Para la cuadrilla 141 era la segunda cacería de la temporada, después de ver cómo se suspendió la correspondiente a la semana pasada por la presencia de osos en Margaperas. Hoy hay que cazar en Bicobres Sur, que abarca terrenos desde Ojedo hasta Cahecho y el monte de Lobá.
A las 8 de la mañana, aún sin acabar de amanecer, ya llegaban los cazadores al aparcamiento de Tama para presentar las acreditaciones y recibir las últimas instrucciones del jefe de cuadrilla. Hay fundadas esperanzas de que resulte un buen día de caza porque es notoria la presencia de jabalís en el lote.
Después de colocarse los puestos, Tino ordena la entrada de los perros que lo hicieron algunos por Frama y la mayoría por las inmediaciones del cementerio de Ojedo y por Casillas. Y precisamente por encima del camposanto fue donde "se armó el Belén". Concretamente en el "Jilgueru" los perros levantaron de su encame a una piara de marranos que se dispersaron monte arriba en dirección a San Tirso. Eran muchos, pero algunos no llegaron a ver al santu, se quedaron de rodillas por el camino.
No eran las diez de la mañana cuando empezó el tiroteo, además con acierto ya que a Sito, que estaba de invitado, se le presentó la oportunidad y no la desaprovechó. Dos disparos fueron suficientes para ver caer al jabalí que precisamente traían sus perros. Era bastante bueno, unos 60 kilos.
Parecida suerte corrió minutos después su hermano Miguel que también tumbó a otro marrano cuando intentaba cruzar en dirección a Llayo. Un solo disparo fue suficiente para ver cómo mordían los perros a un jabalí que no era muy grande.
Los sabuesos no salían de aquella zona, los jabalís subían y bajaban, pero no salían al descubierto para que los tiradores entraran en acción. Todo el mundo estaba atento, las emisoras echaban chispas. "Atentos arriba.., que pa allá van...". "Cuidau los que estais encima de Casillas que va unu muy grande con los perros de David". "Acabo de ver subir en dirección a Santirso a tres juntos, unu de ellos es bastante buenu..".
Pummmmm, pummmmm, los disparos retumbaban hasta Aliezo. "Hoy van a acabar con ellos..", decía una vieja en dicho pueblo. Bueno, acabar con ellos no, porque hay muchos, pero si Abelín, que hoy estaba de invitado, frecuentara mucho la zona, seguro que pocos quedarían. Por todos es conocida la puntería del chaval y hoy no quiso quedar mal. En cuanto tuvo la oportunidad se echó el arma al hombro y derribó de dos disparos a un jabalí que pasó de los 70 kilos. Pero Abelín, aunque aún es joven, ya tiene muchas horas de monte. En vez de ir a examinar la pieza cobrada, esperó inmóvil en su puesto. Los perros aún no habían llegado y venían "arreando". "Pueden traer alguno más..", pensó para sí. Y así sucedió, por el mismo sitio que se había presentado el primero, apareció la figura de un marrano que era más pequeño que el anterior. Volvió a "encarar" el arma y soltó un zambombazo. El jabalí pegó un salto y siguió monte abajo, aturdido porque no sabía de donde le había llegado el "aviso". Un nuevo disparo bastó para que rodara unos metros y fuera presa de los perros que le venían persiguiendo.
En el Collau Taba estaba Ivana de puesto, cuando oyó un ruido que la sorprendió. No estaban por allí los perros, sin embargo el ruido lo causaba un jabalí que venía de levante. Ivana, aún no le había divisado pero sabía de sobra quien se aproximaba, así que se mantuvo lo más inmóvil posible, se echó el arma a la cara, dejó de respirar.., bueno, sólo ella sabrá lo que hizo. Lo que sabemos los demás es que se oyó un único disparo y rápidamente Ivana, todavía con el susto en su timbre de voz y bastante nerviosa proclamaba por la emisora: "Le maté.., le maté". "Bien por Ivana... enhorabuena.., eres la mejor..." y cosas semejante proclamaban los demás cazadores.
Pero la cacería aún no había terminado. Aún sonaron más disparos, como los que hizo Aquilino cuando se le presentó un jabalí por sus dominios. Necesitó tres impactos para ver al jabalí a sus pies. Cuando le vio asomar no estaba cerca, pero supo esperar al momento oportuno para lanzarle los tres misiles. Era un buen ejemplar, de unos 60 kilos que tenía marcados dos orificios de entrada.
Como el agua que estaba cayendo ya estaba haciendo mella tanto a los cazadores como a los monteros, se dio por terminada la bonita cacería donde todos pudieron disfrutar porque se vieron jabalís. Algunos lograron evadir las barreras de los cazadores, pero en los remolques bajaron media docena, que es una bonita cifra. Ah, y el próximo Domingo hay que cazar aquí en Bedoya, en Bicobres Norte, y ya sabemos cómo se las gastan. Algunos ya están echando cuentas...