Cuadrilla 141

Un cero para la cuadrilla 141

 Fría mañana la que amaneció en Liébana el sábado día 3. Después de un mes de Noviembre con calor y poca agua, por fin los Picos de Europa se vistieron de blanco con la llegada de la nieve y, aunque no se veía una nube, un airecillo frío ventilaba los valles lebaniegos. Hoy la cuadrilla 141 va a cazar en Vallejas de San Pablo, que comprende terrenos desde Valmeo hasta la zona de Subiedes, Porcieda, Tudes...

Mientras los cazadores iban presentando las acreditaciones ante el Técnico Auxiliar del Medio Natural, como ahora se llama a los guardas encargados del control de las batidas, Tino el jefe de la cuadrilla les iba dando datos de la cacería. "Ayer estuvimos viendo el monte y hay muy pocos jabalís. Hace quince días estuvieron cazando aquí la cuadrilla 31 y no vieron ningunu. Ya os digo que algunu hay porque lo vimos ayer, pero no muchos. Vamos a meter los perros por Valmeo y vamos a cerrar por encima de Tudes. Es donde se vieron los rastros", les informaba Tino.

Cuando estuvieron colocados los puestos, se procedió a la suelta de los perros, conducidos por los monteros. Vueltas y más vueltas por el monte sin ninguna señal de jabalís. Más de uno se acordó de la cuadrilla 31, con temor a que les pasara a ellos lo mismo.

Los perros estaban trabajando bien, recorrían al monte en todas direcciones, pero sin resultado. Por todos es conocida la labor de los perros en una cacería. Sin ellos se puede decir que no se podría matar jabalís. Hacen una labor encomiable. Ellos son los encargados de sacar de sus encames a los jabalís y llevarlos hasta las líneas donde están situadas las escopetas. Un buen perro de caza tiene que tener unas cualidades específicas. Tiene que tener un buen olfato, estar en una debida forma, ladrar cuando levanta y persigue a la pieza y ser valiente. Todas estas cualidades son necesarias y se complementan unas con otras.

Hoy poco podían demostrar. Olfato tenían pero para poco les servía ya que los jabalís no andaban por allí. Ladrar tampoco ladraban, o por lo menos no con la intensidad de cuando hay levantes, y valentía, como en la mili, se les suponía, ya que no tenían ocasión de lucirla.

Era ya casi mediodía cuando por encima de Tudes encontraron el encame con los jabalís. Eran dos y no pequeños. "Salieron como tiros y van en dirección a Carrascalón", informaba Pepe el de Ojedo. Los dos marranos la emprendieron por encima de Tollo y nada más se supo de ellos. Los cazadores se enteraron cuando vieron llegar los perros y se dieron cuenta que los jabalís habían cruzado la barrera de las escopetas. Nadie les vio.

No pasó mucho tiempo hasta que surgió de nuevo otro levante. "Atentos arriba que los perros algo llevan. No se lo que es, pero debe de ser un jabalí". Minutos más tarde se oyen tres disparos espaciados y el silencio se apoderó otra vez del monte. "Qué pasó?. ¿Quién fue el que tiró?". Más silencio. Hasta que por fin una voz tenue informa a los compañeros que el jabalí se había escapado.

Como se había ya recorrido todo el lote y los perros no daban ya señales de más rastros, el jefe de cuadrilla mandó recoger los perros y bajarse todos del monte.

Quedó demostrado que en Vallejas de San Pablo apenas hay jabalís. Hace quince días no salió a escena ninguno. Hoy salieron tres y los tres lograron escabullirse entre las escopetas, pero a todos se nos antoja que tres jabalís es muy poco bagaje para un lote considerado de los relativamente buenos dentro de la comarca lebaniega. "Esti añu hay muy pocas bellotas de azufra.....", subrayó un cazador. Esa puede ser la causa de la falta de jabalís, no hay otra explicación.