Cuadrilla 31

Si no hay jabalís, no hay caza

La cuadrilla 31 no hizo ni un disparo en Vallejas de San Pablo

 

Bonita mañana la que amaneció el Domingo en Potes. Cuando los cazadores de la cuadrilla 31 iban llegando al bar el Pajeru, se dieron cuenta que estamos en plenas fiestas del Orujo. Poca gente por la calle, solamente las voces de algún "despistado" que no se había dado cuenta de que ya se acababa la noche y todavía no se había acostado.

"Vamos a empezar por Tudes y los puestos se van a colocar por toda la cordillera hasta el Carrascalón", les decía Tasín, el jefe de la cuadrilla. "Yo no puedo ir a la cacería, pues tengo que estar en Potes con el oruju..", les advirtió.

Cuando los cazadores se fueron colocando en sus puestos, se dieron cuenta de que el suave viento sur que soplaba en Potes, allí arriba se volvía huracanado. A más de uno se le frunció el ceño al ver el panorama. "No hay peor cosa para cazar que esti vientu..., no se lo que pasa pero los jabalís no se dónde se meten..., parece que se entierran debajo de las peñas", pensaba Miguel, un veterano cazador.

Cuando entraron los perros en el lote, estas sospechas se fueron tornando en realidades con la lógica decepción de todos. Vueltas y mas vueltas, pero con nulo resultado. Aquí no hay jabalís. Eran ya casi las once de la mañana cuando los perros encuentran una demanda. Pero, ante el poco empuje demostrado por los sabuesos, los monteros se dan cuenta que el rastro no es de esa noche, sino de días anteriores.

Con este oscuro panorama, según van llegando los perros a los puestos, los van recogiendo y por la tarde se echa desde la riega Santa Locadia hasta Porcieda, con el mismo resultado. No cambia nada, allí tampoco hay jabalís.

"Pero ¿será posible que no haya ningunu...?", comentaba un cazador. Viendo los resultados hay que creer que así fue. Se anduvo prácticamente todo el lote y los perros no dieron señales de nada. Por tanto, ni jabalís, ni por lo tanto disparos. Nada de nada. "Cojones..., si estuve yo ayer arreglando las hozaduras en un prau que tengo entre Tudes y Tollo y me vais a decir que no hay jabalís..", les recriminaba un vecino del citado pueblo. Tendría razón el campesino, pero hay los jabalís huyeron a otro sitio. No se puede decir que se escaparan, es que sencillamente "no estaban". Si no hay jabalís, no puede haber caza.

Así que se comió la merienda y a las cuatro de la tarde decidieron recoger los perros y bajarse para casa. Bueno, eso es un decir, porque hoy está Potes que echa humo con la fiesta del Orujo. Más de uno pensó que los jabalís huyeron con los fuegos de artificio que se tiraron la noche anterior en la villa lebaniega.

Sea lo que sea, los cazadores bajaron desilusionados pero con la cabeza alta, por lo menos hoy no falló nadie. Algo es algo.

(Información facilitada por Miguel González)

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