Cuadrilla 31

La cuadrilla 31 mató seis jabalís en Mataseñas

Los componentes de la cuadrilla 31 se reunieron el pasado Domingo en La Vega para cazar en el lote de Mataseñas, que abarca terrenos desde el propio La Vega hasta Barrio, Pollayo, Valcayo….. El jefe de la cuadrilla, Juan Carlos, les advierte por dónde van a colocarse los puestos: “Vamos a cerrar por la carretera que sube desde Vada a Barrio, por encima de las tenadas de Barrio, Alobias y debajo de la Peña de Valcayo”.

Una vez colocados los puestos, fueron los perros de Roberto y de su hermano David los que sacaron de su encame a un tropel de jabalíes. “Conté hasta doce…..”, comentaba luego David. Los monteros al ver que los marranos se encaminaban fuera del lote, hacia Montecubino, decidieron hacer tres disparos para dispersar a la reata y ver si alguno daba la vuelta. Acertaron, ya que la mitad de ellos regresaron de nuevo al lote.

El primero en tomar esa dirección se fue derecho hacia donde estaba de puesto Tasín, de Esanos, que le vio venir y, después de esperar a que se acercara lo suficiente, le hizo dos disparos para verle rodar y dejarle a merced de los perros. Tasín no se movió, esperó a que se calmase la refriega, ya que minutos más tarde vino hacía él otro jabalí al que Tasín le tiró varias veces, pero en ésta ocasión el jabalí  logró escapar. “Va heridu….., dio un bote y pensé que estaba muertu, pero se levantó y siguió su camino. Voy a meterle los perros porque no puede ir muy lejos…..”. Vueltas y más vueltas, pero el jabalí no dejó rastro. Hubo que esperar al día siguiente, que volvieron al lugar con los perros, y le encontraron muerto. Como es lógico éste jabalí no contó a la hora de hacer el guarda el recuento de la cacería. Una pena. Tampoco computaron los que salieron a Miguel, de Pumareña, y a Nica, descendiente del mismo pueblo, ya que en esta ocasión no estuvieron acertados a la hora de apuntar.

Eloy, el de Toranzo, tampoco tuvo mucha fortuna al disparar a un jabalí que traían los perros de Berto (Pumareña) y de Carlos (Viñón). Eloy estaba de puesto debajo de la Peña de Valcayo y cuando se quiso dar cuenta ya tenía al marrano a bastante distancia y, aunque le hizo dos disparos, solo sirvieron para que el jabalí acelerase su huida.

Fueron los perros de Roberto los que sacaron de su encame a otro jabalí y que llevaron en volandas donde estaba el "Mellizo", de Dobarganes, que haciendo gala de su puntería le cortó su intento de huida.

Rufino, de Barrio, también se estrenó a la hora de disparar a un jabalí que llevaban los perros de Saúl y de Óscar, pero en ésta ocasión el cazador no acertó y el marrano pudo eludir el cerco y salir del lote.

Los perros de Eloy estaban por la zona de Valcayo y encima del pueblo levantaron un jabalí que velozmente se metió monte abajo. “Atentos los que estáis en el riu, ahí os va un jabalí muy grande……”, avisaba el montero. Por más que abrieron los ojos, nadie vio al jabalí, sólo se dieron cuenta cuando vieron pasar los perros detrás y se adentraron en el lote de Fonfría, pero con tan buena fortuna que fueron capaces de volver a meter al jabalí en el lote donde se estaba cazando. Manuel Junco fue el primero en disparar pero con poca fortuna, luego le entró a Sergio, de Torices, que no falló y dejó al marrano a merced de los perros. Era un buen ejemplar con unas enormes defensas.

Era ya mediodía y aunque los puestos no se movieron, alguno de los monteros se dirigieron a batir la zona de Pollayo y Señas. Otros por Lobias, por encima de Barrio, para salir encima de Pollayo. Y debajo de Señas, por encima del molino de La Vega, los perros de Fonso levantaron un jabalí que no pudo ir muy lejos ya que fue el propio montero el que se encargó de enviarle un recado que le dejaron seco para que mordieran los perros. 

Tino, el de Frama, le tiró a otro jabalí. “Le dí…., pero no le maté. Es muy grande, hay que meterle los perros…...”, avisaba el cazador. Llegaron los perros de Fidel y de Saúl y no tardaron en dar con el marrano que llevaron hasta los dominios de "El Mellizu" que, una vez más, hizo gala de su puntería y dejó al marrano tieso. Era también un buen ejemplar.

Ya acercándose la hora de dar por finalizada la cacería, fueron los perros de Berto y de Carlos los que levantaron otro jabalí, que cruzó junto a la iglesia de Pollayo y se dio de bruces con Eloy, el de Toranzo, que le cortó la correría de un par de disparos. Era ya el sexto y último de la jornada. (El séptimo ya queda dicho que se encontró al día siguiente, pero no se contabilizó).

Bonita cacería en un día que amaneció con una fuerte helada, pero luego se tornó en un día soleado con una agradable temperatura. Salieron muchos jabalís, los perros trabajaron bastante y pudieron morder en varias ocasiones. Los cazadores disfrutaron y también tuvieron ocasión de gastar munición, unos con más suerte que otros. No se puede pedir más.

(Información y fotografías de Roberto)