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Juan Manuel Gómez Movellán "El ir a la escuela para mí era pecau....."
"Yo meto 120". "Esas son pocas pa mí, yo 140". "Te las dejo, yo a 140 no puedo. ¿qué pones de triunfu?". Todos estos comentarios se estaban haciendo en el local de la escuela de Esanos, que en la actualidad se utiliza como centro de ocio, en una tarde de Domingo del mes de Enero. Son los componentes de una partida de cartas que jugaban al subastado. Y alrededor de la mesa de juego, presenciando dicha partida, se encontraba Juan Manuel Gómez Movellán. Me acerqué yo también a la mesa y ...... Buenas tardes a todos. Parece que hay ambiente, por lo menos voceais bien....., Hola Juan Manuel, por cierto, me gustaría hacerte unas preguntas sobre tu niñez en Bedoya .... Sí, hombre, lo que quieras, pero poco te puedo contar ya que no me crié aquí; de pequeñín me llevaron a Luriezo con una tía y allí fue donde pasé mis años de críu. De acuerdo, pero me imagino que las costumbres entre Luriezo y Bedoya serían parecidas, así que si quieres nos podemos sentar alrededor de aquella mesa del fondo, junto a la chimenea, y empezamos. Dicho y hecho, así lo hicimos y así empezamos el diálogo. ¿Dónde naciste? Yo nací en el año 1.927 en Esanos. Ese año nacimos en el valle de Bedoya 18 críos, casi, casi como los que nacen ahora....., me dice socarronamente. ¿Cuál es tu primer recuerdo? No lo se, pero cuando era muy pequeño a mis padres les entró una gripe muy mala y entonces me llevó una tía que tenía en Luriezo con ella. Allí estuve varios años y allí me crié. Me echaban con las vacas, bueno en realidad, como era tan pequeño me mandaban ponerme en una tierra de trigo para que no entraran las vacas allí. Solo tenía que defender aquella tierra. Te diré que en Luriezo pasé mucha hambre y muchas calamidades. Cuando tenía cinco o seis años me mandaron de nuevo para Esanos, donde mis padres, pero con tán mala suerte que en aquel mismo año se mató uno de los hijos de mi tía y otro se le murió, total que éramos tantos en mi casa que sobraba alguno, así que Juan Manuel de nuevo para Luriezo donde la tía. Empezarías a ir a la escuela en Luriezo.. La escuela......, de escuela nada de nada, para mí el ir a la escuela era "pecau". Lo poco o mucho que aprendí fue pegando trompazos con la cabeza, pero no me lo enseñó nadie. En vez de escuela me mandaban con las burrras, con la recilla..... ¿Venían los Reyes Magos? Sí, sí venían, pero muy pobres. Si acaso traían unas zapatillas y si no..... a correr medio descalzo. ¿A qué jugabais? Jugábamos poco, ten en cuenta que lo poco que se jugaba era en la escuela y como yo no iba....., además en Luriezo casi no había chavales. ¿Te acuerdas algo de la Guerra Civil? Si, yo era un críu y como te digo estaba en Luriezo. Te voy a contar algo que le pasó a mi padre. Mira, Liébana estaba ocupada por los rojos y varios vecinos de Bedoya, entre los que estaba mi padre, tenían miedo que les movilizaran y decidieron echarse al monte hasta que llegaran los nacionales. Andaban escondidos por el Collau, por la Peña las Segás...., por donde podían. Aparte de mi padre estaban también mi hermano Gabriel, el tíu Manuel Cuevas y sus hijos Fausto y Tasio. Un día mi padre tuvo que bajar a casa a por provisiones, claro a escondidas, y cuando volvió al "Collau" en vez de encontrarse con los compañeros, se encontró con los del Comité. Le detuvieron y claro, le quitaron también la comida. Eran tres y entre los tres le bajaron para el pueblo. Al llegar a la cabecera del prau del tíu Nemesio, en "Retorturas", se pararon porque en el "Lomberu" estaba María, la mujer de Marcelo Verdeja, con las ovejas y dos de ellos se acercaron donde ella para hacerla algunas preguntas, quedando mi padre con el otro y como tardaban en volver, el guardián se quedó dormido, lo que pudo aprovechar mi padre para huir prau abajo a toda velocidad hasta meterse de nuevo en el monte. Todo esto acompañado de una salva de tiros que no le llegaron a alcanzar. Mi padre se pudo escabullir por el monte y llegó hasta Luriezo, donde estaba yo con mí tía. Allí estuvo como un mes escondido en un pajar. Yo no le pude hablar, ni siquiera le vi, porque tenían miedo que si me lo decían yo pudiera "cantar". Todavía era un críu. Me acuerdo que mi tía me mandaba todos los días esquilar a un fresno para poner o quitar un trapo de una sábana vieja. Si estaba la sábana colgada, era la señal convenida con mi padre para que supiera que el terreno estaba libre de rojos, pero si andaban por allí, entonces no había sábana. Yo lo hacía, pero ya te digo que no sabía con qué fin. ¿Conociste el racionamiento y el estraperlo? Al estraperlo casi no fui, pero me acuerdo una vez que fui con mi padre a por trigo a Castilla. Iban también dos de Luriezo con nosotros. Llevábamos nueces y estando en Buenavista empezó a nevar, así que rápidamente tratamos de cambiar las nueces por el trigo y a media tarde emprendimos el camino de vuelta. Era tan grande la tormenta de nieve que casi no veíamos y de hecho nos salimos de la carretera y nos perdimos. Por fin pudimos llegar hasta Cervera y una amistad de mi padre nos trató muy bien y nos dio cobijo esa noche. Al día siguiente llegamos a Lores como pudimos ya que las caballerías no podían andar con la carga. La tuvimos que dejar en Lores y seguimos con las caballerías hasta Camasobres, pero era imposible seguir. No se podía pasar por el puerto de Piedrasluengas, así que tuvimos que estar en el citado pueblo nada menos que diez días. Y figúrate la que caería que a los diez días decidimos arrancar y sin darnos cuenta pasamos por encima de una casa. Ibamos en albarcas y vimos una pareduca y nos pusimos a sacudir las albarcas contra ella para que cayera la nieve que llevaban pegada a ellas. Resulta que la citada pareduca era la chimenea de una casa. En Esanos, mi madre ya casi no contaba con nosotros, entonces no era como ahora, de aquella no era posible comunicarse. Diez días eran muchos días y estaba ya todo el pueblo preocupado. La carga de trigo estuvo en Lores dos meses que se volvió a por ella, pero siempre con sumo cuidado porque si te cogían, te lo quitaban. Aquello era una esclavitud. ¿Alguna cosa más de la juventud? Pues que todo lo que pasé fueron calamidades, sin embargo estuve después tres años en Aniezo. Estuve de criado con don Plácido Cuevas y con ese señor viví mejor que cualquier capitalista de Liébana. Don Plácido era un señor muy influyente, era el amo del Ayuntamiento de Cabezón. Todos iban a pedirle ayuda y favores. Por el contrario, le regalaban cabritos, corderos, anguilas, pescado, de todo. A mí me pagaba 10 duros al mes y me daba los trajes cuando estaban algo usados. Así que Juan Manuel andaba de traje, ¿qué te parece?, y en cuanto a la comida ....., bueno te puedo decir que comía mejor que los curas. Si don Plácido comía cabrito, Juan Manuel también. Después vine a trabajar a la carretera de Bedoya, me pagaban 16,50 pesetas diarias, pero me parecía poco dinero, así que solo estuve tres días y me marché a la sierra. Allí dormíamos en los pajares, en las cuadras......, donde podíamos. ¿Alguna diversión de joven? Los chavales jugaban a los bolos, pero a mí nunca me gustaron. Me gustaban más las muchachas, pero no teníamos suficiente capacidad ni salero para conquistarlas, de todos modos hacíamos lo que podíamos. En Salarzón, en casa de las Miguelinas, solíamos hacer baile los Domingos; nos juntábamos unos cuantos con los chavales de Salarzón. Teníamos un tambor que era muy malo, pero sonaba, le tocaba el que cuadraba. De esas reuniones en Salarzón salieron luego varios matrimonios, por ejemplo yo me casé con una moza de allí y otro que también hizo lo propio fue tu tío Victoriano Cantero. ¿Qué personas de Bedoya destacarías por sus obras de beneficencia? Pues no destacaría a nadie. Los que podían no ayudaban mucho. Aquí hubo mucha miseria y nadie ayudaba. Y gente inteligente? Si acaso a Gerardo Cantero, había pocos que sobresaliesen. ¿Trabajadores? De eso todos éramos aproximados, había que trabajar mucho, aunque pienso que el que más trabajaba, peor para él. ¿Ganaderos? De aquella estaban Gerardo Cantero, Manuel Cuevas, Gervasio y Esteban Dobarganes, los del Palacio....., pero te diré que tenían unos 10 ó 15 vacas, otros alguna más, pero hoy día eso no valdría para nada, ya que hoy para sacarlas rendimiento hay que tener muchas más. ¿Qué opinas de la despoblación en Bedoya? Bien, los que marcharon tuvieron suerte, se emplearon en otros sitios y sacaron rendimiento. Los que quedamos aquí no hicimos nada. Si se llegan a quedar aquí, hubiera sido un desastre para todos. ¿Qué te parece los móviles? ¿Sabes lo que es Internet? Mira....., móvil yo no tengo porque no le entiendo, además veo mal y tampoco oigo bien, así que ¿para qué tanto negocio?. De todos modos reconozco que es una cosa buena ya que te ahorra muchos paseos innecesarios. De Internet no entiendo nada, los que estamos "muy estudiados" eso no nos vale, contesta irónicamente. Vale, Juan Manuel, pues a seguir viendo la partida, y gracias por compartir con nosotros tus vivencias. José Angel Cantero |
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