Cuadrilla 103

Tres jabalís en un espléndido día

Uno de ellos sobrepasó los 100 kilos

Después de la incertidumbre vivida durante toda la semana debido a que la Consejería de Biodiversidad de Cantabria había suspendido todo tipo de cacerías por culpa de la nieve, por fin ayer viernes dicha Consejería, debido al buen tiempo reinante, pudo levantar dicha veda y se pudo ir a cazar al lote de Panda-Carrielda que está situado por la zona de Camaleño, Mogrovejo, Brez, Tanarrio.

A las 8 de la mañana ya estaban cazadores, monteros y perros en Los Llanos, lugar donde se hicieron las acreditaciones ante la guardería y donde se sortearon los puestos a cubrir. Había una pequeña helada, que luego dio lugar a un cálido y soleado día.

Una vez situados cada uno en el sitio señalado, Jorge se encargó de dar la orden para que los monteros inciaran su andadura con los perros. Empezaron a montear por la zona de San Pelayo y de Lon.

Al contrario de otras ocasiones, a los perros les costó dar con los jabalís. "Yo creo que en esti monte no hay jabalís.." se oía por la emisora. "No debe de haber muchos, no se ven hozaduras y tampoco se ven muchas bellotas.....".

Después de recorrer mucho terreno y subir y bajar montes, por fin se anima la mañana cuando, cerca de Lon, los perros de David levantaron de su encame a un jabalí. No era muy grande, pero sí lo suficientemente rápido para que los perros les costase seguirle. El marrano, en su huida pudo llegar hasta el pueblo de Arguebanes y adentrarse en terrenos del lote de Arabedes. Y como los perros no conocen ni saben de fronteras, le siguieron por terrenos ajenos al lote donde correspondía cazar. Más de uno pensó que esos perros ya no los volverían a ver durante todo el día, pero no fue así, lograron volver al jabalí que vino de bruces donde estaba situado Nel, que hoy no tuvo su día. El cazador se quedó asustado cuando vio al jabalí subir, eso sí velozmente, por la carretera. Nel esperó a que se acercase y le pudo lanzar dos disparos con tal mala suerte que no tocaron pelo y el jabalí la emprendió monte arriba hasta escabullirse por el monte.

Pocos instantes después Primo, que iba de montero, tuvo ocasión de probar su puntería, ya que los perros, en el río de Lon, le llevaron ante sus narices otro marrano y Primo necesitó dos disparos para dejarle, no seco, sino bien mojado en el gélido río. Dio un peso de 40 kilos.

Se acercaba ya la hora del mediodía y el balance de la cacería estaba resultando bastante pobre. "Después de comer vamos a echar la parte de Tanarrio y Mogrovejo." avisó a todos el jefe de la cuadrilla. Apenas había terminado de hablar Jorge cuando los perros levantan otro jabalí que pudo eludir los puestos y adentrarse en terrenos donde iban a cazar por la tarde. "Este ya se escapó......", pensó mas de uno, pero al igual que pasó por la mañana, los perros le dieron la vuelta regresando donde estaban aún apostados los tiradores. "Atentos Angel y Manín...., ahí os va.....". Los cazadores estaban por la zona de Brez y no le veían venir pero los ladridos de los perros cada vez se oían más cerca y más apurados. Angel y Manín no perdían detalle, pero el jabalí no llegó a salirles. Éste se dio la media vuelta y la emprendió por unos praos arriba donde estaba situado Ceci que le soltó un disparo. El jabalí se echó a rodar y le dio tiempo a dar un bote y seguir en su huida hasta que Ceci le tuvo que parar los pies con otros dos nuevos disparos. Era una hermosa jabalina que pesó 70 kilos.

Por la tarde ya queda dicho que se cambió de monte y tampoco salieron muchos marranos, pero los pocos que se sacaron de su escondite merecieron la pena. En un zarzal, por encima de Mogrovejo, los perros empezaron a trabajar y dar vueltas. Algo había allí, pero no eran capaces de entrar ni de echarle fuera. Tuvieron que llegar los monteros para ayudarles con sus gritos hasta que un enorme jabalí salió disparado en dirección a Tanarrio. De vez en cuando el jabalí se paraba, dejaba acercarse a los perros y los hacía frente. Ceci desde una distancia considerable lo pudo ver, "Viene hacia Tanarrio y es muy grande......" avisó a sus compañeros de cuadrilla. Justo encima del pueblo estaba Angel, el de Salarzón, que pudo contemplar toda la maniobra del marrano. Incluso llegó a verle cuando aún se encontraba bastante lejos. "Viene hacia mí....." pensó, así que, a la vez que el corazón empezó a latirle con más fuerza, le dio tiempo a prepararse. Se echa el rifle al hombro y cuando ya le tiene a una prudencial distancia, le suelta un disparo que lo único que hace es alertar del peligro al jabalí que emprende una veloz carrera, pero Angel solo necesitó otro disparo para pararle los pies. Cien kilos es lo que llegó a pesar con unas buenas y afiladas defensas que marcharon para Salarzón de la mano de un eufórico Angel que no cabía de gozo por su hazaña.

Y ya a última hora de la tarde, le salieron en Redo dos jabalís a Llorente que les llegó a disparar, pero entre que estaban un poco lejos y que la puntería no estaba afinada lograron seguir en el monte por otra temporada.

Resumiendo, una buena cacería, con pocos jabalís en el monte, pero con la satisfacción de haber pasado un buen día de esparcimiento con tres jabalís en los remolques y esperando al próximo sábado en el que, si el tiempo no lo impide, se librará otra gran cacería en los montes de Bedoya.