Oficialmente hoy es la última cacería de la temporada para la cuadrilla 103, pero como se suspendió en el mes de Setiembre por culpa de la presencia de osos, se espera que en el mes de Febrero se pueda echar dicha cacería. Hoy toca cazar en el lote de Raíz Acebal, que está situado desde el pueblo de Ledantes hasta el alto de San Glorio.
A las ocho de la mañana se personaron todos los componentes de la cuadrilla en La Vega, donde se sortearon los puestos y Jorge, como jefe de ella, dio las últimas consignas: "Vamos a cerrar desde la depuradora de Ledantes hasta arriba, hasta la Mina y desde Barrio hasta Riofrío. Los monteros entrarán desde estos pueblos", les informó.
En la Vega, la mañana estaba muy buena, no había helado y el viento sur que corría tampoco era muy fuerte. Pero en cuanto los cazadores fueron ascendiendo a sus puestos, todo cambiaba. El viento se volvía huracanado y el frío calaba hasta las entrañas, pues la sensación era de estar varios grados bajo cero.
En cuanto se dio la orden de empezar la cacería, enseguida se levantaron los pocos jabalís que estaban resguardados en sus encames. No había muchos, pero salieron de estampida. Los sabuesos se encargaron de despertarlos y ponerles en rodaje. Hoy no estaban aletargados y el primero que salió al descubierto fue en la Mina donde estaba Jorge, el jefe, que le hizo tres disparos pero con poca fortuna ya que el marrano salió de estampida y pudo escapar. Una pena porque era un buen ejemplar.
Más abajo estaba el montero Sergio que se tropezó de bruces con otro jabalí y aunque anduvo rápido para prepararse y disparar, cuando lo hizo ya fue tarde pues el jabalí también emprendió las de Villadiego.
"Atentos que los mis perros llevan un jabalí, es pequeñu..", informaba Rubén. Los minutos pasaban y el jabalí no salía por ningún lado. Los perros ni siquiera se oían para orientar a los cazadores. El motivo era la ventisca que soplaba en la zona y ahogaba los sonidos de los canes. Al cabo de bastante tiempo por fin asoma un jabalí y se le presenta a Jesus Caviedes que le tiró. El marrano cayó al instante, pero se volvió a levantar y siguió en su huida. Jesus le volvió a disparar una y dos veces más pero el jabalí, ya pocas fuerzas, seguía su camino. Era pequeño, pero duro. Incluso le llegó a tirar Cheles, el panadero. De todos modos no podía ir muy lejos ya que acabó rematándole Jesus y pudo comprobar que tenía dos patas rotas, una de alante y otra trasera. Un rato más tarde llegaron los perros de Rubén para morder los poco más de treinta kilos que pesó.
Era ya mediodía y los tiradores de los puestos altos se quejaban: "Hace muchísimo vientu y muchu fríu, está empezando a nevar...". Es fácil que esa fuera la causa de que a Manuel Relea, que estaba situado por encima del pueblo de Ledantes, le salieron dos jabalís, aunque estaban algo lejos. Manuel en cuanto los vio no dudó en tirarles, pero los jabalís quedaron en el monte para otra ocasión.
"Vamos a echar la parte de abajo, entre Ledantes y Barrio", les avisó Jorge. Pero en balde, ya que en el poco terreno que se cubría no salió nada. Con eso, Jorge se encargó de transmitirles el final de la cacería y volver todos a casa. Bueno, todos no, ya que el mismo Jorge bajando de Pineda se retorció una rodilla y tuvo que pasar por la Cruz Roja. Esperemos que todo se haya quedado en un susto.
Así se dio por finalizada la cacería. La climatología no ayudó mucho, pero tampoco salieron muchos jabalís y todos los que salieron, menos uno, se pudieron escabullir entre la espesura del monte. "Esto es tierra de osos y los jabalís con los osos uncen mal......".