El pasado Domingo, la cuadrilla 31 inició la temporada de caza, correspondiéndole hacerlo en el lote de Cuesta Bernizo, que está por la zona que va desde Lomeña y Pesaguero hasta la carretera de Vendejo. En principio es un buen lote, donde siempre se encuentran jabalís, pero hoy había un inconveniente y además muy importante, que luego tendría consecuencias para la cacería. Me estoy refiriendo al fuerte viento del sur y mucha agua que sufrieron prácticamente todo el día. Todos sabemos que los jabalís con el viento sur suelen emprender rutas evasivas y se meten donde no se les puede localizar.
A las ocho de la mañana ya estaban todos los componentes de la cuadrilla en la Viñona, donde Juan Carlos Gutiérrez, el jefe, les impartía las últimas recomendaciones. “Vamos a cubrir por la Collada de Salce, por el arroyo arriba hasta los praos de Jelechosa llegando hasta Campunuera”, les apunta Carlos. Elías, Chanquel y Jose, como buenos conocedores del terreno, son los encargados de ir a colocar los tiros. Se tenía pensado cubrir por la zona del puerto, pero debido al mal tiempo, se cubrió por debajo de Campumuera. Roberto sería el encargado de indicar a los monteros por dónde debían entrar.
Vueltas y más revueltas de los perros, pero las demandas se resisten. Allí había de todo, menos jabalís. ¿Qué había ocurrido para que esto sucediera?. Solamente se me ocurre una respuesta: la climatología. Tanto es así que Mente toma la emisora y llama al jefe de la cuadrilla: “A ver Juan Carlos, aquí no hay ningún jabalí, tienes que ir pensando en cambiarnos y echar la otra parte del lote. Llevamos ya casi un par de horas y no se ve nada”. No vaciló mucho Juan Carlos en aceptar la invitación de Clemente y avisa a todos: “Coger todos los perros que podáis y vamos a cambiar cubriendo por la carretera de Vendejo”. No se pudieron recoger todos los perros porque los de Roberto se salieron del lote entrando en el de Cotera Oria, logrando un buen rato después el montero meterlos otra vez en la cacería.
Una vez recolocados todos, a renglón seguido los ladridos de los sabuesos empiezan a retumbar en el monte. Son los de Chanquel que estaban metidos en un escobal y no salían de allí. “Tenéis que venir algunu para aquí, porque los perros me están indicando que hay jabalís”, avisaba el montero a sus compañeros. Allí se personaron en pocos minutos Roberto, su hermano David, Elías, Mingo y Jose, el de los Cos. Entre todos pudieron rodear el escobal y fue Roberto el que se animó a entrar en aquella espesura de escobas, zarzas y brezos. “Acaban de salir del escobal cinco jabalís juntos, los acabo de ver y no los pude tirar porque salieron como rayos…...”, avisaba Elías. Cuatro de ellos le entraron a David, que les tiró, pero con poco éxito. La piara se dispersó y dos de ellos se volvieron y los otros dos lograron adentrarse en el lote de Cotera Oria, ya fuera de la cacería. Los perros de Roberto también se pasaron detrás de ellos y lograron meterlos de nuevo en la refriega. Elías fue el encargado de tirarles y lo único que logró fue que la pareja cogiese más velocidad de la que ya traían.
“Atentos, ahí os va unu muy grande…., baja por el Pedreru abajo, es muy grande”, avisan por la emisora. Jose, el de Los Cos, es el primero que le tiró, pero el jabalí siguió su camino rumbo a Jelechea. Por aquella zona estaban de puesto Carlos, el de la Cajiga, Marco y Popi, que tuvieron ocasión los tres de disparar, pero el marrano quedó en el monte para otra ocasión. Era un buen ejemplar, que rondaría los 100 kilos.
Son ahora Saúl y Fidel los que dan la señal de que sus perros acaban de levantar en Jelechosa siete jabalís, la mayoría son pequeños, “atentos los que estáis en la carretera de Vendejo”, avisan a los tiros. Mente, Jesús Carlos y Oscar también avisan que en la Fuente del Monte acaban de levantar los sabuesos un jabalí. No tardaron en oírse un par de disparos y en ésta ocasión fue José María, el de Casillas, el que les informa de que el jabalí estaba a buen recuado y que ya le estaban mordiendo los perros. Era el primer jabalí cobrado del día y de la temporada.
Los perros de Juan Carlos y los de Rufino también levantaron a un par de jabalís, pero quedaron en el monte para otra ocasión. Más tarde le entró otro a Adri que le tiró, pero con poca fortuna, llegando hasta donde estaba Héctor que, por culpa del aire, no le oyó aunque le pasó relativamente cerca, pero el marrano se pasó por encima de los praos de Jelechea.
De ésta manera se dio por finalizada la cacería, calificándola con una nota muy pelada, ya que hubo jabalís bastantes para haber bajado con media docena de ellos, pero las circunstancias, la climatología y el poco acierto de los cazadores lo impidieron. Otra vez será y los buenos resultados llegarán, sin duda.
(Información de Roberto Bulnes)