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La cuadrilla 141 se lució en Bedoya con ocho jabalís |
Aún no había amanecido del todo y ya estaba casi lleno el aparcamiento de San Pedro. Hoy es uno de esos días que todos los cazadores de la cuadrilla 141 tienen marcado. Hay que cazar en casa, en el valle de Bedoya. Y normalmente cuando eso ocurre, todos se suelen superar. El día amaneció nublado, con un aire bastante fresco y con amenaza de lluvia, pero que a lo largo de la jornada esa lluvia apenas cayó, excepto un poco de "rosoriu". Mientras los cazadores iban presentando las acreditaciones ante la guardería, Tino, el jefe de la cuadrilla, les iba comunicando que iban a empezar por la Dobra. "Vamos a cerrar desde la Sieta hasta los Llaos, la Burdia y la Calleja de Sária. Creo que hay bastantes jabalines. Lo peor de todo es que no se va a poder cubrir bien, pues es bastante terreno y no hay suficientes escopetas. Los perros van a entrar por la Dobra y por el Ojeu. Por la tarde, si nos da tiempu, vamos a echar la zona de Cobeña". Y así se hizo. Cuando los monteros soltaron los perros, enseguida notaron que hoy estaba el día propicio para la caza. Los que entraron por el Ojeu enseguida cogieron demanda. Sacaron de su encame a cuatro jabalís que cruzaron por la Solana y llegaron a los prados de Sária, pero como los jabalís de tontos tienen muy poco, pudieron evadirse y se colaron para la zona de Lobá. Alguno no acertó a pasar sin ser visto, pero contó con el desacierto de Goyito que hizo varios disparos pero sin ningún éxito. El que sí acertó fue Lucio que estaba a la cabecera del Prautoru y en cuanto llegaron allí los perros levantaron un jabalí que estaba metido entre las argomas del prau. El marrano la emprendió prao arriba y Lucio le disparó. El jabalí dio un traspiés y siguió en dirección a la Fuente Taruey. Cuando Lucio se acercó a inspeccionar el camino del jabalí, observó que iba dejando un pequeño rastro de sangre. Metió a los perros para qie siguieran el rastro y llegaron hasta Cabrasarnosa. Allí estaba el marrano ya dando los últimos suspiros. No era muy grande. Pocos minutos después sonó otro estampido entre Llandelestal y la Tociá. ¿Quién disparó?, preguntaron por la emisora. Al poco rato le oye la respuesta: "Acabo de matar uno...", respondió José María Gaipo. Efectivamente, Mari estaba tras un haya cuando oyó el estruendo del marrano que intentaba cruzar la barrera de su salvación. No lo hacía muy lejos del cazador, así que Mari de un único disparo le hizo rodar hasta el camino. Pesó alrededor de los 40 kilos. A la otra parte del lote, en la Sieta , también los que estaban de puesto tuvieron ocasión para lucirse. Primeramente los monteros ya les habían avisado. "En los Tornos de Ajón acaban de coger demanda. Es un jabalí bastante buenu y va en dirección a la Mata de Salarzón. Atentos los que estáis en la Sieta ". No se estuvieron mucho ni el jabalí, ni los perros pues en unos pocos minutos ya estaba el marrano intentando cruzar los prados de la Sieta. Allí estaba José María Centeno, el Gordo, que hoy estaba de invitado y en cuanto vio al marrano asomar le soltó un disparo que fue a parar entre las patas del jabalí, levantando la tierra del prau. El jabalí aún cogió más velocidad, pero un segundo disparo del Gordo le cortó las alas y le dejó a merced de los perros para que le mordieran a rabiar. A ese mismo sitio de la Sieta , pero más altos, llegaron poco después cuatro jabalís. Venían en reata, uno detrás de otro a una gran velocidad y sin perros que los acosaran. Felipe, cuando se dio cuenta, ya era tarde. Efectuó varios disparos pero los marranos lograron salirse con la suya y se adentraron ilesos para la zona de la Tuemba. Era ya cerca del mediodía, cuando se oye por la emisora que "acaban de levantar un bichu muy grande, es grandísimu..., salió de la riega de San Julián y va en dirección al Ojeu. Estar atentos en Sária que va en ese dirección...". El jabalí cruzó el Ojeu y bajó unos cuantos metros por el río para intentar adentrarse en el monte de Lobá por la zona de Prauredondu. Iba a una buena velocidad y de vez en cuando se paraba para husmear el horizonte. En cuanto abandonó el río tuvo que adentrarse en los prados de los "Huertos de Sária" para poder llegar a su destino. El jabalí dudaba, pues las paradas las hacía cada vez más frecuentes. Tenía miedo, pero había que decidirse porque por detrás los perros ya amenazaban. Arrancó de nuevo y al efectuar otra nueva parada no se dio cuenta que iba a ser la última porque allí estaba Mena atento y escondido detrás de un castaño. En ese instante de la parada Mena le soltó un zambombazo que sirvió para que el marrano diera cuatro pasos más para quedar tieso. Un único disparo valió para parar a un bicho que dio en báscula un fascinante peso de 115 kilos. Fue la atracción de la jornada con una boca que llamaba la atención. Estaban en esas cuando Tino les avisa que los perros ya habían hecho todo el recorrido, así que "coger los perros y bajarlos porque después de comer el bocadillo vamos a empezar por Castro". Así se hizo y también pronto salieron jabalís a escena. Los perros de Primo levantaron por debajo de Cobeña a un marrano que llevaron delante de su amo y Primo, muy cerca de la riega de su pueblo, le soltó dos disparos que terminaron con su vida. Pero donde verdaderamente hubo fiesta fue en la Sieta. Aquello fue la traca final porque fue contínua la llegada de jabalís que intentaban cruzar la barrera de los puestos. Se oían disparos desde Salarzón hasta la Peña. Muchos lograron superar esa barrera, pero alguno se quedó por el camino. Felipe que por la mañana había tenido fallos, se vio compensado con la muerte de un jabalí que en ésta ocasión solo necesitó un disparo para verle estirar las patas. Otro que también acertó fue Sergio, de Suances, que también en la Sieta hizo varios disparos para que el jabalí dejara de caminar. Y para rematar la jornada Jesús Soberón, de la Hermida y que hoy estaba de invitado, hizo lo propio para rematar al más pequeño de todos, pero que no por eso dejó de alegrar al cazador que le llevó como un gran trofeo. En efecto, no todos los cazadores lo consiguieron. Y a media tarde, como manda el reglamento, se dio por terminada la jornada. "Recoged los perros que veais y nos vamos ya para casa", les comunicó Tino. Pero los perros no entienden de horarios ni de reglamentos, pues el perro de David la emprendió con un jabalí que sacó por debajo de Cobeña y le fue siguiendo hasta Castro. Allí ambos cruzaron el río Deva hasta que el perro ya agotado fue recogido en Pendes por unos vecinos. Así terminó la jornada donde la mayoría de los cazadores tuvieron ocasión de divisar a jabalís y muchos de ellos hasta disparar. Luego la suerte ya fue dispar para cada uno, pero lo que sí está claro es que el primer día de la temporada no se pueden matar todos los marranos que hay en el lote. Hay que dejar alguno para posteriores ocasiones que las va a haber. |
CUADRILLA 141 |
|||
Fecha |
Monte |
Jabalíes |
Cazadores |
11-09-11 |
2 |
Llorente y Mena | |
18-09-11 |
Bicobres Norte |
8 |
Lucio, Mari, Jose Centeno, Mena, Primo, Felipe, Sergio y Soberón |
24-09-11 |
4 |
Pascualín, Pascual, Pepe y Francisco | |
12-11-11 |
8 |
Aquilino (3), Pepe (2), Rubén, Aníbal y Miguel | |
19-11-11 |
2 |
Chico y Aquilino | |
03-12-11 |
0 |
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24-12-11 |
16 |
Francis (4), Felipe (2), Nisio (2), Santi, Ivana, Manuel Relea, Primo, Mena, Ramón Gaipo, Jorge y Tino |
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14-01-12 |
5 |
Rubén (2), Aníbal, Miguel y Mari | |
21-01-12 |
0 |
©Página creada por José Angel Cantero Cuevas |