El pasado 7 de Diciembre de 2.008 se suspendió la cacería que la cuadrilla 103 debía realizar en Cotera Oria por la presencia de osos. Con buen criterio, la Consejería de Biodiversidad de Cantabria decidió que dicha cacería se tenía que celebrar el día 1 de Febrero aquí en Bedoya, en Bicobres Norte. La otra cacería en la misma zona de Caloca, se cambia para la misma fecha pero en el lote de Poda-Cordancas.
A las ocho de la mañana ya estaban todos los cazadores en San Pedro, donde se acreditaron y donde Jorge sorteó los puestos entre los cazadores. "Hoy vamos a echar la zona del Carrascal, vamos a entrar con los perros por Sierratama, Lusía y Llayo y los puestos estarán en el cortafuegos de Lobá, hasta el Collau Taba y por la parte de acá desde el Cajigo las Cruces, Peñalaju y Llandelpozu".
Así se hizo, los cazadores emprendieron la ruta hacia sus destinos, pero aún no se había dado la orden de entrar los perros cuando ya sonó el primer disparo. ¿Qué pasó, quién fue el que disparó? se oyó por la emisora. "¿Que qué pasó? Que ya cayó el primeru....", respondió Ceci.
No es fácil encontrarse en el monte con un jabalí sin que éste perciba la presencia del hombre, pero lo ocurrido el Domingo en Peñalaju entra dentro de lo anecdótico en la presente campaña. Resulta que Ceci fue el que iba colocando los puestos por esa zona, y el que desempeña ésa función, siempre se pone en el último puesto, el más alto. A Ceci le correspondió en Peñalaju. Llegó al sitio, eligió la mejor situación dentro del lugar, calculando por dónde le podían entrar los jabalís. Decidió colocarse detrás una peña de un metro de altura para poder guarecerse tanto del frío, que por cierto hizo lo que quiso, como de la astucia de los jabalís. Posó su equipaje, cargó el rifle y algo pasó por su visión que le resultó extraño. Algo acababa de ver que se salía de lo normal, algo que no cuadraba. Vuelve a miriar y a unos quince metros del puesto ve un jabalí, inmóvil, acostado a la vera de un haya. "¡No puede ser..!, pero si es un jabalí, tiene que estar muerto, no se mueve", pensó. Se restregó los ojos para poder comprobarlo mejor, cogió el rifle y estuvo durante unos instantes mirando fijamente al animal. "¡Movió una oreja.....! No...., no la movió, fue solo un espejismo, el jabalí está muerto". Ceci, por si las moscas, se acerca sigilosamente al animal con el rifle en posición de disparo, cuando de repente el jabalí despierta de su inoportuno y profundo sueño pegando un bote al mismo tiempo que Ceci le soltó un pepinazo que hizo que el jabalí pudiera prolongar su sueño, está vez ya para siempre. Tan real, como cierto. Era una jabalina de unos 60 kilos.
Después de éste curioso lance, Jorge manda entrar los perros y minutos después vuelven a sonar disparos por encima de Llayo donde Llorente estaba de puesto. En esta ocasión Llorente estuvo más fino que en anteriores ocasiones y dos disparos fueron suficientes para parar en su marcha a un jabalí que pretendía cruzar hacia la zona de San Tirso. Unos 50 kilos fue su peso.
"Los perros de David y de Berto llevan un jabalí que cruzó el río por Grillero y están pasando por las viñas en dirección a Cobeña.." se oía por la emisora. Mala noticia porque por aquella zona hoy no estaba cubierto y ya no se podía contar con la ayuda de los perros. Pero debido a la pericia de los canes, o a la casualidad, la cosa es que pudieron volver con el jabalí otra vez a terrenos donde se desarrollaba la cacería. Después de la carrera que se pegaron unos y otros, el jabalí vio truncadas sus ilusiones por salvar el pellejo cuando pasó cerca de Abelín, que necesitó tres disparos para frenarle en su huida. También rondaba los 50 kilos.
Pedrín, el del Bodegón, también supo lo que era tirar a los marranos y además tuvo la oportunidad de hacerlo en repetidas ocasiones. Estaba situado por encima del Cajigo de las Cruces y como los perros sacaban los jabalís del carrascal, éstos intentaban pasar a la zona de Lobá. A Pedrín le vinieron tres juntos. "Venían los tres juntos, en fila india......" Les lanzó el primer disparo y los marranos seguían su marcha, les volvió a tirar y lo mismo. Lo intenta por tercera vez y vio a dos cruzar por un pequeño montículo en su huida. El tercero solo pudo rodar unos cuantos metros por el monte para quedar inmóvil contra el tronco de un haya. Era un buen ejemplar, que pasaba de los sesenta kilos.
Muchos fueron los jabalís que salieron de su escondite. El Carrascal es una zona donde este año solo se batió una vez y al ser un lugar donde la espesura es muy grande, los jabalís lo encuentran como un lugar seguro para güarecerse. Debido a esa espesura, a los perros les cuesta trabajo moverles de sus escondites, de todos modos hoy fueron muchos los que salieron. Miguel, el hermano de Aníbal que estaba de invitado, fue el que pudo parar a uno de ellos, porque una gran mayoría logró salirse con la suya en las intenciones de huir, como los que tiró Jorge y consiguieron sobrepasar la barrera para cruzar hacia Cahecho. Estaba diciendo que Miguel necesitó dos disparos para parar a una jabalina en su intento de huida.
Era ya mediodía y se habían cobrado cinco jabalís. No estaba mal, pero había que ir a por el cupo. Y tuvo que ser Franci, que vino desde Celis para demostrar que por aquella zona también saben apuntar y atinar. De un solo disparo paró los pies a otro marrano que llevaban los perros de Primo. No era muy grande, apenas los 40 kilos.
En "Mesa sin Pan" se encontraba Santos de puesto. Allí, por lo menos mesa tenía y pan....., eso solo lo sabrá él, pero lo que está claro es que el hombre tenía buen pulso cuando se le presentó un jabalí que subía por el monte metiendo bastante ruido. Santos esperó hasta tenerle a una prudencial distancia para dispararle un único disparo que acabó con el jabalí prácticamente en la misma "mesa". ¡Que aproveche!.
El guarda de la cacería quiso hacer un recuento de las piezas cobradas y por la emisora lanzó el siguiente mensaje: "A partir de este momento cada disparo que se haga, hay que comunicar por la emisora el resultado. Ya van siete jabalís y ya sabeis que el cupo está en ocho".
Eran las cuatro de la tarde cuando sonó un disparo, seguido de un prolongado silencio. "¿Quién tiró?" preguntaron por la emisora. "Quien iba a ser....., el matón", respondieron. El que así se expresó fue Nel, que estaba de puesto de "Fuentepernal" y aunque ya no tiene el famoso Mauser, dispone de un arma que está bien calibrada, ya que de ese único disparo derribó un buen macho de jabalí que pesó unos 70 kilos.
"Se terminó la cacería, vamos todos a San Pedro......" fueron las consignas de Jorge que como jefe de la cuadrilla estaba pletórico de la jornada vivida donde hubo muchos jabalís, también bastantes disparos y donde los perros tuvieron un arduo trabajo en su tarea de sacar los jabalís de sus escondites.
Ahora queda la última cacería para el próximo fin de semana y en vez de echarla en el lote de Cotera Oria, la Consejería la cambia para Poda-Cordancas. Eso será el próximo sábado y aquí lo contaremos.