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Felipe Prellezo Santervás "El kilo de pan nos costaba doce pesetas"
Hola Lipe, hoy apuntaron bien, eh? Sí, tuvieron buen día y como hay muchos jabalíes....., pues aprovecharon. Oye, tenía que hacerte unas preguntas sobre tus años jóvenes, ¿te las puedo hacer ahora? Si hombre, me contesta, pero vamos a ir al banco que hay delante de la casa de Regina. Allí nos podemos sentar y todavía nos da el sol, porque aquí hace mucho frío y corre una brisa que a la sombra no se aguanta. Efectivamente, era ya tarde y aunque lucía un tibio sol, éste ya estaba muy bajo, cerca ya de los Picos de Europa por donde se esconderá dentro de unos minutos, así que enseguida entramos en conversación sentados en el mencionado banco. ¿Dónde naciste? Aquí en San Pedro en el año 1.925, ya no fue ayer. ¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de tu niñez? Mira, me acuerdo que fui alguna vez a la escuela de Salarzón. Era muy pequeño y no sé la causa, porque aquí en Esanos también había maestro. Iba conmigo Ignacio Abad, otro muchacho de aquí. ¿También fuiste a la escuela de Esanos? Sí, sí, en Esanos empecé con seis años. Me acuerdo que el señor maestro se llamaba don Arcadio Calvo, un bigotines. Después vino don Pedro Villar, el "Negus". Éste fue un mal maestro, tenía tres hijos y una sobrina con él. Era a principios de la Guerra Civil y no pensaba nada más que en política. Después estuvo de maestra Doña Anita, que era muy buena. Con ella deje ya de ir a la escuela cuando cumplí los catorce años. Nos hacía rezar mucho, me acuerdo que rezábamos el rosario, pero también nos enseñó mucho. ¿A qué jugábais? Jugábamos a los "guardias y pasiegos", al "calvu" y a la "maya". Las muchachas jugaban al "relonchu" y a la "comba". ¿Se pasaba hambre? Sí, se pasaba hambre. Me acuerdo que al principio de la guerra, nos mandaban sacos de maíz molido; no sé de dónde venían, ni quién los mandaba pero el señor maestro, don Pedro Villar, en vez de repartirlo entre nosotros, se quedaba con ellos y hacía tortas y pan para su familia y para nosotros apenas que alcanzaba. Yo me acuerdo que pasé bastante hambre, igual que los demás muchachos. Algunos en el recreo iban a las tierras de la "Vega" a comer nabos. A mí no me gustaban, pero ya te digo que pasaba un hambre...... ¿Perdías muchos días de ir a la escuela? Sí, perdí bastantes. Yo era el segundo de los hermanos y tenía que ir de pastor, además, como no enseñaban mucho, muchas veces ni nos mandaban a la escuela, para qué.....; don Pedro solo pensaba en la política y muchos días no nos daba clase, ni siquiera se presentaba. Con doña Anita sí que aprendí. ¿Qué diversiones teníais? Diversiones..... pocas, muy pocas y si me apuras te diré que ninguna, teníamos que ir unas veces con las vacas, otras con los marranos o con las burras y había poco tiempo para divertirse. ¿Pero no jugabais a los bolos? Yo nunca fui jugador de bolos, aunque muchos me tocó pinar. Me acuerdo que me daban una perra gorda de cobre por partida, eso la vez que me la daban. Algunos por no pagarme, como Joaquín Soberón, me ayudaban a pinar. ¿Y bailes? Bueno, había baile el día de la romería y en San Miguel se hacía también los Domingos con el tambor y la pandereta. Eloisa Movellán solía tocar la pandereta y el tambor Angel Pérez, que lo tocaba muy bien. ¿Qué me dices de la Guerra Civil? Yo era un críu, tenía once años cuando empezó. Todos los mozos marcharon al frente, aquí no quedó ninguno. Me acuerdo del día que entraron los nacionales. Yo estaba en el Collau de Taruey con Marcelo Verdeja. Estábamos cuidando las ovejas. Los nacionales entraron por Pasaneu, venían de la parte de Lamasón. Nos dieron pan blanco que nos gustó muchísimo ya que hacía muchísimo tiempo que no comíamos esa clase de pan. A cambio de ello, yo hice varios viajes hasta la fuente que hay en Los Cocinos para traerles agua, ya que llegaban con mucha sed. Y del racionamiento? Íbamos a Potes con una cartilla a por pan, aceite......; nos daban según los que fueramos en cada casa. Hasta hace poco tiempo, dicha cartilla todavía andaba rodando por casa. ¿Fuiste al estraperlo? Yo no fui mucho, pero me acuerdo de una vez que fui con Adolfo Álvarez a Cervera de Pisuerga a buscar tres sacos de harina y no tuvimos ningún problema. Salimos de aquí una mañana con el carro y dos burros y volvimos al día siguiente. Allá nos juntamos con Indalecio Soberón que iba a lo mismo y metimos su saco en el carro que llevábamos nosotros y enganchamos los tres burros a tirar del carro. ¿Alguna cosa más? Pues mira, mi padre se pasaba grandes temporadas fuera de casa trabajando por los montes, era serrador. Yo con 18 años también salí a trabajar en los Saltos del Nansa, en Polaciones. Fuimos varios mozos de Bedoya. Me acuerdo de Benjamín Soberón, de Luciano Abad, de Julio Rábago, de Manuel Verdeja, su hermano Pedro ......, ganábamos 18,50 pesetas cada día y teníamos que comer y dormir con ello. Comíamos en el economato de la empresa. Ponían patatas cocidas por la noche y las comíamos por la mañana. El kilo de pan nos costaba 12 pesetas, así que teníamos que mirar por ello. Se lo comprábamos a Goria, la mujer de Pepe Cuevas, "el de la línea" como decíamos por aquí, que trabajaba para Viesgo. Por dormir nos cobraban dos reales cada noche y dormíamos en una cuadra. Era en el mes de Agosto y la cuadra no tenía animales porque por entonces estaban en los puertos. Cambiando de tema ¿qué gente de Bedoya merece destacarse por sus obras de beneficencia? Don Felipe Cuevas, de Trillayo, que hizo mucho bien para todos, también Luís Cuevas y Gerardo Cantero. Ambos dieron a ganar muchos jornales, sobre todo Luís Cuevas. Yo estuve cavando varias veces los árboles para él y para Gerardo estuve a la hierba y cavando la viña. Me acuerdo que Luís me pagaba 12 pesetas cada día. Otros que merece la pena nombrarse fueron los hermanos Angela, Patricia y Serafín Gómez Narezo, eran muy buena gente y se ocupaban mucho de los enfermos. ¿Y gente lista? Pues también quiero destacar a Felipe Cuevas y a Gerardo Cantero. Y aquí, de San Pedro, no quiero olvidarme tampoco de don Fernando Gómez, su hermana Dª Aurora y de Rosalía ¿Me puedes nombrar gente que sobresaliera por su fortaleza? Yo no le conocí, pero creo que Juan Narezo era muy fuerte. Juan era el padre de Angela y Serafín. Cuentan de él que llevaba las lanchas (losas) con una pareja de bueyes desde la "Lanchera", en Cordancas, hasta Luriezo para hacer la iglesia de dicho pueblo. En cierta ocasión se puso un buey cojo y Juán Narezo se unció él mismo con el otro buey y le dijo a Angela, su hija, que iba de ayudanta: "No arrees al buey, arréame a mí". A mí me lo contó la propia Angela. Otro que también era muy fuerte fue Laureano Gutiérrez, de Salarzón. En cierta ocasión había un contencioso con los vecinos de Castro por unos deslindes, y estaban todos discutiendo sin ponerse de acuerdo. Entonces apareció Laureano que llevaba un arado de esos romanos que había antiguamente y lo llevaba en forma de cachava. Al verle los de Castro, echaron a correr. ¿Y gente trabajadora? Creo que Lucio Cuevas sería uno de los más trabajadores; éste sabía estar todo el día trabajando con los canteros y al oscurecer ir hasta Peñarrubia a echar de cenar las vacas que las tenía allí y volver a dormir a casa, a Bedoya. También solía llevar desde aquí el carro de las vacas hasta la Varga de Naveu, en el Desfiladero. Se echaba el "cabezón" del carro al hombro y tiraba de él carretera abajo hasta el río Naveu. Irene, su mujer, iba montada en el carro. ¿Ganaderos? Gerardo Cantero, Federico Soberón, Angel Soberón, el tíu Fonso Dobarganes, de Salarzón, Mariano Cuevas..... Ya para terminar, ¿qué opinas de la despoblación de Bedoya? A Bedoya la veo mal, mucha gente se tuvo que marchar porque aquí no había suficiente comida para todos. Hicieron bien. ¿Tienes móvil?, sabes lo que es Internet? No tengo móvil, ni le quiero, además no veo los números ni las letras. De Internet no te digo nada porque no lo entiendo. Y casi sin darnos cuenta, nos percatamos que el sol ya se había escondido por los Picos y una fuerte y gélida brisa nos animaba a guarecernos en algún lugar, así que me despedí de Lipe a la vez que le agradecí sus palabras para que los demás las podamos disfrutar. José Angel Cantero |
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Me encuentro en San Pedro de Bedoya y hoy el pueblo está muy concurrido. La cuadrilla de caza 103 bajó del monte ocho jabalís y somos muchos los curiosos que nos acercamos a verlos. Entre ellos está Felipe Prellezo Santervás, al que familiarmente todos conocemos por Lipe. Me acerco a él y después de saludarle, le digo: