Tener dos días seguidos de caza no suele ser muy habitual, pero así de caprichoso fue el sorteo con la cuadrilla 103 que hoy volvió a cazar en Montecubino que está por la zona de Dobres. Una de los inconvenientes que suele ocurrir cuando se tienen dos días seguidos de caza es la falta de escopetas. Al lógico cansancio de los perros, se suma el de los cazadores y todo eso ocurrió hoy, pues apenas se pudo reunir el mínimo personal exigido.
Cuando los cazadores subieron a sus puestos, empezaron a notar que allá arriba, cerca del pico de Bistruey, no se podía parar debido al fuerte viento reinante. "Aquí no hay quien pare, hay que meterse detrás de algún árbol, o agarrarse porque me lleva el vientu.....", decía Ceci por la emisora. Efectivamente, en la parte de abajo de Liébana corría el viento sur, pero en las partes altas era tal su intensidad que arrancaba hasta gruesas cañas de los árboles.
Por todos es conocido la dificultad de cazar en días de viento, incluso los jabalís andan más alocados que de costumbre. Hoy los había, incluso salieron de sus encames, pero la dificultad a la hora de dispararles era extrema debido a los huracanados vientos. "Pero si no me puedo estar quietu de pié......", advertía un cazador
Pero siempre tiene que haber excepciones y no todos los cazadores tienen el mismo peso y por tanto la misma resistencia al viento. En un día como hoy, un peso pesado tiene más ventajas que uno ligero. A la prueba me remito.
Antes de llegar los perros a su encame, un jabalí decidió levantarse y emprender la huida. Era un buen macho, por lo menos el bulto así lo demostraba. Sigilosamente iba recorriendo metros y se iba acercando donde estaban los puestos. De vez en cuando se paraba y levantaba la cabeza para observar los peligros que le acechaban. Hoy el ruido no le asustaba porque el viento lo impedía. En una de sus pocas salidas a un pequeño descampado le vio José Centeno (el Gordo), que observó sus movimientos y vio que venía en su dirección. Le dio tiempo a prepararse y esperar a que se acercase. Cuando le tuvo relativamente cerca le soltó un zambombazo y el jabalí dio unas cuantas vueltas rodando, pero de nuevo se reincorpora y pretende reanudar la marcha. No fue muy lejos porque un segundo disparo le llevó de bruces a una riega. "Ya cayó el primeru....." avisó el Gordo a los compañeros. Para algo sirve ser un peso pesado. Eran casi las once de la mañana.
Minutos más tarde, los perros levantaron otro jabalí que emprendió una veloz carrera. Salió de "Peñaquebrá" y para los que conozcan aquel terreno saben lo descarnado y peligroso de aquella zona, con unos grandes precipicios. El marrano ante el acoso de los sabuesos tomó el camino más corto para intentar huir.
No se si sería culpa del viento, pero el jabalí salió volando en uno de esos precipicios, despeñándose. Corrieron más suerte los perros que no se sintieron supermanes y no siguieron el mismo camino. Pero el susto de los monteros a perder a sus perros, no se les quita nadie. Cuando pudieron bajar a comprobar el estado del jabalí, vieron que estaba completamente destrozado. "Está partíu por la mitad en unos cuantos cachos.....", avisaban por la emisora . "Pues córtale la cabeza y tráela, y si no quieres cargar con ella, con las orejas puede valer para presentárselas al guarda". Como nadie le disparó, le doy el honor de matarle a Jorge, como jefe de la cuadrilla, de esa manera se estrena éste año.
Cuando José Centeno se acercó al jabalí que había matado para caparle y vaciarle, se llevó una sorpresa. "A esti jabalí le faltan los "güevos.....", decía el cazador por la emisora. "A ver Gordo, repite otra vez que no te entendí lo que decías.....", le replicó Chanchel. "Que esti jabalí no tiene güevos.....", recalcó más fuerte y claro Gordo. "Coño, fíjate un pocu, será una jabalina.....", volvió a insistir Chanchel. "Joder...., crees que soy tontu? Es lo primeru que miré y tiene el meanu en la barriga. Además, casi no tiene boca, los comillos son muy pequeños", replicó el Gordo. "Seguramente del susto que se llevó al verte se le pusieron los "güevos" de corbata......", soltó el gracioso de turno.
"¿Dónde estas?", le volvió a preguntar Chanchel. "Estoy metíu en la canal que baja al pueblu, estoy bastante altu". "Espera un pocu que no estoy lejos y voy yo para allá". Cuando se juntaron los dos cazadores, ya tenía José Centeno las tripas del jabalí fuera, pero los "güevos" no aparecían por ninguna parte. "Esto tuvo que ser otro macho que se los arrancó. A veces pasa. También pudo ser un perro, pero eso es más difícil", le advertía Chanchel. "Además, fíjate que tiene los colmillos pequeños, eso demuestra que le caparon de chico. Sea lo que sea, un jabalí sin pelotas no se ve todos los días.....".
Pero fuera de este jocoso incidente, había otro problema muy peliagudo. El huracanado viento y el frío arreciaban cada vez más. Para atestiguarlo, cerca donde estaba situado Manín un haya fue arrancada de cuajo ante el estupor y recelo del cazador. "Hoy es un peligro estar en el monte, a la parte de abajo de donde estoy, el vientu acaba de desarraigar un haya ...., aquí no se puede estar......", advertía al jefe de la cuadrilla.
Ante esta situación Jorge, cuando apenas eran las cuatro de la tarde, avisa a los compañeros que se daba por terminada la cacería. "Nunca pasé tanto frío en una cacería como hoy, ni en el invierno hace tanto.....". Ese era el sentir de los cazadores al llegar al pueblo de Dobres.