A las ocho de la mañana empezaron a llegar los cazadores a San Pedro para entregar la documentación a la guardería. Hoy toca cazar en Bicobres, aquí en Bedoya. La ilusión y las ganas de cazadores y monteros era muy grande ya que Bicobres está considerado como un buen lote, con el añadido de que la mayoría de los componentes de la cuadrilla le conocen con los ojos cerrados.

"Los perros van a entrar por Cobeña, Sobrequintana y Pumareña. Los puestos los vamos aponer en la Sieta y por atrás en Retorturas, Fuente Taruey y la Burdia. También vamos a poner a cuatro en Sierratama y en los pinos de Abilio", les comentaba Tasín a los demás cazadores.

Ya era de día y no se veía una nube en el cielo cuando emprenden cada uno el camino al sitio asignado. Al llegar a Sobrequintana los monteros, aún sin soltar los perros, se tropiezan con unos viandantes y les dicen que acaban de ver un jabalí muy grande trescientos metros más atrás. Efectivamente, sueltan los perros y éstos se vuelven locos con sus ladridos y la emprenden por el castañedo de Cobeña y Dobros llegando hasta la Badarca tras el jabalí. Sin saber la causa, éste se da media vuelta, pasando por debajo de Cobeña para llegar por la Sierra de Carbonera hasta la misma peña. Viendo la maniobra, Luis Manuel que estaba en Sierratama, coge el coche y trata de cortarle el paso al final del desfiladero. El jabalí, acosado y perseguido por los perros, se mete ladera abajo hasta la carretera general. La cruzó sorteando un coche, lo mismo que el río Deva para pasar a terrenos de Castro. Cuando llegó Luis Manuel, solo pudo constatar la llegada de los perros a la citada carretera. El jabalí ya estaba en la otra ladera sabiéndose libre de sobresaltos por ser ya terreno correspondiente a otro lote.

Por otra parte, los tiradores que estaban en la Sieta no vieron cruzar a ninguno, pero pasar..... pasaron ya que así lo marcaban posteriormente los perros.

Se acercaba ya la hora del mediodía y en Cadobro se desencamó un buen ejemplar que una vez vistas las intenciones de perros y monteros emprendió una veloz huida por Sarrullá para cruzar el río por Sária y meterse en Lobá. Un poco más arriba, por las Bárcenas cruzó otro más pequeño y aunque le tiraron varios disparos también logró huir.

En Sierra la Cal los perros de Miguel levantaron a otros dos. No eran muy grandes, pero sí muy veloces. Al principio los perros los llevaban casi pisándoles las pezuñas, pero a medida que se iba subiendo la diferencia se iba acrecentando.

"Ahí suben por los Llanos de Enebru, son dos, los acabo de ver...!, sonaba por la emisora. Miguel Angel está en el Lomberu, apostado junto a un roble y oye ruido de maleza; se pone en guardia; el ruido cada vez es más intenso. El corazón de Miguel Angel va a toda velocidad; ve unas sombras que al instante desaparecen, pero sigue el ruido directo hacia él, se prepara y ¡¡ vaya... un perro !!. Levanta la vista y ¡¡joder, que es un jabalí..!. Cuando esta ya a unos 20 metros del cazador, el jabalí se gira hacia la izquierda y entonces Miguel Angel le apunta entre los robles y ¡¡¡ pammmm !!! . Le dio en el costillar y el jabali cae al suelo, patalea un instante y se queda inmóvil. No era muy grande, pesó unos 35 kilos.

Pocos minutos después, unos excursionistas que estaban comiendo la tortilla en el Collado de Taruey, se vieron sorprendidos por el paso a pocos metros suyo del otro compañero que huyó hacia la pradería de Poda.

Por la tarde hay poco para mencionar, únicamente que en Rucabrejo los perros de Juan Carlos levantaron de su encame a un buen ejemplar, que viendo dónde estaba el peligro lo eludió dando la media vuelta y marchar por la Dobra a la Sieta donde los tiradores ya habían abandonado su puesto mañanero.

"Los perros ya no pueden..", comentaba por la emisora Juan Carlos. Efectivamente el sol apretaba y tanto los perros como los monteros lo acusaban, así que con un poco de desilusión por el poco rendimiento logrado, terminó la cacería, pero por otra parte todos acabaron contentos porque habían pasado un buen día y los perros habían trabajado lo que pudieron.

Vicente, Angel (hijo de Ceto), Miguel y Angelin