Inicio de la temporada para la cuadrilla 103 y precisamente toca cazar en el lote de casa, aquí en Bicobres Norte. Gran ambiente el que se respiraba en Tama donde se concentraron para hacer las presentaciones ante la guardería y recibir las primeras indicaciones de Chanchel, el jefe de la cuadrilla.
Era aún de noche ya que ahora, en ésta época estival, el horario de las cacerías es de 7 de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Digo que había gran ambiente, algo de nerviosismo entre los cazadores y buenos deseos para todos, respetando siempre las políticas sanitarias contra la pandemia.
El día se presentaba bueno, había llovido el día anterior y la temperatura era fresca. Tama estaba cubierto por la niebla, pero en cuanto empezó a asomar el sol se fue disipando.
“Vamos a echar por la mañana desde Castro hasta la Sieta”, les avisaba el jefe de la cuadrilla. “En Cobeña al parecer anda un rebañucu de ellos, a ver si damos con ellos, aunque parece que éste año no hay muchos, no se ven hozaduras por los praos”.
Una vez cubiertos los puestos, los monteros se encargaron de meter los sabuesos por Castro en busca de los jabalís. Vueltas y más vueltas, a la vez que se iba recorriendo y achicando el terreno. Por fin, fueron los perros de Álvaro y Rubén (los dos invitados), junto a los de Raúl Mena, los encargados de alegrar la mañana. Estaban en Sierramediu y ….. “acaban de levantar dos jabalís, los acabo de ver, suben para la ermita de Sierratama. Unu es muy grande…..”, les indicaba a los compañeros de puesto el propio Raúl. Después de dar varias vueltas, subidas y bajadas por fin uno de ellos salió por encima de los albergues y allí estaba de puesto Felipe, que suele fallar pocas veces. Hoy tampoco lo hizo, aunque tenía buena diana ya que el jabalí era muy grande. Un primer disparo sirvió para verle revolcarse y otro para rematarlo. Tenía una buena boca. Del compañero nadie supo por dónde se metió, fue más listo y se escabulló sin dejar huellas.
Bien empezaba la jornada, ya que eran las 10 y media y ya habían cobrado la primera pieza. Además, minutos más tarde los perros sacan a pasear desde la riega de Cobeña, cerca de Castro, otro hermoso jabalí que la emprende monte arriba en dirección a Cobeña. En Trasluteru estaba hoy de puesto Soberón que le pudo hacer un par de disparos, pero con poco acierto. El marrano se metió por el encinal en dirección a la Tuemba. “Ahí os va, ahí os va…., atentos en la Tuemba y la Sieta …..!!!!”. Algo debió de ver el jabalí que no le gustó y se dio la media vuelta bajando por la Badarca hasta el Pando. Cruzó los praos de Casaju y se adentró en el espeso monte de Matavega. Allí se encontraba protegido por la maleza, pero pronto llegaron los perros para “desplumarle”. Ni corto ni perezoso el jabalí emprendió un nuevo periplo. Estaba caliente y las ganas de correr no le habían abandonado. Se plantó en la Prá, bajó hasta el matadero, y se paseó lo que quiso por la finca de la Diputación. Aquí ya no estaba protegido, pero por su afán de salir de aquel atolladero, cruzó la carretera de Bedoya y en Sierramediu se tropezó con Sergio que de un único disparo le dejó a merced de los perros que habían trabajado tanto como el marrano. Se habían ganado con creces el poder hincarle el diente, eso que tanto les gusta.
Se había pasado cerca de una hora con el jabalí, desde que salió a escena hasta verle inmóvil. Por lo menos dio juego y los perros pudieron lucirse. Era ya mediodía y Chanchel ordena cambiar de lugar. “Vamos a echar desde Salarzón hasta la Burdia. En la Sieta que cubran los que ya están allí y otros vamos a cubrir por la calleja de Sária y Sardanes”, les avisaba.
Pero con éste cambio poco se pudo conseguir, ya que no salió nada. Los perros entraron por San Pedro y recorrieron el monte, pero con resultado baldío. “No hay ganau…., no hay ná ……”!!!, voceaban los monteros. Así que minutos antes de las cuatro el jefe de la cuadrilla mandó recoger los perros y bajarse todos para San Pedro. Los rostros de los cazadores no reflejaban precisamente la satisfacción de otras ocasiones en que se retiraban con las “alforjas” llenas o por lo menos con más peso que hoy. Otra vez será, pero por todos es sabido que éste año en Bicobres hay menos jabalís que en años anteriores. Alguno se alegrará…..