La cuadrilla 31 se reunió el pasado Domingo en Vega de Liébana para cazar en el lote de Mataseñas. Un lote relativamente pequeño que va desde la carretera que sube a Dobres hasta la que se dirige a Barrio.
“Cuando en el verano vamos al sorteo de los lotes, la mayoría de las cuadrillas preferimos más las últimas fechas de la temporada que las de los meses de Setiembre y Octubre. Ahora estamos todos, cazadores y perros, más entrenados; los montes están limpios, pero pocas veces pensamos que a estas alturas de la temporada hay menos jabalís en el monte. Eso es lo que nos va a pasar hoy. En este lote de Mataseñas ya se hicieron esta temporada por lo menos dos cupos (de 8 jabalís) y por tanto si al principio había media centena de marranos, ahora puede que no lleguen ni a la decena. Pero, así y todo, vamos con la ilusión de pasar un día entretenido para cazadores y perros”, nos comentaba Tasín.
“Hoy vamos a echar de Valcayo a la Hoz, Cezura, Ovias y cerrando por la pista que sube de Barrio a Pineda y de Barrio a Vada”, les iba indicando Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla.
Cerca de La Vega entran Fidel y Saúl con sus sabuesos y enseguida ven que los perros cogen una demanda. Rápidamente los sueltan y avisan: “Atentos los que estáis debajo de Barrio, atentos que os va un jabalí bastante buenu”, avisan a los puestos. “Para ahí mismu os va otru que llevan mis perros......”, les avisa también Óscar.
Allí estaba Celín, en esta ocasión acompañado de su nieto, que le suelta dos disparos y ........, “va heridu…., se metió abajo, pero va heridu, va muy despaciu”. El jabalí se dio la vuelta y cogió la dirección hacia Pollayo. Por debajo del pueblo estaba José Luis Santoveña que también le dispara, pero con poca fortuna porque el marrano siguió su ruta. Con lo que no contaba el jabalí era que se iba a dar de bruces con Fidel y Saúl. Fue Fidel el encargado de soltarle más metralla y el jabalí quedó tendido en un prado. “Ya está, ya está, éste ya está…., quedó tiesu…..”, avisaba un tanto eufórico Fidel. No acababa de hablar, cuando se da cuenta que el marrano se reincorpora y emprende de nuevo la marcha. Fidel no estaba muy lejos y en un santiamén echó el arma al hombro, apretó el gatillo, pero con la mala fortuna que se le encasquilló el rifle y la bala no salió.
Pero no terminó aquí la historia de éste jabalí. Le siguieron los perros de Fidel y Saúl y el marrano llegó hasta debajo del pueblo de Villaverde, muy cerca del río. Allí se metió en un bardal y los perros y monteros acosándole, pero sin éxito. ¿Porqué? Por la sencilla razón que en ese mismo bardal estaba encamado otro jabalí y al oir tanto alboroto se decidió a salir, sin saber lo que le esperaba. Dos disparos de Fonso fueron suficientes para dejarle a merced de los perros. Era también un gran ejemplar, de unos 80 ó 90 kilos y una gran boca.
El que se salvó fue el jabalí que había llegado herido. Allí quedó, esperando a que le dejaran en paz y seguro que relamiéndose de las heridas, pero dando gracias a su Angel de la guarda particular, porque había salvado la vida.
Era ya mediodía y deciden cambiar la zona a batir. Se van cogiendo perros y se echa de la Hoz de Valcayo a la central de Dobres. Se bate la zona y el resultado muy pobre. El Mellizu dice que tenía una demanda, pero sin resultado. Clemente también avisa que enfrente de Bárago los perros querían entrar en unos bardales, pero con poco entusiasmo y enseguida lo dejaron. No había jabalís, es un lote pequeño y además es un lote de paso. Así se dio por finalizada la cacería, que resultó un poco sosa debido a la escasez de materia prima (jabalís).
(Información de Roberto Bulnes) |