Parece un poco raro, pero la cuadrilla 31 tuvo cacería el pasado sábado, día de Nochebuena. De hecho, se notó la ausencia  de varios cazadores que sus obligaciones les impedían venir a cazar. El lote donde se va a cazar es Margaperas, que comprende terrenos que van desde Avellanedo a Vendejo hasta el límite de la provincia de Palencia. No había mucha animación entre los cazadores, y más cuando Roberto les dice que: “estuvimos el jueves ojeando el monte y la verdad es que está pocu andau, apenas que se ven rastros de jabalís, pero algunu sí que hay”.

“Vamos a echar desde los praos de Brez, que están por encima de Avellanedo y cerrar por toda la cordillera con el límite de Palencia a Peñasblancas y por el Collau Corro. Los monteros van a entrar unos por los praos de Brez a los Castros Negros en dirección a Peñasblancas y otros entrarán por el collau la Mata”, les informa Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla.

Al poco tiempo de entrar los monteros, éstos se dieron cuenta de la ausencia de jabalís, o por lo menos los perros no daban con el rastro. Fue Clemente el que dio la voz de alarma: “Estoy viendo un osu..…., me parece que es bastante grande, sube en dirección a Peñasblancas a bastante leche…..”. El guarda que controlaba la cacería, rápidamente coge la emisora y les da un toque de atención a los tiradores: “Tener cuidado…., y no le espantéis…….”. El oso pudo cruzar  sano y salvo los límites de la cacería y adentrarse en terrenos de la vecina Palencia. Para él no hay fronteras.

Vueltas y más vueltas, hasta que los perros de Roberto y los de Jose, el de Campollo, fueron los encargados de despertar a dos jabalís que salieron a toda máquina en dirección a la Peña el Duerbu. “Atentos que ahí os van, los acabo de ver. Son bastante buenos y  van los dos juntos….”, avisaba Roberto por la emisora.

Fue Adri el primero en hacer tres disparos al que iba en primer lugar. “Le dí, estoy seguru..….”, pensaba Adri, pero el jabalí no se dio por aludido, cambió su rumbo y, orillando el río de Vendejo, llegó a cruzar hasta el lote de Cuesta Bernizo sin que nadie se lo impidiese. Era un buen jabalí, de unos 70 kilos, pero pudo quedarse en el monte a festejar la Nochebuena.

Al otro jabalí, le tiró Héctor y ……“se me escapó, y eso que no corría muchu. Yo creo que venía ya heridu…….”. El marrano también se metió en el río hasta que los perros le arrinconaron en un bardal.  “Tenéis que venir algunu, los perros están aquí paraos”. Allí se presentaron al momento los monteros Rufino, Oscar y Fonso. Fue Oscar el encargado de rematarle y pudieron comprobar que el marrano tenía una pata que le había quedado mal, de alguna cacería anterior.

Minutos más tarde fue Saúl el que avisa que los perros acaban de levantar, pero tanto jabalís como perros se pasan a Casavegas sin que nadie lo pudiese remediar.

Era ya mediodía y al ver que allí ya no había tela que “cortar”, Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla, decide cambiar los puestos y echar desde el Collau la Mata y Collau Corro para abajo, hasta las canales de Avellanedo. Se colocan los puestos cerca de la carretera de Vendejo y por la pista que sube a Brez. Pero todo resultó inútil, allí no se encontró tampoco ningún jabalí y a las cuatro de la tarde Juan Carlos les avisa que recojan los perros y que se bajen todos. “Hoy es Nochebuena y algunos tienen que viajar, así que todos para casa y felices fiestas a todos”. De este modo se dio finalizada esta sosa cacería, donde apenas salieron jabalís y donde el oso de dejó ver de nuevo.

(Información de Roberto Bulnes)