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Carmen Cuesta Fernández "El mayor trabajo que tengo es no poder hacer algo"
Encuentro a Carmen sentada junto a su casa de Esanos, resguardándose de los rayos solares de un principiante verano. Después de los saludos de rigor, la pregunto si estaría dispuesta a contarnos algo de su vida. Sí, mujer, ya verás cómo van saliendo temas y nos dices cómo se vivía en el valle de Bedoya ya hace unos cuantos años. ¿Nos puedes decir dónde y cuándo naciste? Yo nací en Salarzón el 11 de Enero de 1932. Mis padres fueron Guillermo Cuesta Díez y Genoveva Fernández Soberón. ¿Erais muchos hermanos? Fuimos tres, yo era la mayor y la única mujer ¿Qué recuerdos tienes de pequeña? Pocos, lo único que me echaban a la escuela ¿Erais muchos niños en Salarzón? Sí, sí, igual éramos veinte o más. Había familias de cinco, o seis hijos, como los de Santa, los de los miguelines, los del palacio que también eran unos cuantos….. ¿Te quitaban de ir a la escuela? No, no. Ora…..!, qué haríamos allá, poca cosa ¿Te acuerdas del nombre de algún maestro? La primera maestra que tuve se llamaba Angelita. Era de donde es la Virgen del Pilar, no me acuerdo. Ah sí, de Zaragoza. ¡Qué maestra más buena…..!. Escribía muy bien y con ella aprendimos mucho. Se lo tenemos que agradecer, pero dónde estará ya. Tuvimos otro maestro que se llamaba don Adolfo que era de Santander. Otra maestra se llamaba Lolita, también de Santander. ¿Os mandaban de pequeños a trabajar? A mí casi nada, pero me acuerdo de ir con mi madre a sallar trigo, lentejas y lo que hiciera falta. En casa teníamos muchas tierras y como no había a quien llamar, pues íbamos nosotras. Algunas veces mi madre pedía ayuda a aquella Colasa que era de San Pedro, a Gerarda Otero de Esanos y a mi abuela. ¿Llegaban los Reyes a Salarzón? Pocas veces. Como está tan arriba y no había carretera y nevaba mucho, allí no subían. Les poníamos una albarca y nos dejaban poca cosa, unos caramelos o algo así. ¿No traían juguetes? Ora.… sí. Entonces no había juguetes. ¿Cómo se vivía en Salarzón? A mí me mandaron una vez, tendría diecisiete o dieciocho años con Julia Cuevas a Tresviso. Íbamos con el burro y los cuévanos llenos de mijuelos, de japonesas. Yo me arreglaba muy bien con Julia. Pues íbamos a amanecer con los burros a Urdón para subir por aquel senderu tan malu. Cuando daba el sol ya estábamos arriba. Oye, Tresviso es un buen pueblu, es grande, pero cuando estábamos arriba la decía yo a Julia que allí no volvía más, era un senderu malísimu. Hacía pocos días se había caído un caballo por una canal abajo y se mató. Así que ibais al cambio… No, no, nosotras vendíamos las japonesas y cobrábamos dinero, pero el queso nos lo daban. Las japonesas las cogíamos en Trillayo. Las tenía una señora que ahora no me acuerdo cómo se llamaba, vivía junto a casa de Pardueles. Tenía muchísima fruta. Muy bien Carmen, estas historias si no nos las cuentas, pues se pierden y no las conoce nadie. ¿A qué jugabais? Al aeroplano, saltando a la pata coja en unos cuadros que pintábamos en el suelo. También jugábamos a la maya, nos metíamos a escondernos por aquellos pajares que ya no tenían hierba y andábamos por encima de las vigas que estaban muy altas. Si caemos…., ¡qué cosa!. Ahora jugarán de otra manera. Ahora están dando a esi aparatu (señala a mi móvil) y con eso se entretienen. ¿Se pasaba hambre en Salarzón? No, no se pasaba hambre. Había pocas patatas, pero no se pasaba hambre. A veces comíamos nabos y de los nabos hacían también sopa. ¿Os echaban de pastores? Sí, íbamos con las vacas. Solía ir con las muchachas de José Fuente: Beatriz, Genia, Clotilde….., llevábamos las vacas por el Cercau o por ahí. Entonces había pocas vacas, media docena cada uno. Las juntábamos y por allí pasábamos el día con ellas. ¿Cómo os divertíais de jovenes? En Salarzón íbamos a la casa de las miguelinas. Allí hacían baile todos los Domingos. Un baile….., me acuerdo que cuando íbamos llegando, salían a recibirnos a la puerta las miguelinas que se llamaban Susa y Generosa:, “Bienvenidos seais, hijos….” nos decían. Tenían un salón muy grande y venga a bailar. Teníamos de música un tambor que le tocaba el que cuadrara. Subían al baile también mozos de aquí abajo. Subían Victoriano Cantero, Federico García…., algunos después se casaron con mozas de Salarzón. Yo misma también lo hice con Juan Manuel que era de Esanos. Al oscurecer todos para su casa. No íbamos a estar allí dando la tabarra, aunque ellas estaban más contentas…. No había otras diversiones. ¿Nevaba mucho en Salarzón? Mucho, muchísimo. Me acuerdo que subía el cura, Don Benigno, desde Esanos andando por las Llamizas a decirnos misa. No perdía un Domingo por mucha nieve que hubiera. Ya de último iba por el camino de San Pedro. ¿Iba la gente a misa? Ah, sí, sí, de aquella iba todo el pueblo. Cuando no vamos es ahora. Yo la Misa no la pierdo, la veo por la tele. Tengo la iglesia cerca, pero estas piernas…., para arriba todavía camino bastante bien, pero para abajo no encajan las rodillas, no soy para andar. Por las noches rezábamos el rosario muchas veces. En el mes de Octubre le rezaba Leonor Gómez, hermana de Pilar y de Mariano el del Palacio ¿la conociste tu?. (la digo que no). Leonor era como monja. Ahora ya no lo reza nadie y si lo hacen ya no va la gente. ¡Qué vamos a hacer…..!. ¿Trabajaba mucho la gente? Todos trabajaban, entonces no había vagos y poco que comer. Hambre no se pasaba porque la gente tenía trigo y se amasaba. Íbamos con la talega y el burro a Castro a moler el trigo. A veces también venían los molineros al pueblo a recoger las talegas. Teniendo pan y vino no se pasaba hambre. Entonces se cogía mucho vino. Nosotros hubo años de coger 80 o más cestos de uvas. Ahora en Sobrequintana está todo perdíu, un escobal. Mi padre se hinchó a trabajar, más o menos todos lo hacían. Mariano el del Palacio también trabajó mucho, eran muchos en casa, sus hermanos y claro los hijos. Eran los más pudientes del pueblo con buenas fincas y vacas. Iba Luis con ellas. Juan Blanco también mucho trabajó, lo mismo que su hijo Lucinio. Eran de Cereceda. Y por aquí abajo también trabajaban mucho. No había carretera a Salarzón …. Nada, subíamos y bajábamos por las Llamizas y si era con el carro y las vacas, entonces bajábamos por el camino de la Reverencia a San Pedro. ¿Había racionamiento? Sí, pero traíamos poco. Comprábamos donde María Barredo en Ojedo. También íbamos al cambio. Llevábamos cebollas a Caloca y traíamos patatas para comer y para sembrar. También se iba para la parte de Lamasón, pero de ahí se cambiaba con maíz. Yo fui cuando ya estaba casada. Fui con Josefa Álvarez de San Pedro, con Regina Santervás….; me acuerdo que dormíamos en casa de Ramón en Celucos. Ramón estaba trabajando aquí en Esanos para Gerardo Cantero. Por la noche teníamos que desgranar el maíz para meterlo en las talegas y que ocupara menos. También fui en alguna ocasión a Lores, en Castilla, a por patatas con Josefa la de Timio. Íbamos andando, claro. Había que tener cuidado porque a veces la Guardia Civil quitaba la mercancía. A mí no me pararon nunca, pero ya te digo que tampoco fui muchas veces. ¿Te acuerdas de la Guerra civil? No me acuerdo, era muy pequeña, yo nací en el 32. De lo que más me acuerdo es de la postguerra con los emboscaos. En Salarzón no había gente implicada en ello. Por aquí abajo sí que la hubo. Los que andaban por el monte yo nunca los vi. Una vez casada te bajaste a vivir a Esanos. Sí, bajé a Esanos a trabajar. Teníamos una docena de vacas. Las teníamos en el Cercau que por entonces le llevábamos nosotros. Tenía que cuidarlas yo porque Juan Manuel, mi marido, estaba en el monte arrastrando madera de las subastas. Tenía trabajo todo el año. En Poda, en Lobá… Teníamos varias parejas de vacas y de bueyes para ello. Me acuerdo que un buey se apiló. No sé lo que es eso… Pues que comió demasiado. Se empachó. Se los había dejado a mi cuñao Moisés para también arrastrar madera. Era un buey casino muy grande. Sé que también tuviste ovejas..... Sí, resulta que un lunes había hablado Juan Manuel con uno de Tresviso que vendía las ovejas, pero no cerraron el trato. A media semana Juan Manuel lo pensó mejor y me mandó a mí ir hasta Urdón para decirle que se quedaba con ellas. A Tresviso no hacía falta subir ya que se podía hablar por teléfono desde Urdón. Bajé andando y se me hizo muy larguísimu. Tiempo andando ya las trajo Juan Manuel. Era un buen rebañu. Me acuerdo que un año las subimos al monte con 119 corderos y volvieron 90. ¿Había lobos también? Sí, de dos patas. Qué íbamos hacer…., nosotros teníamos que andar a la hierba y dejábamos las ovejas solas. Aunque había que ir a ellas porque se juntaban con el rebañu de ovejas de Lebeña y se iban para allá. Cuántas veces después de comer con el calor que hacía…., cogía un paraguas para resguardarme del sol y me plantaba en el puertu a verlas. Así muchos días. Las traíamos a dormir a Peña Crespa. Mira tú qué trabajo. ¿Tenías huerta? Sí, sí y mejor que ahora. Teníamos una buena huerta al lado de casa y en Sária también sembrábamos maíz y fréjoles. Ahora a descansar, o sigues trabajando algo en la huerta….. No, no puedo, ahora no soy para trabajar. Tengo un reuma por todos los lados. Los huesos desarmaos. Ya me queda poco. Eso no lo sabemos nadie Es verdad, yo lo que peor tengo son las rodillas. No puedo fundarme en ellas. ¿Haces todavía la comida? No. No me dejan coger la sartén. Mira cómo tengo las manos, ya apenas puedo coger peso con ellas. ¿Tú sabes qué trabajo es estar mirando?. Me da la risa, si te oyera alguno decir eso…. Te lo digo con todas las de la ley. A mí se me hace trabajo eso. Creo que a cualquiera le puede pasar eso. No voy a la huerta y no valgo para nada. En casa mi hija no me deja hacer nada. Hay que pasar por todo lo que haga falta. Lo digo con todas las de la ley: el mayor trabajo que tengo es no poder hacer algo. Puedes estar contenta que todavía te vales por ti misma. Eso sí, aunque sea con dolores porque mira a mi marido Juan Manuel, cuánto trabajó …. y al final estuvo muy mal; le entró el asma ya de 30 años. Ahora hay gente que no quiere trabajar…. Ahora muchos se meten al paru y cobrando…., ¿para qué van a trabajar?. Por el contrario, yo les digo a estos muchachos (mis hijos) que tienen que trabajar menos. Tienen vacas en varios sitios a la vez y todo hay que atenderlo. Este año no llueve y gracias a Dios que tiene hierba del añu pasau. Ahora dónde vas a comprar paja, si tampoco lo hay y encima es caro. Yo les digo que las quiten, que dejen unas pocas. ¿Cómo ves al valle de Bedoya? Muy bien, porque no se trabaja. Mira cómo está la Vega. Si no lo siega Nel….., se vuelve rápido un bosque. Esto de aquí, de las Viejas, está igual. Cada día somos más pobres. Vas a la compra y cada vez cuestan más las cosas. ¿Sabes lo que es Internet? No sé nada, ni quiero saberlo. Ya pa qué. Tengo teléfono en casa y con eso me vale. Nel tiene unu pequeñucu, no quiere unu grande. Así le puede meter en bolsu y unu grande ¿dónde le mete?. Ya te traeré todo esto que me cuentas, para que lo leas tú la primera. Ya me oye esi aparatu que traes tú (señalando para mi móvil). Ay Dios mío, y ¿van a saber todo lo que te dije?. Sí, la contesté, pero no tengas miedo que nos contaste muchas cosas para que sepamos cómo se vivía en Bedoya hace ya unos cuantos años. Estas historias que nos relataste son el mejor testimonio del sacrificio y trabajo de unas generaciones que dan ejemplo a las actuales. Muchas gracias por ello, Carmen, y a seguir bien, que te lo mereces. José Angel Cantero |
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