Cuadrilla 103

La cuadrilla 103 logró otro cupo en Bicobres Norte

 

Son las ocho de la mañana del Domingo día 9 en San Pedro de Bedoya y la plaza del pueblo está llena de coches, remolques, perros y cazadores. Son los componentes de la cuadrilla 103 que hoy tiene que cazar aquí, en Bicobres Norte. No se qué pasa, pero cuando se caza en Bedoya, parece que hay otro ambiente distinto entre los cazadores. "Vamos a terminar para mediu día, seguru..", decía uno de ellos.

A la vez que se iban acreditando, Jorge, como jefe de la cuadrilla, iba pasándoles el gorro para que sacaran el número que les indicaba el lugar del puesto de cada uno. Estaba la mañana oscura, tardaba más de la cuenta en amanecer y en cuanto se veía un poco, enseguida alguien avisó: "Mirad la Peña de las Segás, anoche nevó...". Efectivamente un ligero manto blanco cubría la mitad para arriba de la peña. Pero en San Pedro ni llovía, ni tampoco hacía frío en exceso.

"Vamos a entrar con los perros por Sierratama, Miseja, El Ríu la Llena y Frontera; es mal terreno, con mucho maleza pero hay que echarlo porque hay muchos jabalís. Los tiradores van a cubrir todo el cortafuegos, desde Sierratama hasta Peñalaju, bajando por todo el hayeu hasta Carondinu", les informaba el jefe de la cuadrilla.

Apenas soltados los perros, empezó el sarao. Alguno se vio sorprendido, como José Angel, el de Cobeña, que apenas colocado en su puesto oyó que algo se le aproximaba. Estaba en Llandelpozo y en el hayedo hay poca maleza y mucha hoja. Enseguida se dio cuenta de la presencia de un jabalí que se le acercaba. Se echó el rifle al hombro y esperó a tenerle a tiro. Un único disparo fue suficiente para que el marrano la emprendiese monte abajo después de dar un gruñido. El jabalí herido fue dando tumbos y arrastrando las patas monte abajo, hasta que llegó donde estaba Pablo, el de Colio, que solo le tuvo que rematar. Cuando Pablo se acercó al jabalí, se llevó una sorpresa "es bastante guapu, es grande y tiene una buena boca, pero está mancu, le falta una pata de las de alante". Por lo que se ve, el marrano ya había pasado lo suyo.

Los perros de David entraron por Miseja y en la Torala levantaron de su encame a un marrano que se metió de morros delante de donde estaba el montero, que de un certero disparo, sirvió para que los perros pudieran morder bien temprano. No era muy grande, unos 30 kilos.

Encima de Sierratama salieron otros tres jabalís que trataban de cruzar el cortafuegos en dirección a Lusía. Pero allí estaba Angel, el de Salarzón, que hoy estrenaba mira. Y de qué manera la estrenó, un único disparo bastó para que uno de los tres desistiera de su escapatoria, quedando en el mismo cortafuegos estirando las patas. Tampoco era muy grande, pero quedó bien claro que a Salarzón también llegaron los Reyes Magos.

Los perros estaban como locos dando vueltas en la Cuesta del Joyal detrás de los jabalís. "Atentos arriba que hay mucha jabaliná...", se oía por le emisora. Era la única escapatoria de los jabalís, cruzar el cortafuegos y pasar para la parte de Lusía, pero no contaban que tenían que cruzar la línea fatídica que hoy estaba bien cubierta.

De todos modos, muchos lo lograron, como los cinco que le salieron a Jesus Cabiedes en la Degollá. No lo intentaron muy lejos de donde estaba el cazador, pero lo hicieron tan deprisa que Jesús tuvo que andar muy listo y solo tuvo tiempo para hacer un único disparo que fue suficiente para derribar al último de la reata. Tampoco era muy grande.

Miguel en la Molinera también tuvo su oportunidad y no la desaprovechó. Dos disparos sirvieron para detener a un jabalí que, acosado por sus perros, le sacaron a los prados donde Miguel no tuvo muchas dificultades para acabar con él.

"Nunca hicieron los jabalís más burla de mí, que hoy", decía un hundido Maso. "Pasan por arriba, por abajo, por el medio, por todas partes y cuando quiero disparar ya cruzaron el cortafuegos, no llegué a disparar un solo tiro, pero por lo menos ví pasar seis o siete".

El que sí disparó fue Pablo, el de Colio, que volvió a repetir y de dos disparos mató a un jabalí de unos 30 kilos que pretendía escabullirse por el hayedo.

Y en Frontera, Lucio no quiso ser menos que su padre. Todavía no era mediodía cuando necesitó dos disparos para parar los pies a un marrano que pretendía subir para Fuentelaespina. Era ya el séptimo de la jornada.

Minutos más tarde, encima del Pañeu, estaba Santos cuando ve acercarse un jabalí bastante grande. Un roble hueco le sirvió para esconderse y esperar a que se acercara. Santos se puso en máxima alerta y enseguida le tuvo dentro de la mira. Un disparo sirvió para que el jabalí diera un salto y un revolcón, pero prosiguió su marcha. El cazador le volvió a disparar y en ésta ocasión el jabalí ya no pudo ir muy lejos quedando a disposición de los perros que le seguían. Resultó ser una hembra que llegó a pesar 80 kilos.

Era la una de la tarde y Jorge echó cuentas. Vio que ya se había cumplido el cupo así que "no hagais más disparos, ya hicimos el cupu. Recoger los perros y nos vamos todos a San Pedro", les informó. Alguno le recordó: ¿Te díste cuenta que en las tres cacerías que echamos en Bicobres Norte en ésta temporada se mataron 24 jabalís?. Más no se puede pedir.

Todos no pudieron juntarse en San Pedro para celebrarlo, porque faltaban algunos perros, pero sí que avisaron al restaurante la Barquera, en Ojedo.

"¿Tienes comida para treinta para las tres, o tres y media?".
"Bueno, algo habrá..", le respondieron. "Os puedo hacer sobre la marcha unas sopas de ajo para que quitéis el frío y detrás tengo lomo, huevos y chorizo con unas patatas fritas, ¿qué os parece?".
"Estupendo, muy bien, enseguida vamos para allá ....".