Caliente mañana con un fuerte viento del sur amaneció ayer, sábado, en Bedoya donde iba a cazar la cuadrilla 103. A las ocho de la mañana ya estaba lleno, entre coches, cazadores y perros, el aparcamiento de San Pedro y se notaba en el ambiente un cierto nerviosismo. "Ya no quedan jabalís.., ya los mataron toos el otru día los de San Vicente..", comentaba alguno. "No, les animaba Jorge, estuvimos viendo el monte y sí que quedó alguno. Así que no tengais miedu que hay jabalís para todos. Lo peor será el vientu que hace, ya sabeis que no es lo ideal ir a cazar con vientu..". "Vamos a cerrar desde el Collau, Porrumán a Canal Mayor y desde Sotoja también a Canal Mayor. Los monteros van a entrar por la Cabanilla y el Cercau", les seguía advirtiendo Jorge, el jefe de la cuadrilla.
A las nueve y media ya empezaron los perros a cantar y de qué manera lo hacían...., aquello parecía un coro bien orquestado. Tan orquestado estaba que empezaron a salir danzantes por todos lados, como un rebaño de venaos, tres o cuatro corzos, dos zorros que enseguida cruzaron los prados de Sardanes en dirección a Toja. Pero hoy la música no iba con ellos, iba con los jabalís y para no ser menos también salieron éstos a bailar. Uno le salió de morros a Angel Fombellida que estaba al hondón de los prados de la Burdia. Angel le soltó tres tiros pero no tuvo suerte y hubo de cargar de nuevo la escopeta. Mientras Angel hacía la maniobra, el jabalí le pasó a menos de diez metros. Cuando se echó de nuevo la escopeta a la cara, el jabalí ya estaba en Sierratoja bailando de alegría por el susto que había pasado.
Otro jabalí cruzó el río por Sotoja. Allí le tiró Santos, pero no le pudo cortar el paso. Ni al jabalí, ni a los perros que tuvieron que ir a cogerlos al Collau de Taba, cerca de Cahecho. Tambien salió otra chona con crías y claro a esos no se les iba a tirar. Otro marrano se escapó por Nozalín en dirección a Lobá.
No empezaba bien el día, en poco más de media hora ya se habían escapado varios. Tuvieron que ir avanzando los perros para poder ver resultados y tuvieron que ser los propios monteros los que tuvieron ocasión de disparar. El primero fue en Rejedas donde Raúl Mena necesitó dos disparos para ver al jabalí dando los últimos latidos. En Trestoja le salió muy cerca otro marrano a Pepe, el de Ojedo, que le tumbó de un disparo. Minutos más tarde suenan disparos en la Tociá, en Rejedas, en Llandelestal. "Acabo de matar un jabalí, es bastante bueno..", avisaba Aníbal. "Pues yo tengo aquí a mis pies a otro......", estallaba de alegría Miguel.
Pero hasta aquí habían sido los teloneros los que habían actuado, faltaba la actuación estelar. Para los que conozcan el terreno, sabrán que poco a poco la zona de acción se va estrechando. Es un embudo, los perros arreando y los cazadores en Canal Mayor esperando. Por allí tienen que pasar si quieren salvar la vida. Lo malo para ellos es que en Canal Mayor estaba hoy Abelín que todos sabemos cómo se las gasta a la hora de apretar el gatillo. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... jabalís se tuvieron que detener definitivamente ante el cazador. "Ya no tengo más balas ....", pensó Abelín. "Sí, me queda una". De pronto le viene otro marrano. "Si no le mato con la primera, se escapa, no tengo más......", pensó para sus adentros Abelín. Cuando le tuvo dentro de la mira, le soltó el disparo y el jabalí dio un salto y siguió corriendo, aunque ya muy debilitado. Iba herido de muerte, pero Abelín no le podía rematar. "Venir algunu a rematarle que yo no tengo más balas", avisó por la emisora a los compañeros. Enseguida apareció por allí Sergio que se encargó de que el marrano no sufriera más, pero hay que sumarle al bagaje de Abelín que fue el que le dejó herido.
No muy lejos de allí, estaba José Angel, el de Cobeña, otro que nunca falla y también quiso añadirse a la fiesta; De un par de disparos tumbó a un buen ejemplar.
"A ver Abelín ¿por fin, cuántos mataste tu?", le preguntó el jefe de la cuadrilla. "Yo llevo siete......", contestó el cazador hinchado de alegría. "Entonces no hay más tiros, ya tenemos el cupu......", avisó Jorge a todos los componentes de la cuadrilla. "No tireis que ya tenemos el cupu, a ver quien se puede acercar hasta Canal Mayor para ir bajando los jabalís. Los demás ir cogiendo los perros y nos bajamos todos para San Pedro". Eran las doce y media de la mañana.
"Oye, estoy viendo unu muy buenu que viene derechu a mi, le puedo tirar?," preguntaba Ceci. "No, ya dije que tenemos el cupu y que no haya más disparos", volvió a repetir por tercera vez el jefe de la cuadrilla.
Cuando bajaban arrastando los jabalís por el monte, aún los perros levantaron más. "Nunca vi otru tantu, salían jabalís de todos los bardales, hasta debajo de las piedras, nunca vi tantu jabalí juntu en tan poco terrenu", decía el Nene.
Mención aparte merece Abelín que él solito mató siete jabalíes. Parecía que tenía imán, todos los jabalís se pusieron de acuerdo en pasar por donde estaba situado el cazador. Porque no vayamos a pensar que mató todos los que pasaron por allí, también se le escapó alguno, pero pocos cazadores lograrán en una jornada abatir a siete jabalís. Gran gesta la suya.
Lo peor del día fue el fuerte viento que tuvieron que soportar los cazadores que estaban cubriendo la cordillera, desde el Collau hasta la Cargadera. Aparte que no vieron jabalís, las fuertes rachas de viento en ocasiones les hicieron hincar la rodilla para no verse arrastrados. "Metía miedu, una cosa es contarlo y otra vivirlo, aquello daba respetu. Yo vi caer algún árbol y en más de una ocasión tuve que echarme al suelu para no verme arrastrau por el vientu, me metía las hojas por los ojos y no podía ni ver ni oir". Una pena, porque hoy hubo un gran concierto en los montes de Bedoya con una sobresaliente actuación estelar, la de Abel Gómez.