Cuadrilla 31

La cuadrilla 31 bajó con 5 jabalís de Sobreiglesias

La cuadrilla 31 cazó el Domingo pasado en el lote de Sobreiglesias que está por la zona de Valmeo hasta Enterrías, pasando por Campollo y Toranzo. Un buen lote donde los jabalís suelen acampar. 

Así lo iba explicando Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla. “Estuvimos viendo el monte y se ve bastante revuelto, creo que vamos a tener un día entretenido. Como tenemos pocas escopetas vamos a amarrar en corto y por la mañana vamos a cubrir desde Enterrías al Collau Bora hasta Toranzo. A ver si tenemos suerte y lo ventilamos en seguida, que por la tarde anuncian agua”.

Estaban ocupando sus puestos y las emisoras empiezan a funcionar. “Acabo de ver cuatro jabalís, uno de ellos muy grande que se metieron a una canal por encima de Toranzo. A ver si metéis los perros que tienen que estar ahí”. Así lo hicieron, llegaron los sabuesos y apareció también la revolución. Vueltas y más vueltas, ladridos y voces por todas partes, pero por arte de magia los jabalís no arrancaron y si lo hicieron, nadie los vio.

Después de la calentura mañanera, volvió la calma, pero por poco tiempo ya que por debajo de Toranzo volvió a aparecer de nuevo la marejada. Tanto es así que fueron varios los disparos pero con poco acierto. Les tiró Nica y el jabalí siguió su ruta a más velocidad de la que traía. Lo mismo le ocurrió a Popi y el que se estrenó hoy fue Pianín, pero sólo fue para gastar sus primeras balas ya que no tuvo el acierto necesario.

“Acabo de ver un rebañu cruzar la panda de arriba, van en fila india. Atentos que van a toda leche”, anuncian por la emisora. “Sí, los acabo de ver yo también, los pude contar y son diez”, remata Adrián.

El rebaño tuvo que salir a descubierto y a la cabecera de un prado estaba Héctor, el de Zeto, que el hombre no supo reaccionar al ver tanto marrano junto. Se echó el arma a la cara y soltó un disparo, pero los jabalís seguían todos a la velocidad del rayo. Héctor soltó de nuevo las otras dos balas que tenía en el cargador y tuvo que limpiarse los ojos para ver el resultado. Sólo vio a uno, los otros nueve se metieron al monte en dirección a Toranzo. El que se quedó no era esa su intención, sino por la bala de Héctor que le dejó inmóvil.

Eran ya casi mediodía y Juan Carlos manda echar desde Toranzo a Campollo. “Tienen que estar ahí los jabalís que se escaparon, seguro”, les indicaba. Y allí estaban. Tuvo que ser precisamente la perra de Juan Carlos, que se le escapó de la trilla, la que dio con ellos. Posteriormente se le unieron más sabuesos. Los jabalís pasaron por la espalda de Borja Iglesias que cuando se quiso dar cuenta ya estaban fuera de tiro. Los jabalís se dispersaron y el tiroteo fue intenso. Poco a poco fueron cayendo hasta que el jefe de la cuadrilla quiso hacer un recuento con el resultado de cuatro bajas y algún herido que pudo seguir en el monte para comer las bellotas.

El tiroteo, como queda dicho, fue intenso y los que acertaron fueron Pablo, el de Cabezón,  que no tuvo muchos problemas para ello, pues sólo  hizo un disparo para dejar al marrano seco.

El que se las vio y deseó fue Cecín ya que le venían tres jabalís bastante juntos. “¿A cuál tiraré?, pensaba el cazador. “A por el mayor…....”. Y así fue, el mayor era un bicho que se aproximaba a los cien kilos y Cecín le tuvo que tirar un par de veces, la segunda ya para rematarlo. Tenía una gran boca.

A Raúl, que es montero, también se le cruzó otro jabalí que traían sus mismos perros. Raúl no le dejó ir muy lejos ya que un par de disparos fueron suficientes para que los perros se entretuvieran un rato mordiendo.

Se aproximaba ya la hora del cierre de la cacería y Carlos, el de la Cajiga, vio a un par de jabalís que cruzaban una ladera. El cazador no desaprovechó la ocasión y pudo ver rodar a uno de ellos hasta una riega donde ya no pudo levantarse.

Era el quinto de la jornada y Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla, mandó recoger los perros y bajarse todos hasta Potes con la satisfacción general, ya que salieron muchos jabalís, los perros trabajaron muy bien y la mayoría de los cazadores tuvieron la oportunidad de gastar munición.

Informó: Adrián