"Bedoya, tierra de vinos" Vino "Beâtum"
Algo tendrá Liébana, y por supuesto el valle de Bedoya, cuando un afamado vitivinicultor burgalés acampó por éstas tierras en busca de buen vino. Me estoy refiriendo a Goyo García Viadero, hijo del acreditado bodeguero D. Gregorio García, fundador de las afamadas y acreditadas “Bodegas Valduero”. Desde muy joven, a la vez que emprendió la carrera de ingeniero agrónomo, Goyo trabajó en la Bodega de su padre. Allí aprendió a elaborar su primer vino y allí se dio perfecta cuenta del vino que deseaba: recuperar viñas viejas para obtener un vino como los que se hacían antaño. Dice Goyo: “Hace ya tiempo que empezamos a investigar y experimentar en el viñedo para lograr el regreso a los aromas, sabores y olores un tanto olvidados y tapados por factores de moda como la madera, enzimas, levaduras cualificadas y conservantes. En consecuencia, nos pusimos manos a la obra hace ya algunos años, usando prácticas de toda la vida, olvidadas por la viticultura moderna simbolizada por los herbicidas, fitosanitarios sistémicos y abonos de todo tipo”. En su afán de hombre emprendedor, un buen día Goyo se acercó al valle de Bedoya y pudo contemplar la zona de los viñedos que estaban orientados en dirección sureste, a una altitud de unos 500 metros con una buena climatología con suelo de pizarras calizas y con unas viñas plantadas sin mucho orden y con una antigüedad aproximada ya a los cien años. Es lo que él estaba buscando. Animado por ello decidió comprar el fruto a los vitivinicultores locales y se pudo dar cuenta del buen vino que salía de ésta tierra, así que el siguiente paso fue ya adquirir en propiedad viñedos plantados y posteriormente terrenos para próximas plantaciones. “Liébana y por supuesto Bedoya es un territorio de viñas apenas explorado. Nosotros elaboramos allí un vino blanco y tinto. Viniendo de ese paisaje lebaniego, es imposible que sea el vino malo. Nuestros vinos nacen de la Tierra y por eso hemos recuperado viejos viñedos y practicamos usos y costumbres olvidados por la viticultura moderna”, nos comenta Goyo. Pero no solamente tiene viñedos en Liébana. En su bodega de Valladolid presenta unas 11 referencias de vinos, elaborados en tres zonas distintas: la Ribera del Duero, en la Ribera del Arlanza y en Cantabria, en el Valle de Bedoya. Cada uno de sus vinos nos transporta a un paisaje diferente, alejándonos de la globalización vinícola más reciente. Refiriéndonos a los vinos de Cantabria, nos encontramos, como primera mención, con el vino Beâtum, que se acoge a la Denominación de “Vino de la Tierra de Liébana”. Beâtum expresa a la perfección el terruño del que procede, es elegante con fruta roja madura, aterciopelado pero muy ágil y fresco. Está elaborado con una maravillosa Mencía (70%) y con Palomino Fino (30%). En boca tiene un ataque potente y estructurado con sabor a frutas silvestres, que se entrelaza con el de los recuerdos al bosque mediterráneo con su romero, tomillo, orégano y estragón, con la particularidad de sus 18 meses de crianza en barricas muy usadas, por lo que el aporte de la madera es muy suave, con el resultado final de ser uno de esos vinos que “uno podría beber por cajas”. La filosofía de Goyo es vendimiar fijando la acidez y dejando que sea la uva en ese punto la que determine la graduación. No emplea nunca madera nueva, usando para la crianza barricas de tercero o cuarto usos. En fin, un vino con el brío que le otorga su buenísima acidez y que es fiel y deudor a su origen y sus variedades, desplegando la elegancia de la mejor mencía vieja y el nervio de una palomino de raza. Un gran vino, sin duda. Fuentes de texto y fotos: https://goyogarciaviadero.com/2020/04/02/somos-viticultores-en-la-ribera-del-duero-y-cantabria/
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