La cuadrilla 31 tenía aún dos cacerías pendientes de echar, ya que fueron suspendidas en su día por la presencia de osos en el lote. Una de ellas la van a echar hoy en Vallejas de San Pablo que, para los neófitos, les diré que abarca terrenos de Valmeo, Porcieda, Tudes, Cabariezo…..; en principio es un buen lote, así que a las ocho de la mañana ya estaban todos los componentes de la cuadrilla en el bar de la estación de Potes para presentar las acreditaciones a la guardería y recibir las instrucciones de Juan Carlos Gutiérrez.
“Lo primero que vamos a echar va a ser la zona del Sógaru, que está entre Aceñaba, Lubayo y Cabariezo. Estuvimos ojeando el monte y parece que no hay muchos jabalís, pero creo que suficientes para que nos entretengamos todos......”, les explicaba el jefe de la cuadrilla.
Estaban aún colocandose los puestos en el lote, cuando la emisora empieza a sonar: “Acabo de ver seis jabalís que entraron en el lote de la parte de Aceñaba, atentos que vienen a todo mecha…...”, el que así se expresaba era Fael, el guarda.
Nadie más los volvió a ver, hasta que media hora más tarde fueron Elías y Roberto los que les avistaron cruzando por una ladera. “Van los seis juntos y parece que tres son pequeños……”, indicaban. Fue “El Mellizu” de Dobarganes el encargado de meterles los perros y los jabalís se plantaron en el cortafuegos. Allí estaban Fael, Elías y Mente que pudieron tirar, pero todos sabemos lo complicados que son los cortafuegos a la hora de apuntar a un jabalí. Fueron varios los disparos que sonaron, pero los jabalís pudieron salir todos ilesos de la traca.
Los perros de Berto, el de Pumareña, y su cuñado Carlos, a los que luego se unieron los de Roberto, levantaron también en el Sógaru. “Atentos en la praería de Lubayo que va un jabalí para allá. Es bastante buenu…..”, avisaba Roberto. A los pocos minutos vuelven a sonar los estampidos y por la emisora comunica Tino el de Frama: “Acabo de matar un jabalí, aquí le tengo con seis perros mordiendo”. Era un buen ejemplar y el primero de la jornada.
No habían pasado muchos minutos, cuando Rufino coge la emisora para advertir la presencia de un jabalí que nuevamente se dirigía a la praería de Lubayo. Allí había varios tiradores. El primero que le tiró fue David, el de Los Cos, pero solo sirvió para que el marrano cogiera más velocidad. A continuación fue Nica el encargado de disparar y tampoco tuvo mucha fortuna ya que el jabalí continuó su andadura, hasta que llegó hasta donde estaba Tino que había estado presenciando toda la escena con el rifle listo para disparar si llegaba el caso. Y la ocasión le llegó, además con buena puntería ya que un único disparo fue suficiente para ver al marrano patas arriba a merced de los perros. Era el segundo de la jornada y el segundo, a su vez, de Tino.
Decía por la mañana el jefe de la cuadrilla que no había muchos jabalís, pero por lo que se vio, no fue así, ya que “habelos, hailos”; lo que pasa es que la puntería no fue muy buena, o mejor dicho los circunstancias así lo determinaron. El cortafuegos estaba bien cubierto, pero ya queda dicho más arriba la dificultad que encierra el lugar para disparar. Fueron varios los que probaron, por lo menos tiraron Popi, José Antonio Aramburu, José María, Pin el de Obargo, Mente y para no ser menos hasta el jefe de la cuadrilla Juan Carlos, pero todo sirvió como entrenamiento y gasto de munición, ya que el único que sacó algo en limpio fue Mente al herir un jabalí, que marchó para el lote de Barcenilla con una parta delantera en malas condiciones.
Más tarde fueron los perros de Juan Carlos y de Roberto los que levantaron y de nuevo la praería de Lubayo fue protagonista, ya que el jabalí intentó atravesarla pero no contaba con que allí estaba Diego, el cabo de Seprona, que hoy estaba de invitado y no quiso quedar mal con el cargo profesional que ostentaba. Era el tercero de la mañana.
Pasaba ya del mediodía y se había pateado ya toda la zona, así que Juan Carlos manda echar el sector que va desde el Collado de Porcieda a Tolibes y Valmayor. Fueron los perros de Saúl y Fidel los que primero levantaron y Sergio el encargado de poner al jabalí a buen recaudo, pero una cosa son las intenciones y otras la realidad. En éste caso sólo fueron intenciones ya que el marrano pudo evadir las balas y se adentró para la zona de Frama, aunque dejando un rastrillo de sangre.
Tuvo que ser Elías, el de Lomeña, el encargado de parar a un jabalí que traían los perros de Carlos Posada. No fue fácil el matarle pues el marrano estaba a bastante distancia, pero la pericia de Elías, que estaba en el Collau de Porcieda, fue suficiente para ver cómo le mordían los sabuesos.
Y así se dio por finalizada la cacería que resultó entretenida, como había vaticinado por la mañana el jefe de la cuadrilla. Los perros trabajaron mucho y los tiradores tuvieron ocasión de gastar munición, aunque la puntería no fue muy buena.
Ahora ya queda la última cacería, que será el próximo Domingo en Bedoya, si el tiempo lo permite. Esperemos que así sea.
(Información y fotografías de Roberto)