Frío, mucho frío el que hizo el Domingo 27 de Diciembre en Liébana, sobre todo a primeras horas de la mañana, que fue cuando los componentes de la cuadrilla 31 se juntaron en la Viñona para cazar en el lote de Margaperas, que está por la zona de Pesaguero. La fuerte helada se combatía con buena ropa de abrigo y muchos gorros que solo permitían ver la boca y poco más.

Allí estaba Tasín poniendo un poco de orden y notificando a sus compañeros los lugares donde iba a tener lugar la cacería. Margaperas es un lote muy pequeño, y hoy aún más, debido a que en la zona más alta del monte, no se pudo batir por culpa de estar cubierto de nieve. De todos modos, había ilusión entre la cuadrilla en que hoy se iba a bajar del monte con una buena ración de jabalís.

Una vez sorteados y luego cubiertos los puestos, se dio la orden de que los perros entrasen en danza. Y bien que empezó el baile, con unos intérpretes espléndidos que ejecutaron las más bellas piezas de su repertorio.

Soltar los perros y empezar la fiesta, todo fue uno. Ladridos, voces, disparos..., y como en todas las fiestas también estaba la atracción principal, que en este caso no fue otra que los jabalís. De un hormazo salieron tres, uno detrás de otro y tomaron direcciones distintas. El que decidió ascender por el monte tuvo mala suerte. Fueron varios los disparos que le tiraron y salió ileso de la refriega, pero pronto le paró los pies Elías, el de Lomeña, que de un certero disparo le tumbó para ser presa de los dientes de los caninos. Elías demostró, una vez más, que la puntería no está reñida con el frío.

Otro marrano salió en dirección al pueblo de Vendejo y tras cruzar una riega se encontró con Chanquel que le pudo tirar por dos veces y sin embargo el jabalí pudo escapar. La distancia era considerable, sin embargo Chanquel algo vio que le entró la duda si le habría dado. En cuanto pudo se acercó por donde había pasado el jabalí y notó que, entre la hoja, fue dejando tras de sí un rastro de sangre. "Pues le dí...", pensó, así que siguió el rastro y a unos cien metros se encuentra con el jabalí gruñendo y tumbado de medio atrás. Allí le remató y comprobó que tenía rotas las dos patas traseras.

Quedaba el tercero, que tomó la dirección hacia abajo y que cogió una gran velocidad, a la vez que un enorme estruendo por la hojarasca del bosque. Angelin Gutierrez, aunque es aún muy joven, no por eso deja de tener ya una gran experiencia en éste arte de cazar jabalís. Desde bien chico ya estuvo vinculado a ello con su padre y seguro que alguna historia cinegética oiría a su recordado abuelo Cástor. Angelín, al oir el estruendo, no se puso nervioso y se parapetó tras un roble, sabiendo que el marrano tenía que pasar cerca de allí. Y no se equivocó, porque instantes después aparece la figura de un enorme jabalí que cayó rodando bajo las balas. Una salvaje alegría rodeó a Angelín al ver a sus pies tan enorme marrano que enseñaba sus grandes colmillos ya indefensos.

Hasta el mediodía no se oyeron muchos tiros, pero tuvo que ser de nuevo Chanquel el que diera la nota con nuevos disparos. Los perros de Juan Carlos llevaban en volandas a un jabalí que trató de esquivar el cierre de los tiradores. No era muy grande, pero rápido era a cual más, ya que cruzó un prado entre las balas y salió ileso. Pero no contaba que Chanquel estaba en su sitio atento y solo necesitó un disparo para acabar con la carrera del marrano.

Ya era bien avanzada la tarde y los cazadores ya se daban por contentos, cuando empieza de nuevo la algarabía de perros que despertaron de su siesta a un jabalí que emprendió su particular huida. Pero escogió mal camino, ya que cruzó un pequeño barranco para llegar hasta los dominios donde estaba muy atento Tasín, que le disparó. El jabalí se dio la media vuelta, pero no contaba que Tasín tenía aún más pólvora y un segundo disparo acabó con la vida del marrano.

Así se dio por terminada la cacería, que resultó muy atractiva, sobre todo en las primeras horas. Con los cinco jabalís en los remolques bajaron todos hasta la Viñona donde pudieron celebrarlo a la vez que surgieron todo tipo de comentarios y anécdotas de la espléndida jornada de caza vivida y que es la última de éste año.

Datos aportados por Marina Gutiérrez