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Sagrario Gascón Díez

"Nunca vi una muñeca en mis manos"

Sagrario Gascón

Es difícil encontrar a Sagrario parada, siempre tiene algo pendiente de hacer. Hoy la encuentro en dirección a su casa con unas berzas debajo del brazo y con un bastón en la otra mano. "Las traigo de la tierra y son para las gallinas. Ando mal de ésta pierna, debe de ser algo de artrosis", me dice en una cálida tarde del mes de Septiembre. La acompaño hasta su domicilio y sentados ambos en un banco junto a la puerta, y a la sombra de una higuera, empezamos ésta charla.

Sé que no naciste en el valle de Bedoya....

No, yo nací en Viñón, concretamente en Llés, en el año 1.924; era la segunda de siete hermanos que fuimos.

¿Cómo se arreglaban las mujeres de Llés para traer los niños a éste mundo?

Siempre oí a mi madre que cuando la llegaba la hora, avisaba a mi padre y éste se asomaba a un cotero que hay debajo del pueblo y a voces llamaba a una señora de Olalle, que se llamaba María y que era la que ayudaba a las mujeres por aquella zona.

¿Cuál es tu primer recuerdo?

Tendría yo unos seis años y me mandaron bajar a Viñón a casa de un tío a por aguardiente porque a mi madre le dolían las muelas (decían que era un santo remedio). Cuando subía de nuevo para Llés me entró sed y se me ocurrió beber de la botella de aguardiente y claro, me emborraché. Me senté en un prado y allí me quedé dormida hasta que en casa, como tardaba en llegar, me vinieron a buscar. Creo que me tuvieron que llevar a cuestas hasta casa, porque no podía andar. Nunca más lo volví a probar.

¿Llegaban los Reyes Magos a Llés? aún no hay carretera....

Pues sería por eso, porque yo nunca vi una muñeca en mis manos. No había Reyes para nadie. En Nochebuena se hacía una buena cena, pero juguetes nunca los vi.

¿Fuiste a la escuela?

Tenía once años cuando empecé a ir a la escuela. Me echaban de pastora todos los días con ovejas y con vacas. La escuela la teníamos en Viñón, que está a unos dos kilómetros y por los inviernos cuando nevaba no podíamos ir. Había una maestra pero no me acuerdo de su nombre. Así que de letras y de números no aprendimos mucho, pero de catecismo......, le sabíamos de punta a rabo. Por las noches, mi madre nos sentaba a todos los hijos en la trébede y nos leía dos o tres veces las preguntas del catecismo y si no las sabíamos nos daba con un palo en la cabeza. Me acuerdo que a veces subía don Miguel, el cura, y nos preguntaba el catecismo y a eso no nos ganaba nadie. Don Miguel solía llevar unas alpargatucas o unas medias para los que mejor lo supieran y casi siempre nos lo llevábamos nosotros. Mi madre era muy creyente, a dos hermanos mios los mandó a Palencia a estudiar con los frailes de San Juan de Dios; estuvieron allá unos cuantos años. Otra hermana también salió del pueblo y la mandaron a Barrio y allí podía ir a la escuela.

¿A qué jugabais?

Cuando iba a la escuela, en el recreo, jugábamos al "corro la patata". En Llés no jugábamos a nada, solo ir de pastora, o a trabajar. Teníamos la fuente lejos del pueblo y había que traer agua para el día siguiente. Me acuerdo que en una ocasión me mandaron a por agua, ya entre día y noche, y vi el resplandor de dos ojos. Empecé a temblar y me volví a casa sin el agua. Se lo dije a mi madre y entonces me acompañó ella, pero en el mismo sitio volvimos a ver el resplandor y me acuerdo que se nos pusieron a las dos los pelos de punta. Esa noche nos quedamos sin agua porque también nos volvimos sin ello.

Pero a algo jugarías de pequeños......

Mira cuando iba de pastora solía ir sola y no tenía con quien jugar. Además mi madre me echaba algo para coser. Me acuerdo que tendría yo unos siete años y quería hacer un vestido a mi hermana que era más pequeña. Un día mi madre fue al mercado de Potes y aproveché a coger la tela de un edredón para el vestido; claro, le hice cisco. Cuando vino mi madre me pegó unos buenos palos. Yo tuve una niñez triste, tuve que ir mucho de pastora y llevé muchas palizas.

¿Cómo era la vida de pastora?

Yo era una niña y me acuerdo que en una ocasión estaba con una vecina cuidando las vacas y las ovejas. Era a principios de Abril y estaba nevando. Llevábamos un saco por la cabeza, pero yo me puse muy mala con unos dolores de barriga insoportables. Estaba tan mal que me tuvieron que llevar a casa a cuestas. Allí me dieron aceite y por un vaso lo tomé. Poco a poco se me fue pasando el dolor y de rendida que estaba me quedé dormida. En cuanto desperté estaba tronzada y me querían dar chocolate, pero no lo quise. Me acuerdo que estaba cubierto de nieve y me mandaron poner los cepelines y otra vez con las ovejas.

¿Se pasaba hambre?

Hambre no, pero había temporadas que pasábamos ganas de muchas cosas. Teníamos trigo para el año. Mi padre tenía que ir a molerlo de noche hasta Cicera, porque si bajaba a Tama corría el peligro de que se lo quitaran. Con doce años ya amasaba yo. En una ocasión estaba haciéndo el pan y me llamaron a la puerta. Salí a abrir y eran dos paisanos que sin preguntar nada, acabaron de abrir la puerta de un empujón y entraron para adentro. Yo ya había sacado las tortas del horno y las había metido en un arca muy grande donde guardábamos el pan. Abrieron el arca, cogieron las tortas y unas tarteras de leche y se comieron la nata y las tortas. Si queríamos comer en casa, las mujeres teníamos que hacer muchos trabajos de los hombres y salir a trabajar al campo. Yo me acuerdo de ir a arar y a abonar las tierras sola; eso sí, las vacas las teníamos enseñadas y daban la vuelta solas cuando se lo mandaba.

Eso sería cuando la guerra......

Sí, era cuando la guerra; a mi padre le tenían los rojos en Caloca haciendo trincheras. En una ocasión fui a llevarle hasta allí unos quesos y alguna otra cosa para que comiera y cuando llegué a Caloca se tiraron todos los compañeros de mi padre a las alforjas del burro y me lo comieron todo. Me harté de llorar. Esa noche dormí en casa de una amistad y al día siguiente mi padre se vino conmigo a casa. Me acuerdo también que teníamos una zamarra muy buena de mi padre y once mantas que todos los días teníamos que guardar por si se presentaban a inspeccionar la casa. Las querían para llevarlas al frente. También nos llevaron la mejor vaca.

¿Te acuerdas del racionamiento?

Cómo no me voy a acordar, mira, en una ocasión fui a Tama con el burro a por el racionamiento. Lo daban en la Iglesia y tendría yo unos diez años y cuando salí de vuelta para casa era ya de noche y encima estaba nevando. Me puse a caballo y me esperaba más de una hora de camino por aquellos montes. Pasé mucho miedo, pero nadie vino a buscarme. De racionamiento nos daban arenilla, o salvaos, que era lo que echábamos a los chones, también habas. En Potes, en casa del señor cura, nos daban un queso amarillento y también grasa.

¿Y del estraperlo?

Nosotros no solíamos ir a ninguna parte, pero venían al pueblo la gente de Tresviso; les vendíamos patatas y habas y pagaban con dinero y algunas veces con queso.

¿Cómo se vivió la posguerra?

Muy mal, había mucha miseria. Mi padre estuvo en la cárcel y nunca se supo el motivo. Estuvo en la cárcel de Santander y me acuerdo de oirle que las mantas se movían solas, solamente con el movimiento de los piojos. No tuvo ni juicio. Me acuerdo tambien cuando se quemó Potes. Fue en el año 1.937. Al ver el resplandor bajamos todos los del pueblo hasta Rases y cuando lo vimos, echamos a correr otra vez a casa todos asustados. Que no vuelva más....., es lo que pido.

¿Qué diversiones tenías de jóvenes?

Bueno, yo me casé con 18 años y me vine a vivir a Bedoya. Pero algunas veces me acuerdo que hacíamos baile en Viñón, junto a la escuela. Tocaban un tambor y venían chavales de Pendes y de Colio, pero de día teníamos que estar de nuevo en casa.

¿En que pueblo de Bedoya vivíste?

En Pumareña, siempre viví aquí. Me llevaba muy bien con Pedro García y con su mujer Quica. Aquí viví mucho mejor que en Viñón. Me situé bien y estuve siempre a gusto.

¿Qué personajes de Bedoya destacarías por su servicio hacia los demás?

No creas que había muchos, pero puedes poner a Gerardo Cuevas, el de la Torre, y a Benigno García, aunque éste me acuerdo que una vez se cabreó mucho cuando mi hijo Nando y Luisín, todavía eran unos críos, estaban un día de pastores y no se les ocurrió otra cosa que capar a todos los corderos de Pumareña. Benigno quería dejar uno para marón y claro no pudo ser. También hay que hablar de don Luis, el de Tama, que dio mucho trabajo y un dinero a todos trabajando en las viñas, con la fruta.....

¿Y personas inteligentes?

Gerardo Cantero, Ignacio Abad y Benigno García.

Díme ya personas que destacaron como trabajadores

Solamente te diré que los de la Portilla: Miguel, Celestina, Prudencio...., trabajaban de día y de noche.

¿Qué me puedes decir de la despoblación de los pueblos?

Sí, los pueblos se quedan vacíos. La gente ve mejor vida en otras partes porque aquí no da para todos. Con lo que se gana, se puede comprar algo, pero no da para más.

¿Tienes móvil?

Tengo uno pero lo uso muy poco. Me parecen muy bien, todo lo que sea prosperar está muy bien.

¿Sabes lo que es Internet?

Lo oí en muchas ocasiones, de hecho mi nieta lo tiene puesto, pero yo no lo entiendo, ni sé lo que es.

Pues nada más, Sagrario, que te repongas de la pierna y muchas gracias por darnos a conocer tus años jóvenes que por lo visto no fueron todo lo bueno que hubieras deseado.

José Angel Cantero
Septiembre - 2.009

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Belen Cuadriello Cuevas - 21-11-09

muy buena la entrevista, se ve que no tuvo una infancia muy feliz.

anónimo - 28-11-09

si señor, mui buena la entrevista y una mujer trabajadora

quique - 28-11-09

me ha gustado mucho leer la entrevista. Habría que tener una de cada anciano de los pueblos y luego con ellas hacer un libro. Eso es historia de verdad
anónimo - 07-12-09

Excelente la entrevista y sinceridad de la sra. Sagrario, pues aprovechare este testimonio de ella para que mis hijos tomen conciencia de lo que deben de representar en su generacion estas personas mayores. y que el hoy fue construido por personas del ayer.
Alberto Mané y Sara - 10-04-10

Es un encanto de mujer. Admirable, sencilla, humilde, fiel, cariñosa. Todo una madraza y luchadora como todos queremos. Que viva mil años. Te queremos.
Ah... ! Me olvidaba decir lo excelentemente que cocina. Sus platos son especialmente auténticos y sabrosisimos. Son inolvidables!. Cuando me dice: "quieres quedarte a comer?"..... ,se me hace la boca agua. Es un privilegio estar con ella y degustar lo que hace. Gracias "chiquitina" (yo así la llamo) y......, lo dicho.
 
 
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