Parecía que la cacería no se iba a poder celebrar, pero por fin el miércoles día 23 de Diciembre se pudo echar. Las nevadas caídas en Liébana en los días anteriores hacían temer lo peor, pero por fin, aunque solo se batieron las zonas más bajas del lote (la nieve impedía otra cosa), la cacería se celebró, correspondiendo cazar en Panda Carrielda, que comprende terrenos de Camaleño, Mogrovejo, Tanarrio....
Amaneció el día con agua, pero luego ésa agua se fue transformando en nieve, aunque apenas que cubrió los campos. Para mediodía ya paró de nevar. En el aparcamiento de Los Llanos se juntaron los cazadores a primeras horas de la mañana y Tino, como jefe de la cuadrilla, les fue alertando de los puestos a cubrir. Una vez ubicados y al abrigo de algún árbol, o donde se pudiera, sólo quedaba esperar atentos a que los jabalís se acercaran.
Así dio comienzo la cacería y pronto los perros quisieron quitar el frío, pues cogieron un rastro que les llevó a un hormazo donde nadie se atrevía a entrar. Los jabalís atrincherados y los perros dando vueltas para intentar sacarlos de allí. Tuvieron que llegar los monteros para ayudarles en tan ardua tarea, hasta que salió un rebaño de jabalís que la emprendió monte arriba. "Atentos arriba, que ahí os van.., son por lo menos cuatro jabalís", sonaba la emisora.
De repente, se abre la caja de los truenos y empieza a sonar la música del concierto que estábamos viendo. Algunos cazadores comentaban después que era como en la guerra, aunque, por poco, ningúno estuvo allá. Tiros y tiros y más tiros para al final, cuando ya se acabó la refriega, preguntaron por la emisora: "Qué...., ¿matastis algo?. Pero allí no contestaba nadie, hasta que por fin José Antonio Llorente se atrevió a coger la emisora y decir: "Yo por lo menos maté a unu...". Y Pepe, el de Ojedo, también intervino para decir que "no estoy seguru, pero me parece que también maté unu, voy a acercarme para comprobarlo". Efectivamente, del intenso tiroteo se sacó un saldo de dos jabalís; aunque fueron muchos los tiros, hoy no era el día más apropiado para acertar. Luego algunos cazadores se quejaron que no tenían "tientu", que, del frío que hacía, no sentían los dedos a la hora de disparar.
Era ya mediodía cuando los perros de Mena sacaron de su escondite a otro jabalí que velozmente la emprendió monte arriba. Varios fueron los disparos que sonaron para intentar pararle los pies, pero el jabalí siguió su camino hasta que llegó por donde se encontraba Oscar, de Cosgaya, que hoy estaba de invitado y no dudó en dejar su sello ya que dos disparos fueron suficientes para que el marrano cayese rodando.
Y para rematar la jornada, le tocó el turno de nuevo a José Antonio Llorente de ser protagonista, ya que tuvo la oportunidad de disparar a otro hermoso jabalí que se "atrevió" a pasar por aquella zona sin saber cómo se las gasta Llorente cuando echa el rifle al hombro. Algo cambió en éste cazador últimamente. Yo creo que le pintan bien los aires de Cobeña, pues desde que vive allí, se convirtió en la pesadilla de los jabalís. A los hechos me remito: de los veinte jabalís que lleva matados la cuadrilla 141, siete tuvieron que rendirse a sus pies y eso no es fácil para nadie; solamente se logra ésa marca, estando atento en todo momento durante el transcurso de las cacerías y luego tener buena puntería y todo eso a José Antonio Llorente le sobra.
Así terminó la cacería, con mucho frío por parte de todos, incluso para los monteros que llegaron con una buena mojadura al punto de partida, los Llanos. El día no dio para más, pero mañana es Nochebuena..... |