La última cacería de la cuadrilla 31 se celebró el pasado sábado día 10 de marzo. Dicha cacería había sido suspendida en su tiempo por la presencia de osos en el lote de Dobra Regaos, donde se cazó en ésta ocasión.

Bonita mañana, con algo de viento sur, la que amanecía en Vieda donde se reunió la cuadrilla para efectuar los protocolos de rigor ante la guardería. El viento sur no es buen compañero de viaje para los cazadores, pero tampoco soplaba con fuerza.

“Vamos a echar primero la zona de Somaniezo. Estuvimos viendo el monte y está bastante andau. Hay jabalís, así que si somos un poco hábiles, igual acabamos para la hora de comer. Si no lo logramos, iremos luego para la zona de Luriezo”, les indicaba Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla.

Una vez colocados los puestos, se da orden para que entren a escena los monteros con los sabuesos. Y una cosa es predicar y otra dar trigo, porque los perros tardaron bastante en coger demandas. Fueron los perros de Clemente, que hoy llevaba también los de Berto, el de Pumareña, los que levantaron encima de Somaniezo un jabalí que emprendió una veloz carrera hasta el lugar donde estaba Rufino que se encargó de pararle los pies. “Esti ya no corre más……..”, avisaba a sus compañeros.

El que tampoco pudo correr más fue el marrano que pretendía eludir a Pablo,  pero no lo llegó a conseguir porque Pablo le taponó el camino con un par de disparos.

Bauti fue el siguiente que tuvo la suerte de rematar otro jabalí. No le resultó fácil, pero la pericia y experiencia del cazador fue determinante para ver cómo le mordían los perros.

Un invitado, Manolo Pedrajas, también se quiso añadir a la fiesta y lo hizo muy bien, ya que de un único disparo acabó con la vida de otro marrano que intentaba esquivar la refriega.

Hoy va de invitados, ya que Roque no quiso ser menos que Manolo y cuando un jabalí pretendía filtrarse de incógnito (venía sin perros), Roque estaba vigilante y preparado y no se lo permitió.

Era ya mediodía y Juan Carlos dio la orden de recoger los perros y……  “vamos a echar la zona por encima de Luriezo”. Aunque no fue ninguna sorpresa, parecía que los jabalís estaban apiñados porque salían por todas las esquinas. Los perros no sabían a cuál atender y los marranos aturdidos tampoco sabían por dónde debían escapar, aunque se escabulleron muchos, debido principalmente a los fallos de los cazadores.

El que no falló fue Oscarín, el hijo de Miguel Ángel y nieto de Pilín, que mató un imponente jabalí que se aproximaba a los 100 kilos y con una boca de llamar la atención.

Sergio fue otro que tuvo ocasión de disparar y además con acierto ya que suyo fue el siguiente, también de buen porte. Éste año hubo mucha bellota y en ésta época los jabalís están ya redondos. 

Otro invitado, Riki, fue el siguiente en avisar que tenía a sus pies un jabalí. “Le tuve que hacer tres disparos, pero aquí está dando los últimos suspiros”.

El que no falló y además volvió a repetir, también con acierto, fue Sergio, ya que detuvo a un jabalí que traían los perros y aunque estaba a una relativa distancia, le dio tiempo a tomar las medidas y acabar con él.
Raúl fue el siguiente en gastar munición y lo hizo con acierto, ya que paró los pies a un jabalí que pretendía subir hasta la majá del Dornacu.

Pablo, de Cabezón, también tuvo ocasión de estrenarse y no permitió que el jabalí alcanzara la meta que pretendía.

El jefe de la cuadrilla, después de hacer un recuento, avisó a los compañeros que “falta uno para llegar al cupo”.  Y no tardaron en avisar que ya estaba hecho. Fue Diego el que anunció tal evento. “Aquí le tengo dando los últimos jadeos, es bastante bueno”.

Y así se dio por finalizada la cacería y la temporada. Se alcanzó el cupo, pero en el monte quedaron aún muchos jabalís para que el año próximo se multipliquen. La “fábrica” está garantizada, así lo confirman los praos de los ganaderos lebaniegos que parecen tierras. En vez de segar hierba, van a tener que sembrar trigo.

Una cena de la cuadrilla puso el remate final a la temporada. Una temporada excelente con unos comienzos muy malos (bajaron dos veces del monte sin nada), pero luego todo cambió, logrando unos números muy brillantes.

Informó: Adrián