Después de una semana donde no dejó de nevar en Liébana, se pudo echar la cacería que en principio estaba programada para el Domingo pasado y por culpa de la nieve se trasladó al jueves día 12. Hay que cazar en Bicobres Norte, aquí en Bedoya, y por todos es conocido que cuando así sucede, la expectación entre los cazadores es muy grande.
"Nos vamos a juntar en Tama, porque en San Pedro está nevado" les había avisado Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla 31.
A las ocho de la mañana ya estaban en la capital del municipio todos los componentes de la cuadrilla. "Me dice el guarda que, debido a la nieve, la cacería se puede echar de la Degollá para abajo, y desde Castro hasta Cobeña", les avisaba Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla. La legislación vigente limita la caza si las condiciones climatológicas merman la capacidad de respuesta de los animales, pero hoy no era el caso ya que en las zonas marcadas por el guarda no había apenas nieve y los jabalís podían desenvolverse sin problemas.
"Ahora vamos a cubrir toda la zona de Sierratama y Lusía hasta la riega de Llayo, los perros van a entrar por encina de Tama y por Llayo. Aunque el terreno es poco, seguro que nos vamos a entretener, pues hay jabalís", les volvía a indicar el jefe de la cuadrilla. "Ayer, a plenu día, subían por las viñas del Dobru cuatro jabalís bastantes buenos, sobre todo un par de ellos abultaban muchu", comentaba Miguel, el de Pumareña. "Pues venga, ya podeis ir a colocaros...", insistía Juan Carlos.
En cuanto se dio la orden de meter los perros, empezaron a salir jabalís por todas partes, el primero le salió a Roberto que no hizo más que soltar sus perros y aparecer delante suyo un jabalí a toda velocidad. Dos disparos fueron lo suficente para pararle.
Tino el de Frama, después del éxito que tuvo la cacería anterior, volvió a ser invitado y para no quedar mal y demostrar que se puede contar con él, volvió a matar otro marrano.
El siguiente en caer fue el jabalí que se acercó donde estaba hoy otro invitado: Milio, de Cosgaya, que tuvo que tirarle varias veces para que el marrano quedara con la panza para arriba.
El que tuvo una mañana bastante ajetreada fue Roberto, ya que de nuevo tuvo la oportunidad de tirar a otro jabalí. En realidad los perros traían tres y Roberto tiró al primero dejándole en el sitio, pero los otros dos lograron escabullirse y los perros le siguieron. Lo cogieron tan a pecho que salieron jabalís y perros por La Degollá, se metieron por el Pañeu y el montero tuvo que ir a cogerlos a la calleja de Sária, donde estaban agotados por el esfuerzo hecho entre la nieve.
Dicen que no hay quinto malo, y creo que con razón, porque en Sierratama estaba Tasín, de Esanos, y enfrente ve aparecer la silueta de un enorme jabalí. Y como Tasín se las gasta tiesas, no dudó en echarse el rifle al hombro y soltarle un disparo que acabó con la vida del animal. Era un buen ejemplar.
Hacía ya bastante tiempo que Ángel, el ferretero, no tocaba pelo y hoy lo logró gracias a que estaba atento, ya que el jabalí se le presentó sin que le acosaran los perros.
El séptimo de la jornada le tocó a Pedro, que le dio con el primer disparo, pero el marrano, después de dar un revolcón, siguió su ruta, pero pocos segundos después Pedro se encargó de pararle los pies con otro disparo.
Estaba aún Tasín contemplando "su" jabalí, cuando oye por la emisora: "Ahí te va, atentu Tasín, que te va derechu, ahora se paró debajo la linte..". El cazador volvió a encarar el rifle y pocos segundos después hizo dos disparos para que el jabalí quedara tieso debajo de un almendro.
El siguiente le tocó a un cazador que es nuevo este año en la cuadrilla. Me estoy refiriendo a Saúl que no tuvo reparos en disparar con gran acierto al jabalí que traían los perros de David, el de Bárago.
Como ya se había andado todo el terreno marcado, Juan Carlos mandó cambiar algunos puestos para echar la zona desde Castro a Cobeña. No era aún mediodía. Los perros entraron por Matavega y las choneras. Enseguida levantaron los perros de Mente y de Jairo (también invitado). Salieron nada menos que cinco jabalís. Los cinco en fila india pasaron por encima del matadero, llegaron hasta las casetas del Albergue y recibieron varios disparos, pero los cinco pudieron salir indemnes de la quema. Cruzaron por Llayo a terrenos de Bicobres Sur y los perros tras ellos. A éstos hubo que ir a buscarlos a la Blanca, cerca de Cambarco.
Ahora fueron los perros de David, el invitado de Bárago, los que levantaron de su encame a un jabalí. "Atentos arriba que llevan unu muy buenu..., le van pisando los talones, atentos...", avisaba el propio David por la emisora. No hacía falta el aviso, porque allí estaba Miguel, el de Pumareña, atento a todo lo que se avecinaba. Cuando le tuvo en la mira del rifle le soltó un obús que fue suficiente para verle rodar unos metros y dejarle inmóvil. "Esti ya no corre más.., es muy grande y tiene una buena boca", avisaba a sus compañeros.
El siguiente jabalí que bajó en el remolque le salió de bruces a Diego y no se complicó mucho, ya que de un único disparo le dejó en el sitio.
"Según las cuentas que llevo, falta unu para hacer el cupu.....", les avisaba el jefe de la cuadrilla. No hubo que esperar mucho para que la cacería se diera por finalizada, ya que los perros de Luis, el de Los Cos, levantaron de su encame a un jabalí que estaba por encima de los castros de Sierratama. Popi fue en ésta ocasión el encargado de cerrar la entretenida cacería. Eran las tres de la tarde y Juan Carlos mandó coger los perros y bajar todos a Tama para celebrarlo.
Foto: Pepe Redondo