Cuadrilla 141

Se terminó la temporada con seis jabalís

Si no hay cambios de última hora, ésta cacería es la última de la temporada y hoy toca batir el lote de Cotera Oria que está por la zona de Caloca, tierra de osos y de nieve. Osos no se vieron ninguno, pero nieve, viento, agua y sobre todo frío, sí que hubo en abundancia.

Al amanecer se juntaron los componentes de la cuadrilla 141 en la Viñona y Tino, como jefe de la cuadrilla, fue el que les fue indicando los puestos por donde se debía batir el lote y una vez todo dispuesto, el mencionado Tino es el que manda introducir los perros en el monte.

Después de otear por un lado y por otro, se anima la cacería cuando los perros levantan de su encame un jabalí afrontando éste una veloz carrera que le hace alejarse cada vez más de los perros. Pero en el monte no todo es correr, también hay que saber el camino que camino se coge y el marrano tomó el sendero de la muerte ya que se dirigió donde estaba Chanchel que le disparó un primer tiro que no fue suficiente ya que necesitó otro disparo para que el jabalí cayera redondo.

Minutos más tarde se volvieron a oír más disparos. "Qué pasó por ahí.., quién fue el que tiró? se oyó por la emisora. Nadie contestaba, hasta que por fin se oyó la voz de Aquilino para anunciar que había matado otro. El jabalí le salió sin el acoso de los perros, pero Aquilino estaba atento y necesitó solamente dos disparos para ver al animal estirando por última vez las patas.

Pero no había acabado de hablar Aquilino, cuando los perros volvieron a levantar. Eran tres jabalís que iniciaron su habitual estampida. No tomaron los tres la misma ruta, ya que uno de ellos la emprendió monte abajo y los otros dos la empinada cuesta del monte.

El que iba solo, nadie le volvió a ver. Bueno, quizá estoy exagerando porque le siguieron los perros de Aníbal y dos días después aún no volvieron a dar señales de vida. Ellos y el jabalí sabrán lo que habrán hecho en éste tiempo. Los otros dos, al llegar donde estaban los puestos, cada uno buscó la forma de poder escabullirse, pero se toparon con unos cazadores que estaban muy atentos y pudieron dispararles. Al primero le tiró Felipe, que ya sabe lo que es matar jabalís ésta temporada. En ésta ocasión le bastó un único disparo para detener la retirada del jabalí. Y al segundo le ocurrió lo mismo, ya que el joven Lucio, de Cosío, se encargó con dos disparos de hacerle rodar unas cuantas vueltas.

Era ya mediodía y se habían matado cuatro, pero, pese al intenso frío, nadie hizo mención de retirarse y mucho menos los perros que ahora ya "disfrutan" del monte. Están bien entrenados y la maraña no les estorba mucho. Aunque en ocasiones se encuentran con unos escondites difíciles de penetrar. Eso fue con lo que se encontraron hoy. Un escabroso y espeso matorral donde se escondían los jabalís y que a los perros les resultaba imposible penetrar. Hasta que no llegaron los monteros para animarles y vocear, no lograron su objetivo. Del encame salieron dos jabalís, el uno tuvo la fatalidad de pararse a los pocos metros de salir para otear el panorama, pero no se dio cuenta que estaba por allí Aníbal que de un certero disparo le hizo hincar las rodillas para que los perros aprovecharan a morder.

El otro emprendió una veloz carrera que para poco le sirvió, ya que sus pretensiones eran cruzar por la zona donde estaba situado Miguel, el padre de Lucio, que no quiso ser menos que su hijo. Dos disparos fueron los que lanzó y el jabalí los acusó ya que aminoró su marcha, pero no fueron suficientes. Un tercer disparo fue ya el de la puntilla, que ponía fin a la bella y fría jornada, y al mismo tiempo también a la temporada.

Es una pena que por causa de la nieve se suspendiera la cacería de los montes de Bedoya donde todos tenían depositadas grandes esperanzas, pero de momento parece ser que se perdió definitivamente. Esperemos que no sea así.

Y para rematar la jornada, Sixto les preparó una merienda-cena donde no faltaron el picadillo, los boronos y unos ricos filetes, regado todo por un sabroso vino para que los cazadores pudieran rememorar todos las anécdotas tanto del día como de fechas anteriores. En los próximos días haré un pequeño resumen de la temporada.