo Incer, el juez de instrucción de Potes, ya también afamado cazador, don Francisco de P. Navarro, don Lino González, don Ramón Bustillo, don Jesús Fernández, don Ramón González Sebrango, don Tomás Cantero y otros señores de Bedoya.

El montero don Francisco Cuevas se vio en gran peligro y por acudir en su auxilio no se pudieron cobrar otras fieras heridas, tal como un jabalí, un raposo y un gato montés.

Al día siguiente, los mismos cazadores, con monteros de Buyezo y Lamedo, dirigidos por el juez de aquel término, don Plácido Cuevas, sacaron en el monte del Urcial un oso tremendo, que por no salir bien a las esperas, no pudo ser tirado, pero se confía en poder cazarlo otro día, así como otros varios que hay en distintos montes de este valle.  L. DE HOYOS

El Cantábrico nº 9862 – 05-11-1920

Desde Potes. MONTERIAS

En compañía de don Herman Rosenó, persona entusiasta de esta región, llegaron de Madrid a destinar unos días a caza mayor, los distinguidos señores don José y don Benito BernaIdo de Quirós, de ilustre familia asturiana, y don José y don Luis F. Herrero, que una vez entrevistados con los afamados cazadores de esta villa don Francisco de P. Navarro, don Pablo Incera, don Ramón Bustillo, don Florencio Castelao, los hermanos Villaranes y otros que siento no recordar, unidos  a otros cazadores de Espinama y Bedoya  acordaron una montería en el monte de Bedoya, donde el pasado mes cobraron un hermoso oso algunos de los mismos señores.

Los excursionistas se dirigieron el día 30 pasado, con buenos monteros, a Bedoya donde dieron muerte a un hermoso ejemplar, que según unos fue muerto por don Pablo y otros por R. González. No se sabe quién le quitó la vida, porque al animal le hicieron tres disparos y los tres mortales. Lo que si nos atrevemos a asegurar es que la familia de los úrsidos tiene en estos señores temibles enemigos y que los lebaniegos nos congratulamos de que los visitantes encuentren atractivos que les hagan volver por esta hermosa región. Enhorabuena a todos.

El Cantábrico nº 9889 – 04-12-1920

 

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