Cuadrilla 31

Se logró el cupo en Bicobres Norte

Siete de ellos se mataron en Canal Mayor

Estaba amaneciendo cuando empezaron a llegar los cazadores a San Pedro de Bedoya. Hoy toca batir el lote de Bicobres Norte, uno de los preferidos de la cuadrilla, ya que es un monte que le conoce una gran mayoría de los cazadores y donde abundan los jabalís. Así que la expectación era grande por parte de todos, principalmente por parte de Tasín, que como jefe de la cuadrilla, les fue indicando los puestos a cubrir.

"Vamos a meter los perros por la Dobra y por Sarrullá y los puestos estarán en la Calleja de Sária, Sotoja, Jayumenudu y Canal Mayor. También estará cortado en el Collau y en los Llaos. Vamos a amarrar en largo, así que afinar las escopetas que van a salir jabalís; antesdeayer subimos al monte y está trillau por ellos." "A Canal Mayor que vaya la gente joven, que hay que andar bastante, además aguantan mejor el frío".

Tenía razón Tasín, ya que nada más soltar los perros cogieron demanda y sacaron de la Dobra un rebaño de ellos, por lo menos eran cuatro, que pasaron por el Caldillu y bajaron por la cuesta del Ojeu, cruzaron el río y se colaron a la parte de Lobá, a doscientos metros de donde habían hecho la presentación los cazadores minutos antes. No hubo la precaución de cubrir esa zona y los jabalís aprovecharon la ocasión para urdir a los cazadores.

Pero era aún temprano y la jauría de perros no cesaba de ladrar, señal que había jabalís. "Por Sardanes acabo de ver a los perros llevar a un par de jabalines, van en dirección a Toja; a ver los que esteis en Jayumenudu estar atentos..", se oía por la emisora.

Al mismo tiempo, por encima de Retorturas estaba de puesto Pedro Cazman, invitado a la cacería, y vio a un marrano que subía monte arriba en dirección a Poda. Iba sin perros y en cuanto tuvo posibilidades de tirarle, no lo dudó pero el marrano siguió su marcha aún más veloz. Tuvo que lanzarle dos nuevos disparos para verle rodar. Era un buen ejemplar.

Pero la fiesta estaba más abajo, concretamente por Jayumenudu y Canal Mayor. Era ya casi mediodía y empezaron a llegar los jabalís a esa zona, buscando refugio en el monte de Lobá. El que pudiera llegar, sabía que iba a encontrar la salvación y el que no lo lograra.... ya sabía lo que le esperaba. Por atrás venían monteros y perros achuchando y por delante estaban los puestos.

Y empezó la fiesta con fuegos de artificio porque en menos de una hora aquello pareció la noche de las fiestas de la Cruz con los fuegos artificiales. Desde Jayumenudu a Canal Mayor se oían tiros por todas partes y como colofón la traca final hasta que hubo un respiro que aprovechó Tasín para preguntar por la emisora . "A ver..., ¿cuántos van?, teneis que decirme los que matastis para no pasarnos del cupu..". "Yo maté unu..., yo dos..., yo otru..., yo otros dos..", así hasta siete.

Los afortunados cazadores fueron el ya dicho Pedro, Álvaro que mató otro, Juamba tumbó a dos, los mismos que mató también Francisco Mena y el que faltaba lo mató Nica. Como se puede apreciar la mayoría son savia nueva de la cuadrilla, chavales jóvenes que había mandado allí Tasín y que supieron responder con categoría y sobre todo con puntería.

Pero la cacería no había terminado; hacer el recuento y volver a oír disparos todo fue uno. Un viejo jabalí rezagado trató de buscar también la salida en aquella encrucijada. Venían con él los perros de Miguel, pero apenas avanzaba, ya que de vez en cuando se paraba y hacía frente a los perros. Por fin se decidió a cruzar la barrera y se encontró con un crecido Nica que ya había matado uno y que se encontraba con otra oportunidad de hacer lo mismo con el siguiente. Como venía muy cerca de los perros, pudo seguir con el oído la ruta que traían, hasta que le tuvo a la vista. "¡Vaya bicho...!, no puedo fallar..", pensó Nica, que se echó el rifle al hombro, estuvo unos segundos sin respirar y cuando vio que le tenía a tiro, le soltó un pepinazo que el jabalí sintió, pero siguió con su ruta. Un nuevo disparo de Nica le hizo doblar las patas para quedar a expensas de lo que quisieran hacer los perros, que no fue otra cosa que morderle a rabiar, ante un exultante Nica que nunca había matado dos jabalís en el día y encima de ese calibre. Sin duda que algo de "culpa" de todo ello tendría su abuelo; los genes de Cástor Gutiérrez volvieron a estar presentes en una cacería de jabalís.

De esta manera se terminó la cacería, eran las tres de la tarde y Tasín mandó guardar las escopetas, meter los jabalís en los remolques y bajar para San Pedro donde el jolgorio de los más jóvenes se dejó sentir. Hay dieron la nota, además muy alta.

Datos aportados por Ana Gutiérrez

CUADRILLA 31

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