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Pedro Prellezo Santervás "De críos jugábamos a los guardias y pasiegos "
Hablar con Pedro Prellezo es muy fácil. Es un hombre dotado de una gran memoria y estar con él es como volver a revivir viejos tiempos. Nos encontramos en la pradería de Toja, el día primero de Agosto, donde se celebra la fiesta de San Pedro Advíncula y allí junto a la fuente y cerca de la ermita comenzamos esta entrevista. Dónde y cuándo naciste? Nací un 13 de Julio del año 1.939 en San Pedro de Bedoya. Soy el más pequeño de los seis hermanos. Cuál es tu primer recuerdo de la infancia? Tendría yo cuatro o cinco años y fui un día a ver a una tía que tenía en Esanos. Se me hizo de noche y tenía que regresar a casa. El problema era que tenía que pasar delante la iglesia o, si subía por la carretera, delante del cementerio. Ninguno de los dos sitios era mi sitio preferido para pasarlo de noche. Después de mucho pensarlo decidí hacerme el valiente y pasé delante del cementerio, pero el miedo que pasé no se me olvidará mientras viva. Recuerdo también a un vecino que había en San Pedro que se llamaba Rogelio y no se me olvida que a veces le ataban con una treza y luego las mujeres lloraban. Cómo era eso? Quién era Rogelio? Rogelio Gómez fue un hombre que sufría alucinaciones y comportamientos muy extraños y violentos. Le daban ataques de locura. Vivía junto a mi casa y yo no entendía nada de lo que veía. Fuiste a la escuela? Si, claro, no se me daba mal. Empecé cuando tenía cinco o seis años en la escuela de Esanos. No se me olvida el nombre de la maestra, se llamaba Dª Margarita. Al ser el hermano más pequeño, perdí pocos días de ir a la escuela. Estuve hasta los catorce años A qué jugabais? A los "guardias y pasiegos", al "arcu", al "calvu", a la "chona", al "relonchu" y sobre todo a correr y a tirarnos piedras unos a otros. Echábamos también "aluches" entre nosotros a ver quien podía. Explícame eso de los guardias y pasiegos. Nos juntábamos los chavales y hacíamos dos grupos, unos se escondían (los pasiegos) y los otros los buscaban (los guardias). Una vez escondidos los "pasiegos", tenían que vocear: "Tres marinos en el mar" y les contestaban los "guardias": "Otros tres en busca van.". Cuando los encontraban se cambiaban de oficio. Unos y otros sabíamos todos los escondites posibles y no te digo nada de los pajares del pueblo; como tenían el boquerón abierto, no quedaba uno sin visitar, los conocíamos todos. Y el juego del arcu? Era un juego muy parecido a la comba, lo hacíamos con una cuerda o, a falta de ésta, con un "bringazu" de una enredadera. Y el calvu? Se cortaba un palo con tres patas para poder pinarle y con otro palo de medio metro se lanzaba para derribar el primero. Si se tiraba, se decía "calvu en tierra, calveru a la mier....." jejeje. Y eso de la "chona"? Era un juego algo similar a lo que ahora juegan golf. Se hacía un hoyo en la tierra y había que meter allí un taco de madera que había que lanzar con otro palo más largo. Me llama la atención ese juego que llamas "el relonchu". Se dibujaban en el suelo unos cuadros y a la pata coja había que llevar con el pie una pequeña piedra de cuadro en cuadro, con un cierto orden, sin que se saliera del mismo. Qué más recuerdos tienes de tu infancia? No se me olvida la fecha de un 13 de Julio, que era el día que yo cumplía once años y estaba solo con las ovejas en el "Chozu". Había que dormir allí con ellas en una cabaña que teníamos debajo de una piedra. Pasadas ya las 12 de la noche llegaba mi padre para que yo pudiera bajar a dormir a casa ya que era mi cumpleaños, pero hasta esa hora, pasé mucho miedo que paliaba con la vista de desde allí se divisaba: las luces de Potes y con eso ya me conformaba. Algo más? Si, con 13 años fui un verano a trabajar con un hermano mío a los pinos, era el único sitio donde iba la juventud en aquellos tiempos. Fue durante las vacaciones del verano y fui a Sodupe, en Vizcaya, a hacer hoyos para plantar pinos. No se me olvida que al final de la campaña me dio mi hermano 700 pesetas y en aquellos tiempos era un dineral. Y de tu juventud? Trabajando al campo y de pastor muchas veces con las vacas, ovejas, con los chones...., conocía todos los campanos que había en Bedoya, no se me despistaba uno. Me acuerdo de ir a apañar bellotas para los chones al collau de Orticeu. Allí hay buenos robles y buenos apañaderos. Yo era muy buen esquilador y me subía a ellos con una vara para echarlas abajo, luego había que apañarlas, a veces estaban incrustadas en la nieve y se nos quedaban las manos heladas. Cogíamos unas buenas riñonadas y para rematar, las cargábamos al hombro hasta casa. Alrededor de una hora con 40 ó 50 kilos encima. Pensándolo ahora no se cómo aguantábamos, aunque éramos jóvenes. Algo más? Con 16 años fui con la pareja de vacas que había en casa a bajar una subasta de hayas desde "Rozás". Iba solo, no llevaba ayudante, y me acuerdo que en alguna ocasión me tenían que ayudar Fidel Bustamante, Juan Gómez y Santiago Dobarganes, que también estaban con sus parejas de vacas transportando la madera. Yo era un criu y tenía que hacer lo mismo que las personas mayores. Cómo fue el resto de tu vida? Con 25 años me fui a Barcelona donde hice unos cursos de electricidad y donde me pude establecer para el resto de mi vida. Allí sigo, aunque no puedo resistir el venir largas temporadas, ahora que ya estoy jubilado, a Cahecho de donde es mi mujer. ¿Sabes una cosa? Ahora que estamos solos te voy a contar una cosa, pero no se lo digas a nadie: Que en Cahecho no estoy muy a gusto, allí tenemos una casa, pero si la tuvieramos en Bedoya...., seguro que estaría encantado; la tierra de uno tira. A quién consideras la persona mas sabia de Bedoya? Yo siempre tuve una gran predilección por Eduardo García. Sabía mucho y también se preocupaba de trasmitirlo a los demás para que no se perdiesen sus conocimientos. A mi me enseñó mucho y estoy muy agradecido de él. Y el más fuerte? Creo que fue Federico Gaipo. Tenía muchísima fuerza. Otro que también destacaba por su fuerza fue Casimiro García, de Salarzón. Dicen que en una ocasión iba con el carro de las vacas a Potes y en Sierratama se le salió una rueda que bajó rodando hasta cerca de Trillayo. Amarró las vacas para que no se le escaparan y bajó a por la rueda, la cargó en sus hombros y él mismo se encargó de ponerla otra vez en su sitio. El que se distinguió por su humanidad? Yo destacaría a Mariano Cuevas, el de la Torre, ese hombre metía comida por la ventana a aquellos vecinos que más lo necesitaban. Sin pregonarlo, socorría a quienes no tenían con qué alimentarse. Otro que te daba todo lo que tenía, aunque el hombre no tendría mucho que dar porque tampoco lo tenía, fue José Gómez, el de San Miguel. A quien distinguirías como ganadero? De los que yo conocí creo que a tu padre. Sebio siempre llevaba las vacas a las ferias impecables, las lavaba hasta el rabu, incluso en alguna ocasión pintaba con ceniza o "sarru" la moña de los jatos tudancos que la tenían algo clara y eso no vendía mucho. Sebio también fue un gran segador, segaba mucho y muy bien. Otro hombre que fue un gran ganadero fue Guillermo Cuesta, de Salarzón. El campanu de la ermita de Toja nos anuncia por tercera y última vez que ya está punto de empezar la misa. (En Toja no existen campanas, es un cencerro el que hace la función de avisar a los fieles). Así que, como leales y asiduos devotos de San Pedro, dejamos esta entrevista y acudimos a honrar al patrono de San Pedro de Bedoya. José Angel Cantero |
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