No diré su nombre, pero hubo un cazador que llegó a La Vega , lugar de reunión, antes de las ocho de la mañana y al verse solo, dudó si hoy habría cacería. "Qué raro que no haya nadie, igual quedaron en reunirse en otra parte y no me enteré.., de todos modos estoy seguro que Tino me dijo que era en La Vega ..". Las dudas se iban apoderando del cazador a la vez que iban pasando los minutos. Allí había un castaño y se entretuvo en apañar castañas mientras el día empezaba a clarear. Llevaba ya los bolsillos y la mochila de la merienda llenos de castañas cuando vio llegar a un compañero. "Ya llevo aquí un buen rato, ¿dónde estais?". "Tu anoche no cambiaste la hora, verdad?" le respondió. "Me cag.., ni me acordé".
Con ésta anécdota dieron comienzo los prolegómenos para la cuadrilla 141 que hoy le correspondía cazar en Monte Cubino que está por la zona de Dobres hasta el pico de Bistruey.
Un sirimiri hizo que los cazadores se tuvieran que meter a resguardo en el Mesón para no mojarse, entre tanto el guarda de caza llamó a Tino, como jefe de la cuadrilla, y le dijo: "Según está ahora el monte, no se puede iniciar la cacería, dicen los coches que bajan de San Glorio que arriba hay una densa niebla. Vamos a esperar una hora a ver si levanta..".
Con esta duda tuvieron que esperar y viendo que la niebla estaba aposentada y no se levantaba, acordaron suspender la cacería y dejarla para el próximo jueves. Esperemos que ese día no haya problemas.
Se celebró la cacería con el segundo cero de la temporada
Pues no hubo problemas. Bonita mañana la que amaneció el jueves en Liébana con una agradable temperatura y nubes altas que se fueron disipando a medida que avanzaba el día.
En Vega de Liébana tuvo lugar la presentación de las acreditaciones ante la guardería mientras Tino les iba dando las últimas instrucciones. "Creo que en el lote hay pocos jabalís. La semana pasada dimos una vuelta por él y apenas se ven hozaduras", les señalaba el jefe de la cuadrilla.
Una vez colocados los cazadores en sus puestos, se dio la orden a los monteros para entrar con sus perros. Las advertencias que Tino había dado por la mañana se iban cumpliendo, los perros no encontraban los rastros, no los había.
El jabalí se adapta a todo tipo de hábitats, pero siempre que disponga de una mínima cobertura y alimento, aunque prefiere los lugares con una vegetación alta donde poder camuflarse y que abunde el agua para beber y "esllagunarse". Aquí, en éste lote de Monte Cubino, de vegetación estábamos bien pero de alimento poco. El hayuco aún no empezó a caer y los jabalís se encuentran en cotas más bajas donde las golosas castañas están ahora en su auge y se convierten en el principal alimento. Dentro de un mes ya será otra cosa, el hayuco está a punto de empezar a caer y entonces el jabalí remontará a territorios más altos.
Pocas cacerías pueden ser tan sosas como la de hoy ya que al no haber jabalís, ni perros ni monteros tienen dónde entretenerse y claro, mucho menos los tiradores que permanecieron tediosos en sus puestos, siempre con la esperanza de que aquello cambiase.
Pero ni por la mañana, ni por la tarde, solamente unas venadas se vieron sorprendidas por el bullicio tanto de perros como de monteros y arrancaron a toda marcha para salir de aquel zafarrancho que no iba con ellas.
En resumen, no se levantó ningún jabalí, nadie disparó un solo tiro, ni por supuesto nadie los vio, así que a las cinco de la tarde se dio por terminada ésta insulsa y aburrida cacería. Otro día habrá más suerte. |