No había amanecido aún y ya estaban todos los componentes de la cuadrilla 103 en Vieda para echar la cacería suspendida el sábado pasado que se aplazó  por correr la zona lebaniega alto riesgo de incendio. Hoy toca cazar en el lote de Dobra Regaos que comprende terrenos que van desde los pueblos de Cahecho, Cambarco y Aniezo hasta la cordillera de Peñasagra. En principio es un buen lote donde la presencia de jabalís suele ser importante.

Pero hoy en Vieda pocos eran los que hablaban de jabalís. La mayoría de los cazadores habían madrugado un poco más de la cuenta para ver qué les habían dejado en la zapatilla los Reyes Magos. Algunos estaban de estrena y hasta lucían algunos regalos. “Cuando salí de casa aún no habían llegado a Salarzón. Los tropecé en la vuelta de la Reverencia y me llamó la atención que todavía llevaban muchos regalos y eso que dijeron que ya era el último pueblo que visitaban. Se conoce que fuimos todos muy buenos…….”, comentaba Angel Cuevas.

El día se resistía a amanecer, estaba oscuro y lloviznaba algo, de todos modos había que salir al monte. Jorge, el jefe de la cuadrilla, les iba informando por dónde se iba a echar la cacería. “Vamos a cerrar desde Somaniezo hasta la ermita de la Virgen de la Luz, por toda la pista. Los perros van a entrar desde Cambarco y Aniezo. Tenéis que tener cuidado que no se os pasen los perros para el lado de Torices”, les recordaba.

Eran las nueve y media pasadas cuando, por la emisora anuncian que arriba, cerca de la ermita, ya estaba nevando y “hace muchísimu friu y muchísimu aire….”.  Así que colocados en sus puestos empiezan a funcionar monteros y perros y pronto también se empiezan a oir los ladridos. Buena señal, los jabalís que estaban tranquilos en sus encames se tienen que levantar y tratar de huir del enemigo. Pero tardaron en salir a los puestos, y cuando a uno se le ocurrió asomar el “hocicu”, tuvo la mala suerte de pretender pasar por donde se encontraba el jefe de la cuadrilla. Jorge no lo pensó dos veces, se echó el rifle al hombro, buscó con la mira al jabalí, apretó el gatillo con el dedo y vio cómo rodaba el jabalí ya sin vida. Así de fácil y así de difícil. Era el primero de la jornada.

Posteriormente, los jabalís  fueron saliendo a los tiros acosados por los perros. Los  cazadores, muertos de frío y con “pocu tientu” se encargaron de tratar de pararles en su huida. Emilio, de Armaño, fue el encargado de detener al siguiente. Era un buen ejemplar. Bueno, hoy todos los jabalís que se mataron, menos dos que bajaban un poco, fueron todos de un gran porte con muchos kilos encima.

Otro cazador de Armaño, en ésta ocasión Emiliano, tuvo la ocasión de disparar al siguiente jabalí que intentó cruzar la barrera de la pista que sube a Peñasagra. Pero tampoco lo logró, me refiero al jabalí, que sin llegar a la pista recibió los recados de Emiliano para quedar a merced de los perros.

En la zona de Linares estaba de puesto Serafín Alles, que alertado por los perros, estaba atento a todo lo que se movía por aquella zona. Y cuando vio asomar a un marrano, esperó a tenerle más cerca para soltarle dos pepinazos que  dejaron al jabalí tieso.

Por encima de Luriezo se movía Pascual (montero) tras los perros que iban bastante apurados. Los había perdido de vista pero el sonido de los ladridos le indicaban la zona que batían. Cuando se quiso dar cuenta tenía delante suyo a un jabalí, así que, apenas sin tiempo para prepararse, hizo un par de disparos que fueron suficiente para que pronto llegasen sus perros a morder.  

Un cazador que, cuando tiene la ocasión de disparar, pocas veces falla  es Pablo, de Colio. Para no dejar mal a nadie hoy lo volvió a demostrar y de un único disparo derrumbó al jabalí que intentaba cruzar a terrenos del lote de Arretuerto. No pudo llegar y quedó inmóvil en espera de que lo subiesen al remolque.
Otro cazador que también responde a la hora de disparar es Santi. Hace unos meses se encontró en el monte con un oso. Hoy parecía que también le iba a ocurrir lo mismo, ya que cuando vio asomar al animal, pensó de todo debido a su tamaño. Pero en ésta ocasión era un jabalí el que se le acercaba. No fue muy lejos ya que Santi se encargó de pararle los pies.

Y para el final quise dejar a Manuel Relea, que hoy se lució. Quiso hacer de Rey Mago y lo logró con creces. Ni el fuerte viento que reinaba en las inmediaciones del Santuario de la Luz, ni el frío, ni la nieve que caía, le impidieron lucirse. “Atentos los que estáis donde la ermita….”, anunciaban por la emisora. “Yo creo que los perros llevan dos jabalís……”.  Manuel estaba de puesto junto a la columna que está doscientos metros por debajo del Santuario. No tardó en divisar a un hermoso jabalí que venía en su dirección. Le buscó con la mira y cuando le tuvo a una distancia apropiada, le soltó un disparo que sirvió para que el jabalí diese un pequeño salto y cayera redondo cinco metros más adelante. Manuel ni se inmutó. Sabía que venían dos jabalís, así que esperó sin moverse del sitio y unos instantes después y un poco más alejado que el anterior vio aparecer al marrano. Era más difícil, pero la seguridad de Manuel quedó reflejada con el resultado de ver al jabalí pasar a mejor vida.

Pero no acabó aquí la proeza de Manuel. Era ya por la tarde cuando su padre, Chanchel, avisaba por la emisora:  “Atentos que Palomo (su perro) lleva un jabalí, le acaba de levantar en la riega…..”. Al momento ya tenía Manuel el jabalí delante suyo. “No se me va a escapar…..”, pensó. En realidad era el que mejor se le puso de los tres. Y Manuel no falló, viendo instantes después a Palomo morder con rabia y  logrando un “hat trick” que no está al alcance de muchos.

Eran ya casi las cinco de la tarde y como el temporal de nieve en la zona alta del lote no cesaba, Jorge optó por mandar recoger los perros y bajarse todos a Vieda a calentarse que bien ganado lo tenían. Ahora será hasta  el próximo sábado que tienen que cazar en Poda-Cordancas. Pero eso será otra historia.