A las ocho menos cuarto de la mañana ya estaban todos los componentes de la cuadrilla 31 reunidos en Dobres para participar en la cacería que se iba a echar en el lote de Monte Cubino, que abarca desde el citado pueblo hasta Pineda. La mañana estaba caliente con un fuerte viento sur como protagonista.
Mientras iban presentando las acreditaciones ante la guardería, Fran, el jefe de la cuadrilla, les iba notificando cómo se iba a desarrollar. "Vamos a cerrar desde la Peña de Barrio hasta el valle de Pernando y otros hasta el Coteru de la Raya, en el límite ya con Pineda. Los monteros vamos a entrar por Ranes y por debajo Casanzo y otros por Mesafría para abajo y por Riofrío para abajo también".
Más de uno pensó que Fran lo había trabajado. "Cómo conoces el terreno.....", dijo alguno. Fran se estrena esta temporada como jefe de la cuadrilla, pero como montero que es, lo conoce de sobra, además estuvo pateando el lote unos días antes para poder dirigirles mejor. No pierde el tiempo, empezó con ganas.
Una vez comenzado los monteros su tarea, la desilusión se iba apoderando en los componentes de la cuadrilla. Principalmente por la ausencia de jabalís y si no hay jabalís, entonces no se puede cazar. Por otra parte, un nuevo contratiempo aparecía entre los cazadores: un fuerte viento del sur azotaba la zona y contra más altos estaban, más soplaba. Tanto es así que Basilio no pudo por menos que avisar por la emisora: "Yo me he tenido que tirar dos veces al suelo, esto no hay quien lo aguante". Pero no era él solo, Angel lo corroboraba: "Pues yo pocu más o menos, estoy metido debajo de una peña porque me lleva el aire¨.
A las doce de la mañana, cambia el rumbo de la cacería. "Atentos que acabo de levantar, atentos los que estáis por la parte de Barrio", avisaba Roberto a sus compañeros. Pero fue todo un espejismo, ya que ni tiros, ni jabalís, ni perros, ni nada de nada. "No sabemos por dónde se habrán pasau, porque con el viento que hace no se escuchan ni los perros", decían por la emisora los tiradores. "Pues se pasaron porque el aparatu me da que los perros están para el lote de Raíz Acebal", les indicaba Roberto.
Por fin, suena el primer disparo de la jornada. Nadie pregunta nada, ni nadie dice nada, hasta que por fin Juan Regil, que hoy venía de invitado, rompe el silencio y dice: "Acabo de tirar a un jabalí, me salió por atrás, venía sin perros ni nada. Me cogió de sorpresa y le tiré pero se me escapó".
Eran ya las dos de la tarde y el balance hasta entonces era desolador, solamente había salido a los tiros un jabalí y había logrado huir. Los puestos cada vez se quejaban más del viento, así que con buen criterio, Fran les mandó retirarse y bajar para echar la zona de Cucayo. "Venga..., iros retirando de hay arriba y bajar para Cucayo que vamos a echar la morra de Manmozan".
Una vez colocados todos, un rayo de luz asomó por el Bistruey. Avisan Berto y Clemente por la emisora: "atentos que aquí levantaron los perros unu muy buenu". Dicho y hecho, no habían pasado ni dos minutos cuando resonó un tiroteo. Cuatro disparos fueron suficientes para que un monumental jabalí dejara de correr. "Ya cayó, aquí está patas arriba", avisaba un exultante Javi, de Soberao, que hoy estaba de invitado.
Eran ya las cuatro de la tarde y viendo que ya poco se iba a poder hacer, Fran anunció a sus compañeros, "vamos a dejarlo, recoger los perros y vamos todos a Cucayo a tomar unos buenos calimochos". No hizo falta repetirlo dos veces. A los pocos minutos ya estaban todos en el bar de Cucayo. Fueron muy obedientes: "dad de beber a un hombre y te obedecerá".
(Datos y foto aportados por Fran)