Buen ambiente el que se respiraba en el amanecer del Domingo en San Pedro de Bedoya. La única pega es el frío que hacía, había caído una buena helada. Hoy hay que cazar en Bicobres Norte, aquí en Bedoya, y por tanto es la cacería que todos estaban esperando por múltiples razones: está comprobado que siempre salen jabalíes, ahora el monte ya está limpio y los perros pueden trabajar mucho mejor. Solo falta tener un poco de puntería.
“Vamos a cubrir por toda la calleja de Saria, hasta la Burdia, la Pandilla, Robleu y por debajo de los Llaos. Vamos a poner también cuatro puestos en la Sieta. Los perros van a entrar por aquí, por San Pedro y por el Ojeu”, les indicaba Jorge mientras presentaban la documentación y hacían el sorteo de los puestos.
Pronto empezaron los perros en coger demanda en el Ojeu. Vueltas y más vueltas, pero los jabalíes les costaba levantarse de sus encames. Estaban a gusto. Pero, para desgracia para ellos, no tenían escapatoria. La única manera de escabullirse era correr y en cuanto levantaron el hocico para comprobar que hoy tocaba zafarrancho, vaya cómo lo hicieron…… “Acaban de pasar cinco jabalíes para Sarrullá, atentos los que estáis en la Calleja……”, avisaban los monteros. Y lo que tenía que ocurrir, ocurrió y es que siempre se dice que hay que cubrir bien ese paso, pero la mayoría de las veces los jabalíes se salen con la suya y logran escabullirse para el monte de Lobá.
En ésta ocasión no todos lo consiguieron ya que el jabalí que se le ocurrió cruzar por Nozalín no tuvo mucha fortuna. Allí estaba apostado Ceci que le dejó cruzar el río y le tiró cuando estaba en medio del prado. Allí quedó seco.
Un trozo más arriba, en las Bárcenas, resonaban varios disparos, pero los jabalíes pudieron escapar del tiroteo. De ésta salvaron.
El que no pudo salvarse fue el jabalí que también cruzó el río en dirección a Lobá y Emiliano, el de Armaño, no se lo permitió. Dos disparos fueron suficientes para dejarle a merced de los perros.
“Atentos los que estáis en la Burdia y en la Pandilla, ahí llevan los perros jabalís…….”, anunciaba David por la emisora. “Acaban de cruzar por Resundias…...”. En la Burdia estaban de puesto Abelín y un trozo más arriba se colocó Manuel Relea. La Burdia es un puesto muy bueno, ya que los jabalíes tienen que descubrirse y cruzar los prados. No tardaron en llegar hasta allí los marranos. Venían dos y el que tuvo la fortuna de disparar fue Manuel. En principio dudó a cuál de los dos tirar. Los jabalíes venían casi emparejados y el cazador se decidió por el de mayor tamaño. “Cuanto más bulto, más posibilidades hay…...”, pensó en breves instantes. Un primer disparo sirvió para ver al jabalí caer de medio atrás y recuperar de nuevo la carrera. Pero no fue muy lejos, ya que Manuel le soltó un nuevo petardo y el marrano quedó en el sitio. Su compañero pudo cruzar, sano y salvo, en dirección a Toja. Seguro que al pasar junto a la ermita dio las gracias a San Pedro por salvarle de la quema.
Puente Vau también es un puesto que suelen frecuentar los jabalíes. Pero hoy estaba allí bien cubierto y José Antonio Llorente no quiso quedar en feo. En cuanto vio al marrano, le metió en la mira ya no le soltó. En cuanto comprendió que ya estaba en situación de atacar, le soltó un pepinazo que el jabalí acusó, de manera que anduvo unos diez metros para quedar tieso.
Muy cerca de allí, en la Varga, los perros de Francisco, el de Pendes, traían un jabalí. Venían casi pisándole los talones. De vez en cuando, el jabalí se paraba y les hacía frente. Pero el marrano no contaba con la presencia del montero que llegó hasta allí jadeante pero con el pulso suficiente para apretar el gatillo y dejar al jabalí libre para que los perros mordieran a su antojo. Era un buen ejemplar.
Francisco, el de Cosgaya, estaba en los Tornos de Ajón y estaba oyendo a los perros de Mena que venían de la mata de Salarzón. “Ahí me traen algo…....”, pensó. Y lo que le llegó fue un jabalí que a toda velocidad cruzaba en dirección a Sierra la Cal. Pero Francisco no se lo permitió y dos disparos fueron suficientes para verle patear durante unos instantes y a continuación quedar inmóvil.
Era ya casi mediodía cuando, un poco más arriba, los mismos perros levantan en Armiceu un jabalí que cruzó por las Huertas en dirección a la Sieta. Allí, en la cabecera de los prados estaba de puesto Felipe, que vio venir al marrano desde bastante distancia. Le dio tiempo a prepararse con relativa comodidad y esperarle. “Viene derecho a mi……”. Y como a Felipe se le escapan pocos, éste no iba a ser menos. Un disparo fue suficiente para verle rodar unos metros por la pendiente.
Otro que hoy se estrenó fue Javier Bada, de Cobeña, que estaba de puesto por debajo de los Llaos. Allí tenía buena visibilidad y podía otear un buen trecho de terreno. Y ahora, con los árboles sin hoja y los helechos tumbados por la nieve caída el día anterior, pudo ver a un jabalí que le venía derecho. Le dejó acercarse y le soltó un disparo que el marrano acusó, pero se dio la media vuelta y siguió corriendo, aunque con menos velocidad. Un segundo disparo sirvió para que el jabalí abdicara en su intento de huida.
Hace quince días hablábamos del acierto de Manuel Relea a la hora de disparar. En aquella ocasión mató tres jabalíes. Hoy quiso emular aquella hazaña, pero no pudo ser. Como queda dicho más arriba, Manuel estaba de puesto en la Burdia. Ahora se le presentó la misma situación vivida por la mañana: los perros le traían otra vez dos jabalíes. Al primero que asomó le tuvo que hacer dos disparos para verle inmóvil. Aún le dio tiempo de disparar al otro marrano, pero éste al oir los zumbidos cogió una velocidad de vértigo. Manuel le hizo otros dos disparos, pero en ésta ocasión el jabalí pudo escapar. Para descargo de Manuel decir que estaba ya bastante lejos.
Y así se dio por finalizada la cacería. Se escaparon varios jabalís pero hay que dejar alguno en el monte porque habrá nuevas “batallas”. Así que todos regresaron a San Pedro felices y contentos. Allí se hicieron la foto con los trofeos. Hay que reseñar el bonito gesto que tuvieron con un compañero que hoy no les pudo acompañar. Se trataba de Santi que tuvo la mala fortuna de romperse un tobillo en el trabajo. Así que a reponerse y pensar que los “jabalines” le estarán esperando en el monte hasta su regreso. |