Segunda cacería para la cuadrilla 103. Hoy hay que cazar en Bicobres Sur y a las 8 de la mañana ya estaban todos los componentes de la cuadrilla en Ojedo, donde los Guardo, para acreditarse y a la vez recibir las indicaciones de Jorge, el jefe de la cuadrilla. Estamos en plenas fiestas de la Cruz y algunas caras denotaban que el sueño no había sido muy grande. "Vamos a cerrar por el Jilgueru y por todo el caminu que sube a Santirso hasta Llayo y Aliezo. Los monteros van a entrar por el cementerio de Ojedo. Estuvimos antesdeayer viendo el monte y hay bastantes señales de la presencia de jabalís, así que a ver si acertamos", les dijo Jorge.
Cuando los puestos estuvieron cubiertos, el propio Jorge mandó entrar a los monteros. Vueltas y más vueltas y las palabras de Jorge parecía que no eran muy creíbles, ya que los jabalís no aparecían por ninguna parte. Después de dar vueltas y de tanto insistir, por fin sale uno que se dirigió a toda velocidad en dirección a Llayo. Allí estaba Marcos que, como la semana pasada, no acertó a hacer diana y el jabalí se marchó para la zona de Lusía. No muy lejos de Marcos estaba Angel Fombellida, de Potes, que también tuvo la oportunidad de disparar a otro jabalí, pero con el mismo resultado. El marrano cruzó la riega de Llayo a más velocidad que la que traía y se salió de los límites del lote.
Era ya mediodía y el balance no dejaba de ser muy pobre, solo la presencia de dos marranos y ambos lograron salir ilesos del encuentro con los cazadores.
"Vamos a cambiar los puestos, vamos a cubrir por Ampudia y Fuentelasierra hasta el Collau Taba y por la otra parte, entre los pueblos de Cahecho y Luriezo", les señaló el jefe de la cuadrilla.
Y aquí sí que salieron jabalís, tantos que revolucionaron la cacería de tal forma que el tiroteo tuvo poco que envidiar al que la noche anterior hubo en Potes con los fuegos de artificio.
El primero que hizo diana fue Angel Cuevas, de Salarzón, que estaba por encima de Cambarco y vio cómo los perros le traían un jabalí. El marrano se presentó mucho antes que ellos y Angel le hizo un único disparo. Estaba seguro de que había hecho diana, pero el marrano siguió su ruta. Cuando Angel se acercó a comprobarlo, vió el rastro de sangre que fue dejando. Al llegar los perros pudo observar que el jabalí estaba en una riega más tieso que un poste a merced de los sabuesos. No era muy grande, pero al menos ya no iban a bajar del monte con un cero.
Minutos más tarde se vuelven a oir varios disparos por debajo de la nave de los Guardo. "Acabo de matar un jabalí que me salió por detrás, casi se me escapa", avisaba un sorprendido y alborozado Lucio que estaba de montero.
Instantes después fue Jesús Celada, que estaba por la zona de Ampudia, el que también tuvo la oportunidad de gastar metralla, pero con malos resultados ya que el jabalí salió con más vida que la que traía.
El que en esta ocasión no erró fue Angel Fombellida, que si bien por la mañana se lamentaba de no haber acertado, por la tarde se le volvió a presentar la ocasión de disparar y ahora con éxito ya que mató un buen ejemplar.
Eran ya casi las cinco cuando Serafín Alles, que estaba en Fuentelasierra, se puso alerta al oir un ruido que cada vez era más intenso. Serafín, sin saber lo que se acercaba, se puso en guardia y al momento ve aparecer la silueta galopante de un jabalí. Serafín encaró el arma y necesitó hacer dos disparos para verle rodar por el monte. Era el cuarto de la jornada y Jorge, al ver que ya se acercaba la hora, mandó recoger los perros y .."vamos todos a Ojedo, ya avisé a los Guardo que vamos a ir a merendar". Así se dio por finalizada la cacería donde, después de una insulsa mañana, la tarde resultó entretenida y fructífera con cuatro jabalís en los remolques.