Cuadrilla 141

 

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La cuadrilla 141 hizo el cupo en Bedoya

Jorge Cuevas mató cuatro jabalís

 

Después de las crudas y negras previsiones que los hombres del tiempo nos daban el día anterior, la mañana amaneció con un cielo despejado y la temperatura tampoco era muy fría. "Dicen que va a ser por la tarde, que va a nevar..., así que vamos a aprovechar la mañana. Además también da malo para los días siguientes, así que vamos a hacer el cupo rápidamente para quitarla del medio", les advertía José Antonio Llorente, el jefe de la cuadrilla. "Vamos a cubrir por Sierratama, Miseja, las Llamizas y La Sieta. Estuvimos el jueves mirando el monte y hay jabalís a trisca, así que a por ellos. Los perros van a entrar por Castro, Casaju, Trillayo y por encima de Pumareña".

Hoy en San Pedro, lugar de la reunión de los cazadores, no se entretuvieron mucho, se notaba que había ganas de salir al monte porque hoy es uno de esos días que el cazador sabe que va a tener oportunidad de tocar pelo, o por lo menos de intentarlo. Lo peor de todo era la escasez de perros ya que ayer tres perros de la cacería tuvieron que pasar por la enfermería.

Cuando Llorente mandó entrar a los monteros eran las nueve y media de la mañana y enseguida los perros se encargaron de amenizar el valle con sus ladridos. Pero no solo eran los perros los animadores, porque a las diez de la mañana empezó a sonar la artillería.

"¿Quién tiró?", preguntaban por la emisora, pero no respondía nadie. "A ver quién tiró.....?", volvieron a preguntar. "Debió de ser Jorge que está en Sierra Gobina, porque sonó el tiru arriba de donde estoy yo, pero desde aquí no le veo, no se si haría algo", respondió Angel Cuevas que estaba en le Sieta.

No pasaban ni cinco minutos cuando fue el mismo Jorge el que avisaba que ya tenía a buen recaudo el primero de la mañana. Venía sin perros, pero Jorge le vio asomar entre las escobas por encima de la Tuemba. "Estate quietu, Manuel, no te muevas", le dice al hijo que le acompaña. El muchacho ya tiene la experiencia de haber acompañado a su padre en múltiples cacerías, pero se resiste a no ver en primera línea el acontecimiento que se aproximaba. Un estremecedor sonido retumba contra la Peña y el jabalí baja rodando hasta casi los pies de Manuel. "Tiene muy buena boca...", le advierte a su padre.

Con el deber cumplido, Jorge y Manuel siguen a la expectativa porque el sonido de los perros se empieza a oir allá por debajo de Mallaneda. Y también el de los rifles, porque pronto toma la emisora Felipe, que estaba en las Llamizas, para avisar que había tumbado al siguiente. Éste no era muy grande, rondaría los 40 kilos.

En la curva de la carretera que asoma al pueblo de Cobeña había mucha expectación. No digo ninguna mentira, si digo que allí había por lo menos veinte personas presenciando el espectáculo. "Mira, mira unu.., dos, dos.., mira por dónde salen. Se meten abajo...", seguían voceando. Minutos después suenan dos disparos y enseguida es Marcos Pérez, que estaba situado en el Camino Viejo que baja a Castro, quien anuncia que tiene a sus pies uno de los jabalís. "Al otru no le pude tirar, se metió abajo, a la carretera general...", avisaba.

Mas abajo, en la Puentuca, estaba Francis que vio acercarse al jabalí y una vez que le encuadró en la mira le soltó un petardazo dejándole seco. La cacería estaba animada, era ya el cuarto de la jornada y aún no eran las once de la mañana.

"Mira, mira, mira por donde sale otru.., va a cruzar el riu en dirección a Sierratama", decían los de la carretera. "Atentos que pa allá os va...". Minutos más tarde se oyen varios disparos y enseguida es la voz de Ramón Gaipo, el de Molleda, que estaba donde los albergues de Tama. "Aquí tengo a mi lado un buen ejemplar. Es bastante buenu, pasa de los setenta kilos", les dice Ramón.

El tiroteo se hace cada vez más intenso, unos se oyen por Cobeña, otros por Sierratama, la Sieta, otros por .., en fin tuvo que ser Llorente el que pusiera un poco de orden para aclarar la situación. "A ver, ¿quiénes tiraron?, ¿matástis algunu?". Poco después es la emisora la que calienta motores.

"Soy Pascualín, yo maté unu encima de los albergues, ya le están mordiendo los perros", anunciaba un orgulloso Pascualín a sus compañeros.

"Yo ya tengo aquí haciéndome compañía a dos jabalís" avisaba Jorge desde la cabecera de la Sieta.

"Tienes que sumar otru que acabo de matar por debajo de Cobeña", anunciaba Emiliano el de Armaño.

Estaba Llorente haciendo ya las cuentas de cuántos llevaban, cuando vuelve le emisora a funcionar. "Aquí tengo los perros de David mordiendo el terceru.....", avisaba un orgulloso Jorge y un eufórico Manuel. Y no era para menos, tres jabalís no se matan todos los días.

En Miseja estaba Juan Antonio Mena siguiendo a sus perros, cuando éstos se paran junto a un hormazo y segundos después sale disparado de allí un hermoso jabalí que el montero se encargó de pararle los pies.

Los espectadores de la carretera fueron los primeros que vieron asomar otro jabalí por encima de Castro. "Arriba, arriba va..", gritaban unos y otros lo anunciaban por la emisora. Por encima de Cobeña, en la Ermita, estaba situado Javier Bada, que reside en este pueblo y para no quedar mal con sus vecinos fue el encargado de tumbar al jabalí, además un buen ejemplar, el mejor de la jornada, con una buena boca.

Eran las doce en punto de la mañana cuando suenan los últimos disparos. Para no perder la costumbre, sonaban muy altos. Pertenecían al rifle de Jorge que se encargó de lograr el "poker" al abatir al jabalí que hacía el cupo, y cuarto de su cosecha. "Papá, ¿qué vamos a hacer con tantu jabalí?, le preguntaba su hijo Manuel. "Nada de particular, lo primero nos vamos a bajar a San Pedro y luego nos vamos todos a comer a Ojedo", le contestó su padre.

Y así se hizo, después de reunir los perros y hacerse las fotos de rigor, se fueron todos hasta los Guardo, en Ojedo, para degustar un delicioso menú que hoy les supo a gloria. Allí, alrededor de la mesa, y aprovechando que había cazadores de la cuadrilla 103 y 141 se volvió a hablar de un pique que hay entre ambas cuadrillas, que consiste en que la cuadrilla que mate menos jabalís, durante la temporada, debe de pagar unos cabritos a la ganadora. "Ya vamos ganando tres o cuatro años seguidos", dice José Llorente, jefe de la cuadrilla 141, "ahora ya, por el tiempo que pasó, ya no son cabritos, serán buenos machos...", dijo socarronamente. Pero su demanda no cayó en buena tierra, ya que por lo menos hoy los componentes de la cuadrilla 103 estaban llenos de envidia y se hicieron los olvidadizos. Bueno, todos no, porque Jorge, que es el jefe de la cuadrilla 103, había matado cuatro hermosos jabalís y eso es tela de otro costal.

  
CUADRILLA 141
Monte
Fecha
Jabalíes
Cazadores
Sobrebodia
17-01-15
4
Santi (2), Paco Caso y Felipe
Bicobres Norte
18-01-15
12
Jorge Cuevas (4), Felipe, Francis, Ramón Gaipo, Marcos, Pascualín, Emiliano, Javier Bada y Mena
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©Página creada por José Angel Cantero Cuevas