Se parte del pueblo de San Pedro
entre frondosos nogales y centenarios castaños, para encontrarnos
a la parte izquierda del camino con las praderías de Sária
y a la derecha con el monte de Lobada. Apenas sin darnos cuenta
la vegetación va cambiando y una vez dejado atrás
los castaños nos encontramos con avellanos, robles y sobre
todo hayas. Al llegar a un abrevadero con su fuente, en Puente
Bau, llegamos a la primera bifurcación.
Aquí podemos hacer la primera
- y única - parada para saciarnos de una fresca agua y
a la vez llenar la cantimplora. Yo me atrevería a decir
que es la mejor fuente en cuanto a temperatura y sabor de todo
el valle. Luego tomaremos el camino de la derecha y a
los 100 metros cruzaremos por un puente el río Santo y
200 metros más arriba nos encontramos con el segundo cruce
de caminos. Aquí se gira a la izquierda, donde podemos
divisar la pradería de Sardanes; si no es época
de recolección de la hierba, se puede subir por la mencionada
pradería, pero siempre que veamos que no se hace perjuicio
a los prados, ya que también podemos ascender por el camino.
A mitad de la menciona
pradería el camino se gira a la derecha y a pocos metros,
ya llegamos a las praderas de Toja, en cuya cabecera está
la ermita de San Pedro. Al lado de la ermita existe un invernal
y también muy cerca de allí, junto a avellanos, hayas
y robles, hay una fuente.
Para el regreso se
recomienda el mismo camino, aunque para personas que conozcan el
terreno hay otra opción: volver por el Robleu, invernal del
Cercau y allí tomar el camino que nos lleva a Salarzón. |
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