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Amanecía en Tama donde los cazadores de la cuadrilla 103 se juntaron para preparar la cacería que iban a echar por los montes de Bedoya. Ahora ya con el horario de invierno, de 8 de la mañana hasta las cinco de la tarde.
Chanchel, el jefe de la cuadrilla, les comenta que “vamos a echar por la mañana la zona alta, cubriendo desde Sotoja a Canal Mayor, la Peña, Cantu Pinau, el Collau y la Burdia. Espero que no nos haga falta cambiar de zona. Vamos a mandar a Abelín que suba por Cahecho y cubra la zona de la Peña de las Segás. Marisol ya nos tiene preparado unas alubias para bajar a comer pronto”. Así de optimista estaba Chanchel. Siempre que se caza en Bedoya, los ánimos y la expectación siempre están a flor de piel.
La mañana estaba fresca, mejor diríamos que fría, pero no se veía una nube en el cielo, así que ideal para subir al monte. Estaban colocándose los puestos y sin entrar aún los monteros con sus perros, ya resonaron los primeros disparos. “Estaba bajando desde Primasejas para el puesto y me tropecé con tres jabalines. Deprisa y corriendo tiré el macutu al suelu y cogí el rifle. Pero entre las prisas y que estaban ya un poco lejos, creo que di a unu, pero siguieron los tres en dirección a Orticeu”, avisaba Abelín. Era el primer aviso del día y aunque no se logró la pieza, por lo menos barruntaba que se iba a tener suerte, es decir que la presencia de jabalís estaba garantizada.
Y para corroborarlo, más abajo, en Jayumenudu estaba de puesto Primo y cuál fue su sorpresa al ver un rebaño de ellos que cruzaban por el hondón del prau. Primo no se puso nervioso y de un certero disparo apartó y dejó seco a uno de ellos. “Por lo menos eran siete, maté a unu y los otros se metieron ríu abajo. Los perros marcharon tras ellos. Atentos los que estáis en Sotoja que para allá van”, comentaba Primo.
Atentos estaban, pero nadie los volvió a ver, solamente el aullido de los perros les hizo ver que bajaron hasta Puentevau y se adentraron en el monte de Lobá. Jabalís y perros continuaron luego una gran persecución, cruzaron por Peñalaju en dirección a Cahecho, bajaron por Cambarco y llegaron hasta Cabariezo, donde les pudieron recoger, ya exhaustos, a media tarde. La carrera fue de campeonato.
Por la zona de Sandelasierra, en la Peñuca, estaba de puesto Chuchi, el de Pendes, y vio cómo desde el Canchalucu salió un jabalí que venía en su dirección. Ahora los helechos ya están en el suelo y se podía ver bien. Chuchi se preparó y cuando ya le parecía que estaba en la distancia ideal, le soltó un tiro, pero el marrano siguió su marcha aún más deprisa. Dos disparos más y el marrano desapareció a toda marcha. “Yo creo que le dí con algunu, pero marchó con más vida que la que traía”, avisaba a sus compañeros. Pero alertado por la curiosidad Chuchi se acercó a inspeccionar por donde había pasado, a ver si perdía sangre y cual no fue su sorpresa al tropezarse con el jabalí ya inmóvil. “Le maté, le maté….., creí que se había escapau y aquí le tengo patas arriba”.
Parecido le ocurrió a Milio, el de Armaño. Estaba cerca de Jayumenudu y disparó a un jabalí, pero el marrano continuó su marcha. “Le dí….., va con una pata de atrás en el aire, yo creo que se la rompí……”, comentaba el cazador, pero el jabalí desapareció y nada se supo de él.
Los perros de David llevaban un buen rato tras un jabalí que sacaron de su encame en Rejedas. “Atentos en el Collau que le llevan en esa dirección. Es muy grande”, avisaba el montero. Cerca del invernal de Retorturas estaba hoy Juan Antonio Mena, que estaba oyendo la conversación a la vez que escuchaba los ladridos de los canes. Así estuvo un rato hasta que vio aparecer un bulto negro que venía a toda leche en su dirección. Mena le metió en la mira del rifle y después de soltarle un pepinazo, vio cómo el bulto negro bajaba rodando unos metros para quedar inmóvil a merced de los perros. Tenía una buena boca.
Por encima del Canchal estaba Fael, el de Casillas, y vio como le salieron tres jabalís que venían en fila india a toda velocidad, acosados por los perros de Rubén. Fael cogió fuertemente el rifle y escogió el primero de ellos para meterle en la mira. Vació los tres tiros del cargador con el resultado de ver a uno de los jabalís patas arriba. Los otros dos cruzaron para los Gorgojos.
Eran ya las doce y Chanchel mandó cambiar los puestos para echar desde San Pedro a la Burdia. Allí estuvieron un par de horas y no salió nada. “Todavía tenemos tiempo para echar la zona de Cobeña hasta la Sieta. En el castañeu de Cobeña se han visto estos días, así que vamos para allá”, avisaba el jefe de la cuadrilla. Pero el resultado fue negativo, los jabalís estaban bien guarecidos ya que nadie dio con ellos, así que Chanchel mandó recoger los perros y todos para abajo, dando por terminada la cacería.
El balance fue escaso, se pudo hacer perfectamente el cupo (8 jabalís), pero el acierto de los cazadores no lo permitió. También hay que hacer constar que hoy se notó escasez de perros, debido a que fueron media docena los que marcharon tras los jabalís en dirección a Cahecho y parece que no, pero se notó esa ausencia.
Pocos jabalís en los remolques, pero todos contentos porque se vivió una jornada entretenida, se gastó munición y se disfrutó de un magnífico día. |