Oficialmente ya se acabó la temporada de caza, pero la cuadrilla 31 aún tiene cuentas pendientes con los jabalís ya que, por unas causas o por otras, se le suspendieron tres cacerías. Hoy, día 13 de febrero, van a echar una de ellas y además en un buen lote como lo es el de Arabedes.
A las ocho de la mañana ya estaban todos los componentes de la cuadrilla en el ferial de Potes. Aunque los partes meteorológicos daban mal tiempo, el día se presentaba muy bueno, con el cielo despejado y una muy buena temperatura. Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla, les fue dando las instrucciones relativas a la jornada. “Vamos a cubrir la zona alta del lote, los perros van a entrar por el Parque de la Madera y por el pueblo de Argüebanes. Hay jabalís, así que a ver si logramos el cupo como el otro día en este mismo lote”, les señalaba.
Y para empezar la jornada, los perros de Saúl y Fidel fueron los primeros en estrenarse al sacar de su encame dos jabalís que salieron a toda pastilla, pero no fueron muy lejos ya que David Bulnes de un certero disparo pudo detener a uno de ellos, logrando el primero de la jornada.
El otro jabalí pudo continuar su andadura, pero llegó hasta el puesto de Popi que no dudó en disparar un par de veces para dejar al marrano con las patas tiesas.
Ahora tocaba el turno a los perros de Roberto Bulnes y de David, el de Pumareña, que levantaron un jabalí y le llevaron de nuevo hasta el puesto de Popi. El cazador estaba viendo acercarse al marrano y le dio tiempo a prepararse lo suficiente para hacerle un disparo y verle rodar por el monte. Era un buen ejemplar con unas excelentes defensas.
La cacería no paraba, ahora fueron los perros de Clemente y de su yerno Carlos los encargados de llevar un jabalí monte arriba, pero no llegó a donde estaban colocados los puestos, ya que en el camino se tropezó con el montero Roberto Bulnes que le paró los pies de un certero disparo.
José Antonio Aramburu fue el encargado de detener a un jabalí que traían los perros de Rufino y Fidel. No fue fácil porque el marrano estaba a bastante distancia, pero José Antonio tuvo la fortuna de demostrar sus dotes a la hora de disparar.
Victor, el de Noriega, estaba hoy de invitado y tuvo la oportunidad de hacer varios disparos a un jabalí que traían los perros de Clemente, pero el cazador no tuvo fortuna y el marrano pudo continuar su marcha con más velocidad que la que traía. Pero no fue muy lejos ya que llegó hasta el puesto donde estaba el joven Marcos, de Pumareña, que no dudó en hacer un disparo para ver al jabalí dar unas vueltas y quedar a merced de los perros.
Eran las diez y media de la mañana y ya iban media docena. La cacería se estaba desarrollando muy rápida, apenas había tregua. Los perros trabajaban bien, los jabalís salían de sus encames y los tiradores tuvieron oportunidades para lucirse, aunque no siempre con éxito, como le ocurrió a José Luis, el de Lerones, que estaba por encima de Argüebanes y disparó a un jabalí, pero el marrano pudo huir, aunque fuese dejando un pequeño rastro de sangre.
Los perros de Juan Carlos y de Fonso levantaron junto al Parque de la Madera un jabalí que fue derecho donde estaba situado David Bulnes. David hoy no quería gastar mucha munición y para que así sucediera solo tuvo que emplear un par de balas. La primera la había gastado a primera hora de la jornada y la segunda la usó ahora para parar al jabalí. Con dos balas logró dos trofeos, ahí queda eso.
Alguna bala más tuvo que gastar Popi, pero también logró más trofeos. “Ahí te va……, Popi, atentu que ya le tienes que tener ahí…..”, le indicaban por la emisora. Instantes después los disparos atronaron el monte y Popi pudo respirar tranquilo y feliz. Era el tercer jabalí que mataba hoy.
Caso parecido le ocurrió a Marcos, de Pumareña, que tuvo una nueva oportunidad de disparar y tampoco falló. Vio venir al jabalí de lejos y pensó que venía un poco alto, lo suficiente para que no tuviera opción de disparar, así que Marcos decidió echar una pequeña carrera monte arriba para poder cortarle y aún jadeante pudo disparar para ver al jabalí cómo daba un brinco y andar cuatro pasos más para quedar inmóvil.
El jefe de una cuadrilla normalmente tiene bastante trabajo con dirigir y estar atento a cualquier eventualidad, pero Juan Carlos tiene unos perros que tiene que seguir y hoy le levantaron un jabalí que Juan Carlos no dudó en disparar para dejarle a merced de los sabuesos.
José Antonio Aramburu tampoco quiso conformarse con cobrar un jabalí, así que tuvo que emplearse a fondo para detener a un marrano que llevaban los perros de David, que hoy estaba de invitado. Un único disparo fue suficiente.
“Ya van once y sabeis que el cupu está en doce jabalís, así que avisarme cuando caiga el próximu”, les anunciaba Juan Carlos. Casi sin terminar de hablar el jefe de la cuadrilla, se oyen un par de disparos y al momento …., ”ya cayó…., acabo de matar unu muy grande”, avisaba José Antonio Cabeza, “el Mellizu”, que veía como mordían sus perros. Eran las 12 menos 10 minutos de la mañana y lo que por la mañana prometía un buen día de sol, empezaba a cambiar con unos nubarrones que anunciaban lluvia.
“Recoger los perros y vemos todos para Potes. Acabo de hablar con el bar de la estación y tenemos preparada allí la comida”, les comentaba Juan Carlos. Allí pudieron luego, a la vez que llenaban el buche, comentar todas las incidencias de una jornada que resultó muy placentera para todos.