Apenas se veía cuando en Tama había un movimiento de vehículos y personas fuera de lo normal. La cuadrilla nº 141 le tocaba cazar en el lote de Arabedes, lote que por lo general siempre resulta provechoso en cuanto a las capturas de jabalís. Así que, una vez entregada la documentación a la guardería, Tino, como jefe de cuadrilla, fue dando las oportunas recomendaciones a los componentes de su cuadrilla. Amaneció un día muy bueno, había algunas nubes altas que a lo largo del día fueron desapareciendo, dejando un cielo azul.
"Vamos a empezar unos por la depuradora de Castro y otros tienen que entrar por la otra parte del pueblo para subir por Pendes y Cabañes", les decía Tino. Una vez distribuidos los puestos, entran los monteros con sus perros por los lugares mencionados. No hubo que esperar mucho para que los perros empezasen a dar señales de que los jabalíes estaban cerca. No habían llegado aún los perros al pueblo de Pendes cuando Sito, de Cosío, de un solo disparo echó por tierra un buen macho de jabalí que los perros llevaron prácticamente a sus pies. Pasaba de los 70 kilos. Bien empezaba el día.
Seguidamente, en las viñas que están por encima de la depuradora, los perros de Pepe el de Ojedo levantaron un jabalí y le llevaron río arriba en dirección a Colio. Tasio estaba apostado cerca del río y le ve venir por la ladera de enfrente. Se prepara y le suelta un tiro con resultado negativo, así que tuvo que vaciar la recámara con otros dos, pero el jabalí siguió su ruta sin que diese síntomas de estar herido. "El primero le tiré bien, pero por efecto de la vaguada debió de salir el tiro alto. Los otros dos ya estaba muy lejos y creo que ni le rozaron" decía el desilusionado Tasio que tuvo la ocasión de estrenarse esta temporada, aunque media hora después tuvo una segunda oportunidad.
En la Peñuca de Colio, los perros de David levantaron una buena jabalina que oliendo a chamusquina, se metió robledal abajo cruzando la carretera que va a Cabañes y llegando hasta el rio de Colio. La jabalina tomó el rumbo contrario que su anterior compañero y emprendió su marcha río abajo. Le pasó también cerca de Tasio pero no la vio por la vegetación de la zona, únicamente pudo comprobar el paso de los perros instantes después. Dicha jabalina llegó hasta Otero donde Luis Miguel la tuvo que disparar tres tiros, de los que dos hicieron diana como se pudo demostrar luego al inspeccionarla. Era ya mediodía y dio un peso de 75 kilos.
Por la tarde se echó la zona de Viñón y por encima de Colio, ya casi dentro de los mismos Picos de Europa. Aquí empezó otra cacería completamente distinta donde las emociones, los riesgos, los tiroteos, las fugas y las capturas estuvieron a flor de piel.
En Lobia los perros de David, que por cierto este año están que se salen, levantaron de su encame a varios marranos que intentaron meterse monte abajo. David les disparó, pero no tuvo suerte en el intento, aunque originó que se disgregasen y cada uno emprendió una ruta distinta. Los perros siguen a uno de ellos, por cierto de los más pequeños. Para los que no conozcan la zona diré que Lobia tiene unos terrenos muy abruptos, con pronunciados desniveles y desventíos. Por una parte están los "diablillos de Colio" y por la otra hay unos "cortados" de más de 200 metros donde es completamente imposible acceder desde la parte superior. Los perros llevan al jabalí hacia dichos cortados y éste, en su rápida carrera para huir de ellos, no ve el peligro y emprende un espectacular vuelo despeñándose con el resultado fácil de comprender. Los perros no sabían qué hacer, llegaron hasta el mismo filo y con la cabeza asomada no dejaban de ladrar al jabalí que estaba en la sima hecho pedazos. Ante el peligro de que los perros se lanzaran al abismo, David se les acerca para retirarles, pero éstos, al ver a su amo, más que se envalentonaban.
"David . no te arrimes..."!
"David., ten cuidado ..."!
"David.., olvídate de los perros y ponte para atrás .. a ver si bajais todos por ahi ..... "!
La cacería se paralizó, todos estaban mirando hacia donde estaba David y sus perros. Los que no alcanzaban a verles, lo seguían por la emisora.
El peligro que corrían montero y perros era grande. Los mensajes por la emisora se mezclaban y era imposible entenderse. En un receso Cecilio, el padre de David, con voz aparentemente tranquila, pero envuelta en una lógico preocupación, le dice: "A ver David, ten mucho cuidado y retírate de ahí. Si se entera de esto tu madre, no nos deja volver a cazar".
Uno de los perros, por fin, atiende las llamadas de su amo y se retira del precipicio, siguiéndole el otro a los pocos segundos. De esa manera se pudo salvar la arriesgada y peligrosa papeleta. Del jabalí se pudo recuperar solamente un jamón.
Ya iban tres, pero la cacería seguía su ritmo. A Ramón se le presentaron cuatro de una tacada y de lo nervioso que se puso, no supo a cual atender. Por lo menos les tiró una docena de tiros. "Creo que dí alguno.., pero se escaparon ..," decía desconsolado por la emisora. De repente: "No, noooooo.., que cayó unu, le estoy viendo cómo le están mordiendo los perros" volvió a gritar todo contento. Era un buen ejemplar que pasaba de los ochenta kilos.
Uno de los que escapó fue hacia terrenos donde estaba colocado "Chico", pero el jabalí desconocía cómo se las gasta éste cazador con un arma entre las manos y de un certero disparo hizo rodar al marrano que también andaba por los ochenta kilos.
Eran ya las cuatro de la tarde cuando los perros conducen a dos nuevos jabalís hacia terrenos donde estaban apostados los tiros. "Agáchate Lena, que vienen los jabalines..", le dice Mari a su sobrina. Elena pensó que era una broma, de todos modos obedeció a la recomendación de su tío y una ráfaga de balas retumbó en los Picos, pero con resultados poco efectivos, ya que entre el dicho Mari, Mente y Andrés los jabalíes pudieron escurrirse dejando a los cazadores con cara de pocos amigos.
Y cuando la cacería ya daba sus últimos coletazos, dos disparos resonaron en la canal del puerto de Trulledes. Dichos disparos fueron obra de Teyín, un invitado que repitió suerte ya que la semana pasada logró abatir un marrano. Hoy también dio buena cuenta de un gran ejemplar que con un solo tiro bajó rodando un buen puñado de metros. Teyín no sabía qué hacer con la pieza; le bajó arrastrando todo lo que pudo hasta que llegó a un río y pensó: "Basta, hasta aquí llegué pero ya no puedo más.., pesa mucho, igual supera los ochenta kilos y aún queda un gran trayecto para llevarle hasta donde llegan los coches!. Pidió ayuda a otros compañeros para sacar al jabalí, pero algunos ya se habían retirado de sus puestos, así que decidió vaciarle y dejarle metido en el agua para ir al día siguiente a recogerle.
En efecto, a primera hora del día siguiente se formó una pequeña comitiva para rescatar al animal. Dicha comitiva estaba formada por Mari, Mente, Chanchel, Teyín y Elena. Iban equipados con cuerdas, pero cuando llevaban ya caminando media hora y estando cerca de donde Teyín había dejado al jabalí, Clemente, gran observador, invitó a los demás a volverse. "Me parece que llegamos tarde." les dijo. En efecto, unos metros más arriba, posados en unas rocas, seis buitres se estaban "riendo" de los cazadores, después de haberse dado un gran convite. La piel y la cabeza fue lo único que les dejaron, por cierto con unos buenos colmillos.
En resumen, gran cacería con un resultado final de seis jabalís abatidos, y donde las angustias, los suspenses, los riesgos y las sorpresas no faltaron: un jabalí que voló y otro que le volaron. Más no se puede pedir.