Cuadrilla 31

La cuadrilla 31 bajó con cuatro jabalíes de Cuesta Bernizo

Bonita mañana la que amaneció el sábado día 26 para ir a cazar. Estaba nublado pero con una excelente temperatura, lo que agradecieron todos los componentes de la cuadrilla 31 para ir a cazar al lote de Cuesta Bernizo que está por la zona de Lomeña y Vendejo.

“Estuvinos viendo el monte y está bastante revueltu. Ya caen las bellotas y los jabalís lo andan todo. Vamos a cubrir desde la riega de Valnerio hasta Vendejo, cubriendo por la carretera Vendejo al Collau Boya”, les indicaba Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla. “Somos pocos, nada más que 22 escopetas, pero a ver si con un poco de suerte hacemos pronto el cupo”, añadía.

Estaban colocándose los puestos cuando las emisoras empiezan a resonar: “Estoy viendo por encima de Vendejo un rebañu de jabalís; son más de media docena, otru, otru…., acabo de contar diez, once, once….., la mitad de ellos cogieron monte arriba y los otros entraron para abajo”, gritaba por le emisora Javi Flores.

Era muy pronto y los puestos no estaban aún en su sitio, por tanto ni se les pudo tirar, ni se volvieron a ver; presumiblemente se salieron todos del lote, con el lógico pesar de la cuadrilla que vio esfumarse la oportunidad de acabar con ellos. “Otros habrá…….”, pensó alguno.

Y tenía razón porque jabalís había. Y si no que se lo pregunten a Chanquel, un invitado de Lomeña, que vio cruzar a cuatro jabalís por la ladera de enfrente. Tuvo tiempo a prepararse, respirar hondo, echar el rifle al hombro y disparar. El resultado fue que uno de los cuatro dio unas cuantas vueltas para quedar al momento inmóvil. “Atentos abajo, que os van para allá……”, avisaba el mismo Chanquel a sus compañeros.

Más abajo estaba Bauti que recogió el aviso y de un único disparo tumbó al segundo de la jornada. Los otros dos siguieron haciendo valer su velocidad y su astucia. Llegaron donde estaba de puesto Miguel, el de la parrilla, que les vio llegar y pensó que……. “éstos no se me escapan…..”. De hecho estaban a menos de 20 metros. Miguel echó el rifle al hombro, buscó con la mira al primero de ellos, apretó el gatillo y……, la bala no salía. En ese momento se dio cuenta que no la había subido a la recámara, así que deprisa y corriendo corrigió el error y aún le dio tiempo a hacer dos disparos, pero los jabalís ya habían puesto tierra por medio y pudieron eludir el peligro.

Los perros de Rufino, junto los de Fonso, cogieron una buena demanda, venían lanzados con un jabalí a pocos metros por delante. Adrián fue el encargado de hacer lo posible y lo imposible para pararle los pies, pero hoy Adrián no estuvo fino y el jabalí pudo escapar.

Tuvo que ser otro invitado, Chiri, el que tuviera el acierto y el tino para detener al jabalí que traían los perros del Mellizu y de Clemente. Enseguida avisó de su hazaña a los compañeros.

En una cuadrilla de caza siempre hay algún componente que se lleva la estima y la predilección de todos. En la cuadrilla 31 uno de esas personas es José María Agüeros, el de Casillas. Su experiencia y su saber comportarse con todos le dieron el honor de ser el cazador al que todos miran con respeto y admiración. El año pasado, recuerda alguno, se le escaparon tres jabalís que le salieron a pocos metros. Lo sintieron más sus compañeros que él mismo. Hoy se sacaron todos la espina cuando José María les anunció que tenía a sus pies un hermoso jabalí. Un único disparo fue suficiente para verle a merced de los sabuesos.

No eran las 12 de la mañana y ya iban tres. Más de uno pensó que aquello iba a acabarse pronto, porque los perros estaban trabajando muy bien, el monte tenía jabalís y sólo faltaba tener el acierto para llegar a la media docena, es decir al cupo.

El jefe de la cuadrilla mandó a los monteros que entraran por debajo de Lomeña y más de lo mismo, muchos ladridos, pero el monte estaba muy espeso y los jabalís no se atrevieron a salir al descubierto.

Subían por la riega de Valtorín Manuel Pando y su hermano Andrés con los perros y llegaron a la altura donde estaba de puesto Bauti. Estaban comentando los tres las incidencias de la jornada, cuando Andrés les corta la conversación y “Coño…., un jabalí. No, son dos..…”. Los tres se preparan y fue Bauti el primero en disparar. El marrano dio un revolcón y allí quedó paralizado. Al segundo no le tiraron porque en el campo de tiro había un vehículo y la sensatez y la seguridad está por encima de todo.

Era el cuarto de la jornada y así se dio por finalizada la bonita cacería donde todos trabajaron, principalmente los monteros con sus sabuesos. Las sonrisas y el humor quedaban reflejados  en los rostros de todos los componentes de la cuadrilla.

Informó: Adrián